El desarrollo de proyectos con estudiantes de posgrado dentro del Laboratorio de Robótica del Centro de Investigaciones en Inteligencia Artificial (CIIA) de la Universidad Veracruzana (UV), no se ha detenido por las medidas de distanciamiento social ante el Covid-19, incluso prepara una versión de prototipo que busca medir la temperatura de las personas, conocido como Covid-19 Patrolbot.
La investigación contempla el desarrollo de un robot capaz de detectar fuentes de calor; sin embargo, debido a las medidas de distanciamiento, el académico continuó su propuesta, basada en dicho robot, desde su casa.
“En principio lo que hicimos fue un robot que se quedó en el laboratorio del CIIA y la filmación la realizamos el último día que acudimos”, comentó.
Este robot es capaz de detectar personas o fuentes de calor y si detecta temperatura elevada, verifica si es una persona; de esta manera se busca exponer al contagio el menor número de gente posible, considerando en primer término a los trabajadores de la salud.
El prototipo construye el mapa del sitio a medida que se desplaza
Marín Hernández refirió que este prototipo tiene dos objetivos: el primero está relacionado con uno de los cursos que actualmente imparte, Introducción a la Robótica, “del que desafortunadamente mis estudiantes se quedaron sin tener disposición a la plataforma robótica”.
El segundo objetivo se relaciona con la implementación de las medidas de contingencia por la pandemia del Covid-19, “uno de los propósitos de este curso fue aportar algo que pudiera ayudar a reducir la exposición de las personas al coronavirus; juntando ambas necesidades, hicimos un pequeño proyecto que inició antes de ingresar en el periodo de distanciamiento”.
Explicó que desde casa “lo que hicimos fue implementar interacción a distancia a través de servicios web y servidores de datos para trabajar en un solo robot, afortunadamente tenemos la ventaja de que había adquirido para mi casa dos robots aspiradoras, que son comerciales y asequibles, pero no son programables”.
Fue a través de un adaptador que conectaron una computadora y otros sensores más al robot, “así tenemos una plataforma robótica de bajo costo con la cual podemos experimentar junto con mis estudiantes de robótica, quienes pueden hacer ejercicios desde sus casas y simultáneamente podemos trabajar sobre nuestra investigación que busca generar aportes”.
Detalló que la contribución de este robot es la implementación de una plataforma con un equipo de cómputo y un sensor RGBD, similar al dispositivo Kinect de la consola de videojuegos Xbox al que adicionalmente le instalaron una cámara térmica que está montada sobre una tarjeta Raspberry.
Con estas modificaciones el robot puede construir el mapa de un sitio y una vez elaborado puede navegar en este espacio; por ejemplo, en un hospital puede estar en la entrada principal o desplazándose en los pasillos.
Mientras el robot avanza en determinado sitio va buscando personas, ello a través del sensor RGBD y en caso de detectar a un humano, alinea su cámara térmica con respecto al individuo y puede medirle la temperatura.
Adicionalmente, el robot puede medir a todas las personas que abarque su campo visual; por ello las ventajas, comparadas con un empleado que deba estar midiendo la temperatura en un lugar determinado, es que evita la exposición de los trabajadores al virus.
En segundo lugar, las personas que se desplacen en el sitio no tienen que detenerse para que el robot les mida la temperatura, “el robot conforme avanza va midiendo la temperatura de las personas, por lo cual no genera filas, que también incrementa las posibilidades de contagio”, dijo el investigador.
Subrayó que este prototipo significa “una propuesta muy económica y estamos solucionando la misma situación objetivo del robot que se creó en el laboratorio, el cual incluye sensores láser y equipo de un mayor costo”.
Los alumnos con quienes desarrolla este robot son de posgrado y su nivel es avanzado, lo que permite buscar temas de investigación innovadores; el año pasado hicieron un robot que atendiera en un restaurante y en 2020 decidieron enfocarse en la pandemia, comentó.
Uno de los primeros resultados que se obtienen de este trabajo es confirmar la factibilidad de este tipo de robots más sofisticados, con nuevos sensores y hardware, “pero lo importante aquí es el software que nosotros diseñamos, porque es el que le da vida a una plataforma como éstas para que pueda hacer cosas más interesantes”, remarcó.
Marín Hernández recibió la invitación de la Dirección General de Investigaciones (DGI), la cual a su vez atendió el llamado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para desarrollar un proyecto relacionado con la atención ante el Covid-19; la propuesta resultante consiste en elaborar una decena de robots de bajo costo para destinarlos a centros de salud del país.
El investigador detalló que el robot aspiradora es de baja altura y se necesitaba ubicarlo al nivel de las personas, por ello para cambiar esta situación se llegó a una solución sencilla. “La estructura está soportada sobre tubos de PVC de tres pulgadas que tenía en casa; sobre ellos montamos el dispositivo y le colocamos las cámaras, así logramos un robot de un 1.20 metros de altura, no uno de 15 centímetros de altura”, dijo.
“Estamos trabajando soluciones pertinentes con materiales que pueden ser de uso común, pueden tener un impacto a nivel social por el costo de su construcción”.
El Covid-19 Patrolbot desarrollado en el laboratorio del CIIA tiene un sistema muy especializado de láseres y de cámaras, alcanzando un costo que ronda el millón de pesos; este robot desarrollado durante la contingencia tiene un costo de 80 mil pesos aproximadamente y atiende los objetivos del otro.
Como detalla el sitio de Facebook: UV Robotics Lab, “El prototipo Covid-19 Patrolbot, mientras patrulla detecta personas y mide su temperatura para detectar si alguien debe estar aislado.
Un cambio radical, un trabajo factible
Respecto a las condiciones en que actualmente imparte sus experiencias educativas, tanto a los estudiantes de posgrado como de licenciatura, Marín Hernández dijo: “Ha sido un cambio radical; las condiciones de laboratorio nunca van a ser las mismas, afortunadamente para nosotros la pandemia llegó en un momento en que el trabajo en la nube es factible; creo que particularmente quienes estamos en el CIIA tenemos el conocimiento y el interés por utilizar este tipo de plataformas y acostumbramos a nuestros alumnos a trabajar en equipo y con protocolos de programación en la nube, que nos ha facilitado muchísimo las cosas”.
Reconoció que gracias a estas condiciones pudo continuar su labor de docencia e investigación, “si no hubiera sido por eso, el trabajo que estoy desarrollando hubiera sido imposible porque le encargo a mis estudiantes que elaboren un software, ellos lo envían o se conectan a la computadora en mi casa y pueden estar corriendo bien un simulador. Aunque no tenemos un equipo como el que existe en la Universidad, particularmente el del laboratorio que es muy bueno, no se reduce la investigación y afortunadamente muchos de nosotros ya habíamos entrado a este tipo de dinámicas de trabajo”.
Por otro lado, en las clases de licenciatura “los estudiantes están comenzando a ver que esto es posible”. En tal sentido, recordó que lleva más de 10 años utilizando la plataforma Eminus y señaló que a los estudiantes de licenciatura les inculca la posibilidad de hacer uso de este tipo de recursos.
“La UV tiene las plataformas fundamentales para el trabajo y ahora nos llegó de sorpresa esta situación, pero pudimos habernos preparado en este tipo de plataformas para este tipo de eventos”, advirtió el investigador.
Por ello consideró que las nuevas tecnologías que se están utilizando en estos momentos para continuar la enseñanza de manera virtual pueden ser complementos de la labor docente a partir de este momento.
UV/David Sandoval