“No soy jefe de una pandilla, soy el jefe del Estado mexicano” AMLO

El diputado local plurinominal del PAN Sergio Hernández Hernández, reelecto para el actual periodo aunque por la vía plurinominal, es el ejemplo más claro de lo que sucede con los jóvenes que llegan al poder sin experiencia política, con escaso nivel académico pero con una irrefrenable ambición económica y de poder que termina por volverlos locos: arrogantes, seres superiores, dueños de la voluntad ciudadana, irrespetuosos, serviles y arrastrados ante el poderoso y soberbios ante los humildes.

Este xalapeño de pacotilla, quien detrás de una máscara escondió su perversidad y ambición, fue enviado al Congreso Local por el dirigente estatal del PAN, José de Jesús Mancha Alarcón, poniéndolo al frente de la fracción mayoritaria de ese partido que llevó al poder a Miguel Ángel Yunes Linares gracias a la simpatía que los veracruzanos depositaron en el nativo de Soledad de Doblado y su esperanza para aplicar la ley contra los corruptos, comprometiéndose a combatir las bandas delictivas que se coludieron con los gobiernos anteriores.

Como es de todos sabido nada de eso cumplió Yunes Linares, el PAN echó del poder al PRI tras ochenta años de estar al frente del gobierno, saqueando las arcas y haciendo negocios al amparo del poder, pero se puso en el lugar en el que estaban sus adversarios para cometer los mismos actos de corrupción, de alianza con los delincuentes, y usaron el poder legislativo para componer las leyes a su conveniencia y para que el líder, Sergio Hernández Hernández, dispusiera de los recursos para su beneficio personal, además de usar el poder como si fuera dueño del Congreso a su servicio, compartiéndolo con el gobernador y el presidente del CEN del PAN, José de Jesús Mancha Alarcón.

Fueron tantos los excesos que cometió He-Man que violó el principal acuerdo que tuvo con los morenistas de cambiar la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopoco). No la soltó, se aferró a ella, y continuó al frente. Fue la diputada panista Cinthya Lobato Calderón quien no toleró los abusos del aprendiz de político encuerándolo en los medios de comunicación, al exhibirlo como corrupto, adicto y joven dispuesto a lo que fuera con tal de mantenerse en el poder, no haciendo política porque no sabía, sino a través de compartir los fondos del Congreso con gente como Pepe Mancha, a quien le asignó un jugoso convenio de publicidad con dos medios de comunicación que inventó, poniendo como propietaria a su mamá y así, muchos negocios que le redituaron fuertes sumas de dinero, confiando en que la llegada de Yunes Linares al gobierno del estado y el proyecto de imponer a su hijo permitirían estar en el poder cuando menos ocho años, tiempo suficiente para amasar fortuna.

El asunto es que Sergio Hernández aprendió todo lo que son las trampas y la corrupción, pero no a hacer política para servir a sus paisanos y con los resultados permanecer dentro de la política, hoy no es nadie, las posibilidades de que fuera candidato a la presidencia municipal de Xalapa se esfumaron, pasó de la presidencia de la Jucopo a estar en el anonimato y hoy se va perdiendo, solo le quedan dos restaurantes que construyó y abrió, uno en Xalapa y otro en Veracruz, “El Varadero”, sitios donde se reúnen alcaldes panistas y líderes de ese partido a planear sus trampas mientras Sergio Hernández “He-Man” hasta de mesero sirve.

Así terminan los políticos improvisados, los jóvenes que arriban al poder por suerte o gracias a que sus patrones los encumbran con todo e ignorancia. La política requiere conocimiento, cultura, aprendizaje, no es una actividad a la que se pueda llegar y permanecer con éxito sin antes haber hecho camino. Los que hoy están sin entender cómo llegaron, porque están en cargos importantes y cuáles son sus obligaciones, mañana volverán a sus orígenes, pero rodeados de enemigos porque no entendieron lo que es el servicio público o la representación popular.

