En medio de la pandemia del Covid-19, más de 200 abuelitos refugiados en cuatro albergues y casas hogar en Coatepec, Veracruz y Boca del Río, -la zona más alta de contagios- viven en la incertidumbre ante las necesidades de más alimentación y cuidados para evitar un brote en esta población vulnerable.

Entrevistados por AVC Noticias, los encargados de cuatro albergues narran que el encierro conlleva restricciones, mayor demanda de alimentos y productos de higiene, y la urgencia de equipo protector para los colaboradores que pasan sus días y noches al cuidado de personas vulnerable.

Advierten que la falta de protocolos claros y atención por parte de las autoridades del Gobierno del estado y la Secretaría de Salud los pone en un riesgo inminente que los obliga a pedir la ayuda de la población.

Desde el 30 de abril pasado, estas casas hogar y asilos se unieron para pedir a la Jurisdicción Sanitaria 8 de Veracruz, apoyo para obtener productos de protección como cubrebocas N95, overoles y googles para el personal.

La respuesta fue que la petición debieron hacerla a la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris). Aún así en abril pasado dejaron el oficio que no ha sido contestado.

«Para nosotros si es prioridad la salud y bienestar de los adultos mayores porque si nosotros no los protegemos o no podemos la ayuda, ¿quién lo va a hacer?. Qué Dios nos proteja y que no nos vayamos a contaminar”, lamenta María Teresa Mendoza del asilo Cogra.

El temor aumenta con los primeros casos de contagio en un asilo, pues aunque los siete pacientes se reportaron en un asilo de Nuevo León, el riesgo de que esto ocurra en Veracruz es algo que preocupa a quienes están a cargo de los adultos mayores.

Se buscó también a autoridades del Asilo Sayago en Xalapa para, pero se negó a dar información argumentando que la Secretaría de Salud se los tiene prohibido.

¿Cómo alimentar a una familia de 60 personas?: Asilo Cogra

La encargada del Asilo Cogra, María Teresa Mendoza, se adelantó y desde que supo sobre la existencia del primer caso de COVID-19 en el país restringió las visitas de familiares y amigos de los 58 adultos que ahí viven.

En este albergue la creatividad ayudó a vencer los altos costos de los insumos; Teresa vio cómo hacer algunas caretas para el personal y las elaboró para ahorrarse cientos de pesos que cuesta cada una; antes de la pandemia lograron adquirir 50 con un costo de mil 500 pesos, por lo cual ahora Teresa hace los cubrebocas para no gastar en eso.

El protocolo y el equipo de protección a veces acalora, lastima o molesta a los 17 cuidadores — cinco de los cuales duermen ahí—, pero son necesarios para evitar el posible contagio por COVID de quienes ahí habitan, incluida Teresa por condición de hipertensión y diabetes que son causa de doble preocupación para ella.

A estas alturas las donaciones son esenciales para la subsistencia de dos pacientes psiquiátricos, uno de ellos una mujer de 24 años de edad y los adultos mayores cuyas edades fluctúan hasta los 94 años, algunos con demencia o Alzheimer.

Pero la escasez que ha empezado a registrarse en algunos productos y el acaparamiento de otros, ha provocado un mayor gasto pero una menor cantidad de alimentos; cada semana se surten de alimentos en el mercado Malibrán, generalmente compran los productos por costales, pero con la variación del precio los 4 mil pesos que destinan para ello alcanza para cada vez menos.

A ello se suma la compra de agua, leche, pañales, cloro, fabuloso, y otros gastos derivados de la pandemia como los guantes y cubrebocas.

«Todo esto nos consume más, solo el Gobierno municipal nos apoyaron porque nos llevaron despensas, un poco de todo, pero alimentar a más de 60 personas más empleados es mucho. Yo pregunto, si en una familia de cuatro personas es difícil imagínate una familia de 60 y tantas personas».

Albergue Doña Nico, casi 100 abuelos aislados

El Albergue «Doña Nico», de Nicolasa Ruiz, ahora con más de 60 años y padeciendo diabetes, atiende a 95 adultos mayores en condición de vulnerabilidad.

Daniel Escalante Ruiz, colaborador de este albergue, narra que aquí viven quienes están en total desamparo y que al no tener familia no pueden ser enviados a la calle; sin embargo, las donaciones han disminuido producto de la pandemia por el SAR-Cov2 y con ello el panorama es cada vez más difícil.

«Las donaciones están casi paradas, es un efecto dominó, se para el comercio y la gente también deja de percibir su salario y el dinero que ellos destinaban a la caridad se deja de dar; la hemos visto bastante difícil pero como dicen Dios aprieta pero no ahorca», pues cuenta que cuando ven el tortillero vacío siempre hay una llamada que salva el día y les dice que envió el alimento como donación, así como otros productos.

