Como comenté ayer, el pasado 18 de marzo se cumplieron diez años de la muerte de don Guillermo Cházaro Lagos, para conmemorarlo, su nieta Arantxa Peláez Cházaro se propuso la grabación de un disco que constará de diez cartas, en formato de canción, dirigidas a su abuelo. Algunas son diálogos que quedaron pendientes; otras, actualizaciones de los sucesos actuales; algunas contienen preguntas y hay, incluso, confrontaciones. La primera canción salió en marzo, el mes del aniversario, y las otras irán publicándose a lo largo del año. Se trata de un proyecto íntimo del que nos habla ella misma:

«Acabo de sacar el primer sencillo de un disco que estoy haciendo en homenaje a mi abuelo, Guillermo Cházaro Lagos, por los diez años de su muerte. El disco se llama Diez cartas a mi abuelo y al final contendrá diez canciones que son pláticas imaginarias con él. Esta primera pieza se llama Carta 1: La Leyenda del Rey Sol y está basada en un escrito, que encontré en una de sus libretas, titulado La Leyenda Olmeca del Rey Sol, en él hace un relato acerca de la cosmovisión que se desarrolló en torno al río Papaloapan a lo largo de, al menos, dos periodos históricos. Para esta primera carta también me sirvió mucho de inspiración un recorrido que mi tía Rocío [Cházaro] le narraba a él por el río, para que imaginara su tránsito por el Papaloapan. Yo tenía material de mi abuelo desde hace mucho, a partir de que murió empecé a ordenarlo y a buscar cosas que no hubiera publicado antes u otras que sí, pero que no se conocieran tanto, o, en todo caso, que me atraparan por alguna razón, como esta leyenda que fue lo primero que me conectó con su muerte porque siempre nos habló de la muerte y de la vida a partir de esta creencia; realmente creía en ello y, de hecho, pidió que lleváramos la mitad de sus cenizas al río y la otra mitad a Corral Nuevo —su pueblo natal—, lo mismo que después pidió mi abuela para ella.

«Para mí era importante que ésta fuera la primera de las cartas porque quería empezar por el final. Hay una parte de la letra que dice ‹sabes que este viaje comenzó cuando te fuiste› porque a partir de su muerte empecé una reconstrucción de mi propia memoria y tal vez también de un pequeño fragmento de nuestra memoria colectiva. Así he ido armando las piezas de este rompecabezas compuesto no solamente de lo que viví con él, sino también de historias que él me contó de su tierra y que forman parte de ese imaginario que a su vez pertenece a toda una cultura.

«Este año, mi Papito Guillo, como le decíamos sus nietos, cumple diez años de muerto y desde al año pasado me surgió la idea de hacerle un regalo, pero mi idea no era hacerle un homenaje como cuando un personaje cumple tantos años de muerto y lo hacen como acto protocolario. Más allá de que yo quisiera que la gente se enterara de que lo estoy homenajeando, me encantaría que mi generación se acordara un poco más de aquellas personas que, en muchos sentidos, han sembrado las semillas para que ahora podamos disfrutar de una tradición musical como el son jarocho ––la décima en cualquier contexto: fandango, radio o escenario–– y todo lo que se hizo a través de ella; actualmente, la décima también forma parte de esa tradición, aunque muchos no lo quieran reconocer. Pero mi intención principal no viene de la ambición de que el material le guste a la gente o de hacer algún tipo de conciencia de nada. Lo único que quiero es recordar a mi abuelo, platicar con él y compartirles eso que es tan íntimo para mí, porque creo que vale la pena que no se quede en mi mente rondando o guardado en un cajón. Claro que si estas diez cartas les provocan o les hacen sentir algo, me dará mucho gusto.