La política es el arte de sumar para multiplicar y nunca restar para dividir.

Jalisco, CDMX y Xalapa, violencia

Tienen razón quienes se manifiestan en contra de la violencia que han provocado los elementos de las policías municipales y estatales en diversos lugares del país, que incluso han cobrado vidas. Ayer en Xalapa jóvenes vestidos de negro y encapuchados rompieron cristales y rayaron paredes de las instituciones bancarias Bancomer y Santander; el edificio del Diario de Xalapa; la torre de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), tiendas de ropa, la iglesia del Beaterio, las casas de empeño, ADO, y destruyeron las letras “Veracruz” recién colocadas en la plaza Sebastián Lerdo por el gobierno del estado. Lo que extraña es que ese tipo de manifestaciones tan violentas nunca las habíamos tenido, y que habiendo antecedentes de personas (jóvenes sobre todo) secuestrados y ejecutados, en cuyos crímenes han tenido que ver policías, las manifestaciones no se habían presentado hasta hoy.

En Xalapa, los jóvenes salieron a protestar por la violencia ejercida a manos de diversas corporaciones policiacas en las ciudades de Tijuana, Guadalajara y Xalapa, y que hay víctimas. La marcha de las mujeres y hombres encapuchados inició en el teatro “Ignacio de la Llave”, alrededor de las 12:30 horas de este lunes, y recorrió la avenida Manuel Ávila Camacho, se enfiló por la calle Ignacio Zaragoza, dio vuelta en la calle Primo Verdad y llego hasta Enríquez frente a Palacio de Gobierno y la Plaza Lerdo. A media calle de Enríquez, frente a Palacio de Gobierno, un grupo de encapuchados quemó un muñeco de cartón vestido con ropa que asemejaba a un policía, y otros más se fueron a romper las letras “Veracruz” colocadas de manera reciente por el gobierno del estado.

Según los manifestantes, esta protesta se hizo por la nula respuesta de las autoridades para investigar los delitos cometidos por policías en diversas ciudades de México.

Los jóvenes encapuchados utilizaron martillos y palos, para romper los cristales de los edificios y pinturas en aerosol que sirvieron para escribir mensajes como “Estado Represor”, “Estado Asesino”. En los carteles que llevaban escribieron “Oliver asesinado por policía de Tijuana; Giovanni asesinado por policías de Guadalajara; el cantante Carlos Navarro `El Área´, en Xalapa”.

Cuando el grupo de encapuchados llegó a la plaza Lerdo, los familiares y amigos del cantante rapero Carlos Navarro que protestaban desde las 11:00 horas en la calle Enríquez, se replegaron hacia las escalinatas de la catedral metropolitana. Ahí se reunieron los familiares y amigos del cantante rapero, mientras que los encapuchados rompían cristales, quemaban un muñeco policía, y rompían las letras de Veracruz. Posteriormente, los jóvenes de negro se dispersaron en grupos y comenzaron a caminar para perderse entre el resto de peatones que pasaban por las calles del centro.

Por su parte, los familiares y amigos de Carlos Navarro que estaban en las escalinatas enviaron un mensaje para aclarar que ellos no participaron en el grupo de encapuchados y tampoco rompieron cristales. “La violencia no se combate con violencia, no queremos dar motivos para que al rato vean mis tatuajes, y me desaparezcan, queremos justicia y solamente eso, no venimos pegándole a nadie, sólo queremos justicia para la madre de nuestro amigo, para sus hijos, queremos respuesta del gobernador que no nos dio la cara. Se lo llevaron vivo y los policías nos lo entregaron muerto” señalaron.

¿No les parece sumamente raro este asunto?

Reflexión

Al periodista Raymundo Jiménez García, mis felicitaciones por el premio nacional de periodismo que le acaban de entregar. Bien ganado y muy merecido. Una carrera profesional que ojala sirva de ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas que tratan de hacer del periodismo una profesión ejemplar como la suya.

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