«Nos hablan, nos dicen que nos van a mandar tortilla; los famosos servicios de moto nos mandan algunas cosas; nos hablan y nos dicen que nos mandan tomate, verdura, pollo, y Dios aprieta pero no ahorca, por eso seguimos bridando el servicio a la población vulnerable».

Se han comenzado a racionar los alimentos para intentar reducir el gasto, porque mientras antes se servía hasta medio litro del alimento, ahora se ha limitado a una porción por persona, pues diariamente se preparan 60 litros de café por la mañana, lo mismo que para el atole de la noche; además se cocinan hasta 8 kilos de frijol y arroz diariamente.

«Ahora les decimos que no pueden repetir; para el gas tenemos un fogoncito y lo usamos para evitar le uso del gas y hay una maderería que está cerca que nos regala los retazos de madera y con eso hacemos la leña».

Por ahora, «doña Nico» solo observa todos de lejos por temor al contagio debido a su condición de salud, pero sus 10 colaboradores extreman precauciones, por lo que solo una persona sale a comprar suministro.

Asilos toman la iniciativa a falta de protocolos

En el Hogar de Abuelitos Casa Mayor también se han tomado medidas para evitar los contagios por coronavirus, pero tuvieron que usar aquellos dictados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a que el Gobierno del estado ni siquiera se acercó a dar lineamientos, según señaló su representante Óscar González de la Llave Marín.

En este lugar se tiene una población de 25, por ello una de las medidas que implementaron es evitar que sus 15 colaboradores usen el transporte público y para ello otorgan un servicio de transporte para su personal.

Además, en la entrada de este hogar se dispuso una mesa para la recepción de productos, en donde son sanitizados y se restringieron las visitas; en casos excepcionales se permite la entrada de una persona con una distancia de la menos tres metros.

A fin de lograr que el ánimo de los abuelitos no decaiga, Óscar cuenta que se han implementado medidas para lograr que hablen con sus familiares.

Así, a través de la jefa de la Unidad de Control, Berta Salomón, se realizan videoconferencias entre los adultos mayores y sus familiares como una forma de evitar que los abuelitos se depriman.

Mientras tanto, en este lugar ya habilitaron un espacio para aislar a quienes presenten algún síntoma característico del nuevo coronavirus; por ello, lamentó que la Jurisdicción no haya atendido su solicitud de entrega de cubrebocas N95, overoles, protección para camilleros.

En Coatepec, 24 abuelos en abandono por parte de sus familias

La Casa del Anciano de Coatepec actualmente atiende a 24 abuelitos, en su mayoría en completo abandono, por eso un trabajador cuenta que han prohibido las visitas y se tiene un protocolo para garantizar la salud de ellos y los colaboradores.

«Nos dieron instrucciones y hay restricción total, nadie puede visitar a los abuelitos»; sin embargo, han recurrido a la tecnología para permitir que los pocos adultos mayores con familia puedan comunicarse a través de videollamadas.

Esto ha generado que al menos de momento ninguno de los adultos mayores estén contagiados o pudieran presentar si quiera un cuadro de gripe.

Adicionalmente, los colaboradores tienen que llevar un cambio de ropa y se implementó en la entrada un área de desinfección que incluye una tina con agua y cloro.

En cuanto a las donaciones, el trabajador reconoció que a raíz del inicio de la pandemia cada vez reciben menos apoyos, a pesar de que las necesidades más apremiantes son pañales, cubrebocas; así como productos d canasta básica, arroz, frijol, aceite y atún.

«Antes nos llegaban despensas, pero por la situación se ha discontinuado eso; nadie nos hace donaciones de material o alimentos y son cosas que sí necesitamos. Quieren lo deseen pueden tocar el timbre y nosotros recibimos en la reja».

¿Cómo Ayudar?

Ante la urgencia de apoyos ciudadanos para seguir manteniendo estos asilos, quienes estén interesados pueden marcar a los teléfonos de cada sitio o bien acudir a sus direcciones.

Aquí le presentamos los nombres y direcciones de asilos que están recibiendo ayuda en especie o económica:

  • Asilo Cogra
    Dirección: Cultura 341 de la colonia Miguel Hidalgo en el Puerto de Veracruz
    Cuenta bancaria: Scotiabank 05509040544 a nombre Comedor Gratuito Cogra
  • Hogar de Abuelitos Casa Mayor
    Dirección: Cherna número 1240 en el fraccionamiento Costa de Oro, con la encargada de la Unidad de Control, Berta Salomón
    Teléfono (229) 130 2797 ó (229) 1622525
  • Albergue Doña Nico
    Dirección: José Hernández Sierra número 19 en la colonia Villa Rica en Boca del Río
    Se pueden comunicar al teléfono 9213989
  • Casa del Anciano Coatepec
    Dirección: Roberto Amorós en el centro de Coatepec
    Teléfono: 2288161080

AVC/Perla Sandoval

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