“Jorge Yunis Manzanares es, sin duda, el que más sabe de corrupción institucional”. Mario Tejeda

La obligación de un gobierno, de cualquiera de los tres niveles, es comunicar a sus gobernados sobre las obras y acciones que van realizando con el dinero de los impuestos que les entregamos por todos los conceptos, casi, casi, hasta por respirar.

Es a través de los medios de comunicación, los más leídos, los más visitados o los más vistos, que debe cumplir con esta obligación que permite transparentar el destino de los fondos públicos.

Así las cosas, los medios de comunicación, empresas privadas cuyos ingresos son diversos y a los que el estado no tiene ninguna obligación de mantener porque esa no es su función, tienen toda la libertad de emitir o publicar opiniones diversas en el ejercicio pleno de la libertad de expresión.

Esa es la visión que nos inculcaron en la Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana nuestros maestros, y con la que crecimos ejerciendo el trabajo de periodistas o de directores de comunicación social, hasta que fuimos testigos de cómo se fue descomponiendo esta sana relación medios-estado desde el momento en que las facturas de los medios comenzaron a circular en las oficinas de gobierno, no como respaldos de publicaciones oficiales hechas sino como negocio entre el funcionario del gobierno que las tramitaba y el corrupto seudoperiodista que las conseguía para hacer negocio.

Todo el trayecto de la corrupción que hemos visto desde gobiernos como el de Miguel Alemán Velasco para acá, con los famosos “convenios de publicidad”, lo hemos descrito en APUNTES anteriores haciendo hincapié en que eso solo vino a crear una caterva de charlatanes del periodismo, quienes de un día para otro se convirtieron en empresarios de la comunicación, gracias a la terrible corrupción que se vivió en los últimos gobiernos cuando llegar a la Coordinación de Comunicación Social, o jefatura de prensa del gobierno, equivalía a hacerse rico traficando convenios de publicidad y gestionando el pago de factura de las que el 50 por ciento era para ellos y la otra mitad para el charlatán del periodismo.

Los tiempos en que la obligación como encargado de comunicación social de una dependencia era tener los registros reales de la cantidad de ejemplares que imprimía un diario; la audiencia real de una difusora o los alcances de Televisa y luego TV Azteca, para contratar los servicios o espacios en esos medios para cumplir con nuestra obligación de difundir al mayor número de paisanos los mensajes que nos interesaba que le llegaran, pasó a la historia.

Hoy, ante tanto charlatán que se la pasa persiguiendo funcionarios para proponerles “negociar un convenio” u obtener una lana, los medios profesionales, serios, dejaron de ser importantes para los mercenarios de la comunicación que prefieren dar una limosnita a un falso periodista y ganar la mitad de esa maiceadita, que cumplir cabalmente con sus obligaciones de difundir lo importante que se hace en la dependencia para la que sirven.

No entienden que no entienden. Y ni modo, en esta mecánica que fue la misma que usó Miguel Ángel Yunes, antes Javier Duarte, no les aguarda un futuro muy prometedor, al contrario, los medios ahí seguirán viviendo de la publicidad comercial y ellos terminarán su plazo como funcionarios antes de lo que calcularon cuando ganaron de manera tan arrolladora la pasada elección.

Sánchez Montiel, un profesional del atraco

El pueblo de Coatepec debe abrir los ojos ante la ineptitud de Enrique Fernández Peredo y su equipo de mapaches, un harén masculino a su disposición que permanece, de tiempo completo, en el palacio municipal. Pero la popular “Kika” puede salvar el pellejo si despide a un profesional de la corrupción, Carlos Sánchez Montiel, quien primero como alcalde suplente en 2004, saqueó las arcas de la Comisión Municipal de Agua, pidiendo millones de pesos para liquidar sueldos y aguinaldos de la administración municipal de ese año, así como cuando fue administrador de la CMAPS de Coatepec, y ahora como asesor general del alcalde.

Como todos los paisanos de Coatepec saben, en cualquier lugar de la administración en que se pinche, sale pus, pero la principal presea es la Comisión Municipal del Agua de Coatepec, donde 36 millones de pesos anuales son manejados por Norberto González Vásquez, Tesorero de Cosautlán, un oscuro personaje exbrazo derecho en la administración del fraudulento Luis Alberto Pozos Guzmán cuando fue alcalde de Xico, quien sin nombramiento en ninguna área de la CMAS Coatepec, recibe el dinero que pagan los ciudadanos por el servicio de agua.

