El año anterior hubo dos masacres en el sur de Veracruz que cimbraron a la sociedad de aquella zona azotada desde tiempos de Fidel y Duarte por una ola de crímenes bárbaros. La primera ocurrió el 19 de abril en la palapa Los Potros de Minatitlán con un saldo de 13 personas muertas, entre ellas un menor de un año. La segunda fue el 28 de agosto en un antro de Coatzacoalcos llamado El Caballo Blanco donde murieron 30 personas.

Tanto el Gobernador Cuitláhuac García, como el secretario de Gobierno Eric Cisneros, exigieron al entonces Fiscal Jorge Winckler que diera celeridad a los casos y encontrara a los culpables “de lo contrario que presente su renuncia”. Y estuvieron duro y dale, duro y dale, duro y dale hasta que lo corrieron.

Una semana después de la masacre de Coatza, Cisneros dijo sobre Winckler: “No hay confianza; todo el mundo sabe que este señor no es un fiscal para los veracruzanos, defiende los intereses de un pequeño grupo político”.

Por su parte y al referirse a ambas masacres el Gobernador declaró: “Me comprometí en lo de Minatitlán y cumplí, así como me comprometo en lo de Coatzacoalcos y voy a cumplir”.

¿Qué cumplió en lo de Minatitlán? Quién sabe. La Fiscalía de Winckler detuvo a un sujeto (un tal Adrián N), pero faltan otros. López Obrador visitó a los deudos y les dijo “No están solos, tienen el respaldo total de mi gobierno” Y por medio de la Secretaría del Bienestar les entregaron a algunos (no a todos) una tanda de 6 mil pesos. Y listo.

En el caso del Caballo Blanco no hay nada, a pesar de que fue uno de los pendientes que se comprometió a resolver la flamante Fiscal Verónica Hernández Giadáns desde que fue impuesta en esa dependencia hace más de ocho meses.

Pero mientras eso sucede y para que vea el gobierno quien manda en Veracruz los hechos cruentos continúan.

Este viernes se suscitó en Tierra Blanca otra masacre en la que una de las víctimas fue Francisco Navarrete, director del periódico El Sol de Tierra Blanca, junto con cinco personas más.

Este individuo había sido detenido en 2016 acusado de la desaparición y muerte de cinco jóvenes en enero de ese año y de pertenecer al Cártel Jalisco Nueva Generación. Estuvo en prisión hasta agosto del año anterior cuando fue puesto en libertad por fallas en el debido proceso. De regreso en Tierra Blanca fundó su periódico y presumió su cercanía con personajes como el propio Cuitláhuac García y la diputada Margarita Corro, su comadre y amiga de la infancia.

Francisco se encontraba amenizando un festejo en el salón “Yeemanya” y cuando se despedía se escucharon unos disparos. Un video lo muestra en el momento en que desenfunda su pistola, corre y ahí se congela la imagen. Segundos después cayó abatido en un hecho de sangre donde hubo en total seis muertos y dos heridos.

Estas tres masacres han ocurrido en apenas un año ocho meses de gestión de Cuitláhuac García y ninguna se ha resuelto, como tampoco se ha resuelto el rosario de feminicidios y decenas de asesinatos en la que es considerada hasta ahora la más violenta administración estatal de la historia.

En su alegato frente a los diputados Hernández Giadáns aseguró ser apta para el puesto de Fiscal y bueno, ya lo tiene. Ahora que demuestre de qué está hecha.

Entre el titipuchal de trabajo que ya la debe tener agobiada, la están esperando esas tres masacres sin resolver que marcarán al sexenio de Cuitláhuac García si no lleva ante un juez a los responsables. Pero eso no es todo; si esas tres masacres quedan impunes la marcarán a ella de por vida como una Fiscal que nomás no pudo con el paquete. Y le darán la razón a juristas, magistrados y académicos que alertaron desde hace meses sobre su manifiesta incapacidad e ineptitud para ejercer el cargo.

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