Desde que en su Informe Trimestral del 5 de abril el presidente López Obrador anunció que los altos funcionarios verían mermado su salario en un 25 por ciento y tendrían que renunciar al aguinaldo, “con el fin de hacer frente al impacto económico provocado por la pandemia del coronavirus”, le dio otro jalón de bigotes al tigre. Y esta vez fue bastante fuerte.
La molestia creció cuando dos semanas después el anuncio se convirtió en decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de abril, donde se ordena el recorte “voluntario” de salarios de los altos funcionarios y que se despidan del aguinaldo.
Decenas de voces se alzaron para decir que la medida es anticonstitucional, pero nadie las escuchó. A los escritorios de varios funcionarios llegaron memorándums donde se les pedía que voluntariamente aceptaran el descuento. “¿Y si no acepto?” “Se va, señor licenciado”.
Esto llegó a oídos del diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, que ante la imposibilidad de hablar personalmente con el presidente (están distanciados desde hace meses), utilizó las redes sociales para hacerse oír.
En su primer tuit habló fuerte: He recibido muchas llamadas de funcionarios y empleados del gobierno preguntando si es obligatorio renunciar a un 25% de su salario y al aguinaldo. Quienes lo solicitan son ignorantes y abusivos.
Y en el segundo se tiró a matar: Esa solicitud es ilegal y debe ser denunciada ante la autoridad. Los invito a unir el poder ciudadano contra autoridades corruptas.
A pesar de que habló en plural, nadie que no haya sido el presidente ordenó la draconiana medida, por lo tanto donde dice: “Quienes lo solicitan son ignorantes y abusivos”, debe decir: Quien lo solicita es un ignorante y abusivo.
Lo de autoridad corrupta fue la puntilla en el encéfalo.
Al margen de la medida a todas luces arbitraria y en efecto, abusiva, el “modito” de hablar de Muñoz Ledo no lo había utilizado ningún miembro de primer nivel de Morena contra su señor presidente, que si hasta ahora no le la revirado al legislador, no es porque lo respete mucho ni por falta de ganas, sino porque no tiene argumentos con qué rebatirle.
Muñoz Ledo se ha convertido en el contrapeso de un mandatario que no tolera que nadie le levante la voz y menos los de casa. Aunque no es la primera vez que actúa de esa manera.
Se le puso al brinco a sus correligionarios del PRI cuando fue priista, a los del PRD cuando fue perredista y al panista Vicente Fox. Pero ni Miguel de la Madrid, ni Cuauhtémoc Cárdenas ni Fox cargaron el autoritarismo, resentimiento y odio que se carga López Obrador.
Aunque Porfirio diga que no está distanciado del presidente, la ruptura entre ambos ya se dio porque el legislador le dijo ignorante, abusivo y corrupto. Y Andrés Manuel lo sabe.
El desencuentro seguirá subiendo de tono y puede que llegue a la confrontación directa con un Muñoz Ledo que a sus 86 años y toda una vida en la política tiene poco que perder. Mientras Andrés Manuel que tiene al país al borde del colapso y cada día se parece menos a Juárez, tiene poco o nada que ganar.
Inseguridad preocupa a empresarios
Esta semana el periodista Miguel Valera Hernández, le hizo una interesante entrevista a David Velasco Chedraui en la que el empresario le manifestó su preocupación, no sólo por la economía reprimida, sino por el desempleo y sobre todo por la inseguridad.
“Sólo en el mes de marzo estamos hablando de casi cien homicidios dolosos y 16 secuestros” dijo Velasco Chedraui que también fue alcalde de Xalapa y diputado local.
Agregó que estos datos dañan enormemente a la economía y por supuesto a los empresarios, ya que a pesar de los avances en seguridad, los delitos de alto impacto no disminuyen y esto desalienta a la inversión privada que es la que genera empleos.
Indicó que aparte del coronavirus que ha frenado la actividad económica, lo que también les preocupa es las cifras de delitos como el homicidio y secuestro sigan a la alza.
Velasco Chedraui dijo a Miguel Valera que una entidad insegura o violenta deja de ser atractiva para la inversión y espera que no sea el caso de Veracruz. Porque el freno que registra la economía como consecuencia del Covid-19, sumado al factor de la inseguridad podría generar consecuencias lamentables en el empleo.
Tiene razón el empresario. Pero el problema, el grave problema, es que si la inseguridad tiene preocupados a los generadores de empleo y a la sociedad en general, no sucede lo mismo con las autoridades estatales a quienes el tema les tiene sin cuidado. Ese –reitero-, es el grave problema.