El contralor de Cosautlán, Freddy López Espejo, debería aplicar la ley y despedir a Norberto, por no presentarse a trabajar en Cosautlán, donde nadie lo conoce; en cambio, en las oficinas del agua usurpa las funciones de Eduardo Hernández Morales, subdirector administrativo de CMAS Coatepec. La Contralora Interna, Mónica Elizabeth Villa Corrales, debe poner atención a ese ilícito, igual responsabilidad tiene el director Denis Hernández Zamora, ¿o acaso son cómplices? De ser así, solo queda preguntarnos  si el ciudadano Antonio Murrieta Cervantes, que supuestamente es el representante de los usuarios ante la CMAS sirve para algo.

No será que los millonarios fondos estén destinados para las campañas, porque el reciente nombramiento de Luis Antonio Ávalos Amaya, incondicional de los hermanos Abel y Andrés Cuevas, indica que los usuarios del agua del municipio de Coatepec solventarán las ambiciones de estos políticos corruptos… Vamos de mal en peor.

Veracruz, en el pico de la pandemia   

Durante una entrevista radiofónica que le concedió ayer al periodista Ramsés Yunes Zorrilla, el Subsecretario de Salud Hugo López Gatell confirmó que el estado de Veracruz está llegando al llamado pico de contagios por coronavirus y es el quinto lugar con más casos acumulados a nivel nacional. “Veracruz todavía no, Veracruz está llegando a la zona del acmé y este es un momento crítico, porque es donde se va a definir claramente si empieza o no el descenso”, dijo.

Por su parte, la Secretaría de Salud de Veracruz informó en su reporte nocturno que se avanza hacia el momento más crítico de la pandemia, por ello es indispensable se acaten estrictamente las medidas sanitarias que, gracias a la responsabilidad de muchas personas, han funcionado; de ahí que en los hospitales haya capacidad de atención.

La dependencia, pidió evitar el desplazamiento entre ciudades o municipios, sobre todo si en el lugar de procedencia el índice de contagios es elevado; mientras que en el sector económico, podrán laborar solamente quienes realicen actividades esenciales.

Otra indicación es que cuando exista un fallecimiento, los parientes o allegados no pueden estar cerca por haber un riesgo latente y en los funerales también hay que mantener la sana distancia, incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide a la familia no manipular el cuerpo, que el sepelio dure menos de cuatro horas, un número de asistentes menor a 20 y que el ataúd permanezca cerrado en todo momento.

El arte de la simulación

Los médicos y enfermeros ya dejaron claro que no les interesan «alabanzas inútiles»  y se deduce que tampoco donaciones; quieren  becas y pensiones para los familiares de quienes fallezcan por el virus y, antes que nada, un aumento del 30% al salario de los trabajadores de base que se encuentran en los hospitales y unidades de atención a los contagiados.

Le están pidiendo cuentas al gobernador acerca de más de 4 mil millones de pesos que en el presupuesto se destinaron para la prevención y control de riesgos sanitarios, y adquisición de medicamentos y equipo.

En comparación con esas cantidades, la donación que algunos proponen sería como llevarles juguetes en Navidad a niños que requieren alimentación y necesitan ropa.

Solo serviría para tranquilizar las buenas conciencias y sentir que «ya cumplimos».

No olviden que si no fuera por algunos periodistas y otros ciudadanos responsables, el hijo de Bartlett ya se hubiera embolsado no sé cuantos millones con la venta de ventiladores y equipo médico.

Y volviendo al Tren Maya, me acabo de enterar de que la empresa que ganó la licitación para construir el tercer tramo es la misma que hizo los segundos pisos en el DF, qué coincidencia.

Reflexión

O sea que, según Hugo Vázquez Gatell, 8 de cada 10 veracruzanos no sentirán los síntomas del Covid-19, gracias a los esfuerzos del gobernador Cuitláhuac García Jiménez. Flaco favor le hacen al góber al quemarle tanto incienso, absurdo e innecesario.

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