La historia arranca en 1995, cuando Donés viajó hasta La Habana con la intención de grabar un videoclip de El Lado Oscuro, otra de las piezas que poco después se incluirían en su puesta de largo. Junto a él estaba su por entonces amigo, el productor audiovisual Fernando de France, quien no solamente compró los billetes de avión, sino que también se encargó de facilitar una maqueta del artista a un contacto suyo que tenía en el sello Virgin. Así lo recordaba él mismo en una entrevista que el pasado año concedió al diario ABC: “Como estoy bastante loco, y por entonces lo estaba más aún, se me encendió la bombilla y llamé a Pau y a otros seis amigos, compañeros con los que rodaba, y les propuse irnos para allá a grabar imágenes para hacer un videoclip, y preparar un paquete de presentación más profesional mientras esperábamos alguna respuesta de Virgin. (…) Y a mí me encantó una chica muy, muy delgada que vimos: La Flaca. (…) Pau Donés se enamoró tontamente de ella, pero no consiguió llevársela al huerto”.
Aquella mujer que conocieron en La Tasca, una discoteca al aire libre muy popular en El Malecón, se trataba de Alsoris Guzmán. Sin pensárselo le propusieron que hiciera de modelo para el videoclip y ella aceptó gustosa. “Nos citó al día siguiente en su casa para recoger sus cosas y al mediodía ya estaba instalada en nuestro hotel, compartiendo habitación con Eva Nielsen, en aquellos momentos la ayudante de dirección. Llovió sin compasión toda la semana, por lo que no pudimos rodar ni un metro de película, aunque sí descubrir, de la mano de Alsoris, esa Cuba que no sale en los catálogos de las agencias de viajes”, escribió de su puño y letra el propio Donés en 2017 en la autobiografía 50 palos… y sigo soñando, donde también confesó lo siguiente: “También durante esa semana hubo cambios en la logística del equipo. Alsoris se mudó a mi habitación (no porque le gustase más yo, sino más bien todo lo contrario, porque resultó que Eva le gustó un poquito más de lo normal), y Fernando (el director) pilló una ameba que le tuvo en el hospital cuatro o cinco días. Durante esa semana pasaron muchas cosas, pero la que más me afectó a mí fue el enamorarme perdidamente de ese coral negro de La Habana, de esa tremenda mulatona”.
Según el autor, justo el día antes de tomar el vuelo de vuelta a España “salimos a celebrar, volvimos al hotel de madrugada y ya en la habitación Alsoris, como cada noche, me dio un beso en la mejilla y se metió en su cama. Fui al baño y al salir, viendo a ese ángel negro enfundada entre sábanas blancas, no me pude reprimir: ‘Flaca, no me puedo ir de la isla sin haberme acostado contigo’. Ella sonrió, abrió los brazos y me dijo: ‘Ven, Pablito’”. No obstante, tal como se desprende de ese mismo testimonio, contra todo pronóstico no consumaron su amor. El músico continuó su relato afirmando en esas páginas que “me recosté en la cama, la abracé y el siguiente recuerdo que tengo es despertarme con el sol de la mañana dándome en la cara, abrazado a Alsoris, pero totalmente vestido. Fue tal la emoción que había sentido esos días que me había quedado dormido. Me levanté, agarré un lápiz y una hoja de papel, y sentado en mi cama y mirando a la Flaca dormida escribí, en apenas diez minutos, una poesía corta que relataba lo que había sentido por esa mujer durante esas dos increíbles semanas en La Habana”.
“Surgió un beso, pero ya; un beso en el autobús cuando íbamos en viaje por Cuba. Él era una persona tímida entonces, aparte de que éramos muy jóvenes; y a mí no me pidas mezclar el trabajo con otra cosa”, afirmó sorpresivamente la propia Alsoris en una entrevista publicada por el diario El Mundo en 2017. Según su testimonio, aquella cubana que en la actualidad vive en Milán no durmió al lado del músico por los mismos motivos que él recuerda. “Pone él en el libro que yo soy lesbiana. Eso no es cierto”, comentó, no sin antes agregar que aquellos españoles en La Habana no podían pagar habitaciones individuales para todo el mundo y a ella le «tocó con Pau desde el principio”. Sea como fuere, después de volver a España Pau Donés tuvo que formar la banda en tiempo récord porque los cazatalentos de Virgin Records, mientras él estaba a miles de kilómetros de casa, confirmaron que iban a acercarse al primer concierto de Jarabe de Palo en la barcelonesa sala Tarantos. En principio nuestro protagonista no tenía intención de tocar La Flaca, pero gracias a que cambió de opinión en el último momento aquella noche se acostó con un contrato firmado.
El País
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