«No en todas las cartas, pero casi en todas, hay una primera parte que corresponde a su voz y en la que hay alguna décima que no haya publicado o alguna anécdota o vivencia o, como en este caso, una leyenda; y una segunda parte que es mi respuesta, a veces preguntándole, recordando algo, diciéndole cómo han cambiado las cosas sobre alguna cuestión o confrontándolo. Mucha gente dice que los descendientes de figuras que representaron algo para alguna comunidad idolatramos a nuestros muertos, yo creo que sí, que a muchas personas nos puede llegar a pasar, pero podrán pensar, tal vez, que hay algún tipo de admiración ciega y, en mi caso, no es así precisamente, yo quise muchísimo a mi abuelo, pero de su trabajo hay cosas que me encantan y otras, no tanto. Quienes le conocieron saben que fue una persona muy solidaria y amorosa, nos enseñó a construir relaciones horizontales, a concebir el respeto desde un lugar que no era el del autoritarismo. Sin embargo, también había ideas en las que no coincidíamos y no tuve ni el atrevimiento ni la madurez como para discutir con él sobre esos temas, por ejemplo, sobre temas políticos. Y ahora que en México por fin empiezan a suceder acciones, desde distintos feminismos, para combatir el machismo y la violencia contra la mujer, me hubiera gustado mucho platicar con él sobre ello, porque es muy interesante y muy necesario hablar sobre lo que está sucediendo en ese sentido y mi abuelo, aparte de poeta y lector asiduo, era un gran conversador. Es cierto que hay mucha desinformación, tabúes y resistencia al respecto, pero también creo que, a distintas escalas, sí está surtiendo efecto, sí está revolucionando nuestras dinámicas sociales y muchas personas estamos cambiando nuestras formas de relacionarnos. En mi adolescencia, empezaba a darme cuenta de cosas que no me gustaban, sin embargo no sabía por qué o no conocía un nombre para llamarles y ahora las puedo ver y puedo decir ah, por eso me molestaba, o esto es lascivo por tal cosa. En México tenemos el patriarcado metido hasta la médula, por eso, salir de ese sistema y replantearnos las formas en que nos relacionarnos es un reto para todos y para todas, tal vez para algunas personas mucho más, pero lo es para toda la gente. Me hubiera gustado mucho platicar con él de todo lo que vivo ahora como mujer dentro y fuera de la música, ya que mi abuelo tenía formas pensar muy de antes y otras que me sorprendían por su apertura. Por eso escribo estas cartas, para poder platicar con él del pasado y del presente.

«Éste es el primer sencillo, la idea es que a finales de junio salga la segunda carta y a principios de septiembre salga la tercera carta, después haré una pausa para grabar las otras siete cartas y en diciembre, si todo va conforme a lo planeado, estará saliendo el disco completo. También es importante mencionar que lo estoy grabando con el dinero que voy ahorrando de mi chamba en la música, no tengo ningún apoyo de becas ni nada de eso, es totalmente autogestivo así que lo lograré conforme la situación actual en el mundo, el tiempo y el bolsillo me lo vayan permitiendo. Claro que si gustan cooperar, adelante, por favor (risas).

«No es un disco lleno de invitaciones, pero sí va a haber invitados; al inicio sí tenía la idea de invitar a gente que formó parte importante de la vida de mi abuelo, pero fue un lío ponerse de acuerdo y dije no, voy a hacerlo sola. Busqué a Jero [Jerónimo González] porque confío mucho en su trabajo y me gusta mucho lo que produce, y también porque ya habíamos platicado en alguna ocasión de hacer algo; me entiendo muy bien con él, entonces, la producción musical es obra suya, pero también me interesa invitar a algunas personas que creo que podrían aportar cosas chidas a la música o al verso.

«Yo estaba acostumbrada a escribir décima espinela pues fue lo que aprendí de mi mamá y de mi abuelo, porque cabe mencionar que muchas de las hijas e hijos de mis abuelos son muy buenos haciendo décima aunque no se dediquen a eso, mi mamá es una de esas buenas decimistas. Papito me enseñó a mirar la vida desde un lugar poético y a volcar eso en las décimas siguiendo las consonancias de las rimas, respetando el respiro de la primera cuarteta antes del puente y todos esos tecnicismos que son muy favorables si quieres aprovechar esa estructura que es casi sagrada y que tiene mucho que dar. Aunque solía decir nosotros no somos cubanos, así que muchas veces escribió estrofas de once o doce líneas, o en sus décimas escritas o ‹rodilleras› a veces se tomaba la libertad de no seguir la estructura A-B-B-A-A-C-C-D-D-C de la espinela. Me contaba también que cuando platicó con Jesús Orta Ruiz ‹el indio Naborí›, uno de los más grandes repentistas de Cuba, él le dijo que la décima de Vicente Espinel había llegado antes a México, de hecho en el documental ‹La décima más viva que nunca› sale mi abuelo platicando eso. Después me puse a leer varios de los libros de décima que había dejado y encontré más décimas que no eran espinelas. Y así he ido cayendo en cuenta de muchas cosas que él me platicó antes. Antes del canto, de la leona, antes de zapatear, de tocar la jarana y antes de cualquier otra cosa, mi conexión con el son jarocho fue a través del verso y a partir de él hay un vínculo emotivo con mi abuelo.

«Como a los diecisiete o dieciocho años —después de que murió mi abuelo—, empecé a adentrarme mucho más en la versada para el fandango, empecé a escribir más cuartetas, quintetas, sextillas, seguidillas, etcétera; también, para otros proyectos y para los grupos donde toco o he tocado, me clavé investigando versos antiguos y poco a poco me di cuenta de que tanto en la décima como en la versada para el fandango, aunque ésta sea más libre, las reglas responden a necesidades sonoras y musicales. En esa época comencé a tomar más talleres, recuerdo que tomé un taller en Xalapa con Alexis Díaz Pimienta y después lo invité a que diera un minitaller a unos alumnitos de versada para el fandango que tuve durante un año en Tlacotalpan, invitada por el Colectivo Son Barrio Abajo que lidera José Fidencio Aguirre ‹Colocho›. Después, para explorar más tomé otros talleres: con Fernando Guadarrama, en Luna Negra, tomé un taller que profundiza mucho en la décima a partir de la cultura jarocha. Con Andrés Moreno, en los talleres vivenciales de San Andrés Tuxtla, tomé un taller donde nos enseñó, entre otras cosas, mucho sobre la versada antigua para el huapango a partir de un acervo increíble que tiene. Tomé otro con Patricio Hidalgo, también en los vivenciales, ese fue para crear y cantar nueva versada para sones jarochos. Más recientemente tomé un taller con Ana Zarina Palafox y su método ‹Jugando con la rima›, para improvisar en distintas formas estróficas de la lírica popular mexicana. Ahorita estoy tomando un curso a distancia que se llama ‹La décima y la canción›, lo imparte Alexis en su academia Oralitura.

«A partir del año pasado, cuando tuve la idea de hacer el disco, ya tenía ganas de versar más libremente. Siempre me ha gustado mucho el rap, tengo varias playlists, las escucho y me pongo a analizarlas y he descubierto que, así como la versada de tradiciones musicales de Iberoamérica, el rap requiere de mucho esfuerzo y agilidad mental. El freestyle ni se diga, así como la improvisación oral de distintas latitudes, aunque no hay que demeritar el verso escrito que requiere también de mucha habilidad. Le tengo mucho respeto al rap, por eso, al inicio no me atrevía a hacerlo, pero llevo mucho tiempo escuchándolo y admiro mucho a las raperas latinoamericanas, así que me atreví y ahorita poco a poco he ido componiendo estas cartas, escritas de diversas formas.

«Y pues ya para terminar, les invito a seguir mi trabajo en redes sociales, estoy como aaarancha en Facebook y en Instagram. También les invito a escuchar este primer single que está en todas las plataformas digitales: Spotify, iTunes, Apple Music, Google Play, Shazam, Deezer, Amazon Music, Vevo, Beatport, Bandcamp y Youtube. En varias de estas plataformas pueden comprar la canción para llevarla con ustedes a donde vayan».

 

Ver también: Guillermo Cházaro Lagos, pájaro cantor

 

 

 

 

CONTACTO EN FACEBOOK        CONTACTO EN INSTAGRAM        CONTACTO EN TWITTER