Antonio Lazcano Araujo, científico mexicano reconocido por su trabajo en materia de biología evolutiva, pronosticó un escenario lamentable para el país a causa de la pandemia por el Covid-19, pues difícilmente se extinguirá. Asimismo, dijo que una vez más se demostrará algo absolutamente inaceptable: que la salud es un privilegio de clase.
En entrevista para Universo, el especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habló de la enseñanza que esta contingencia dejará a la nación, así como de la necesidad de una mayor inversión al sistema de salud para promover infraestructura hospitalaria de primera calidad, personal de salud más entrenado, disponibilidad de vacunas, tratamientos, medidas preventivas y técnicas de vigilancia epidemiológica que funcionen de manera constante.
¿Cuál es su teoría sobre la aparición del Covid-19?
No es que yo tenga una teoría, pero voy a dividir la respuesta en dos partes. Primero, ¿por qué hace pensar que la humanidad se enfrenta y seguirá enfrentándose a este tipo de epidemias? La respuesta es muy sencilla y parte de la historia de la humanidad misma, en el sentido de que ninguna especie está aislada y, por lo tanto, inevitablemente vamos a tener una relación con otros grupos biológicos.
No hay un solo grupo biológico que no esté infectado por virus, la palabra infección tiene una carga moral incorrecta cuando en realidad las infecciones son una manera de persuadirnos simplemente a la interacción en distintos grupos.
Por ejemplo, si no estuviéramos infectados en el tracto digestivo al nacer, no podríamos digerir alimentos rápidamente y tendríamos una cantidad menor de vitaminas que producen algunos de los componentes del microbioma.
Esto es inevitable, hay virus con los que hemos coexistido durante mucho tiempo, hay virus que se han metido a nuestro genoma desde hace millones de años y han sido esenciales en la evolución de los mamíferos placentarios.
El desarrollo de la placenta está determinado por una red muy compleja de interacción de genes, uno de los cuales es pariente de los genes asociados con las infecciones de retrovirus como el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y como los que causan cáncer.
Eso es perfectamente normal, el problema es que de repente nos llegan patógenos no necesariamente virales con los que nunca habíamos estado confrontados y la infección provocará una perturbación de las tasas de división celular, de metabolismo, de uso de las materias primas con las cuales las células se están multiplicando.
Entonces eso se va a traducir en enfermedad, en primer lugar. ¿De dónde salió este virus? Cuando se examina la secuencia de su genoma, se comparan sus efectos sobre los humanos y se identifican los modos de transmisión, se vuelve claro que es un virus pariente de una familia mucho mayor: los coronavirus, que pueden “brincar” de especie en especie.
Los coronavirus son los virus RNA más grandes que conocemos y tienen una característica importante: una enzima que les permite corregir los errores que se dan durante la replicación, eso les ha permitido desarrollar un tamaño mayor y, por lo tanto, codificar más genes.
Estoy haciendo una descripción muy simplista, pero válida en buena medida. Mientras más genes se tengan más compleja será la biología de un virus o de cualquier entidad biológica.
Al tener tantos genes, ese virus va a tener un ciclo de replicación más complicado y, como lo estamos observando, una rapidez de multiplicación mayor.
¿Es por eso que se ha tornado cada vez más agresivo?
Bueno, la agresividad viene del hecho de que lo estamos confrontando por primera vez. En los murciélagos, que claramente son parientes muy cercanos de este coronavirus, ha habitado y subsistido durante mucho tiempo, no les produce tantos daños porque la selección natural y los mecanismos evolutivos favorecieron una coexistencia en donde el virus no es tan agresivo y los hospederos tienen mecanismos de control.
En nuestro caso, llega por primera vez e inevitablemente estamos en el proceso de adaptación a este nuevo patógeno. Ese proceso de adaptación se ve en la respuesta de la población humana.
Hay personas que tienen enfermedades subyacentes, cardiopatías, que han fumado mucho, inmunodeprimidos, diabéticos, y los efectos son devastadores; mientras que para la gente en promedio –de menos de 50 años que esté sana– la infección no les provoca nada.
¿Este virus cuánto tiempo vivirá entre nosotros, llegó para quedarse?
Creo que se va a quedar para siempre, si uno se da cuenta, salvo el caso de la viruela, los virus siempre se quedan allí, siguen existiendo los rotavirus, el virus de la polio, cada año confrontamos variantes del virus de la influenza.
Los virus RNA no se extinguen, a diferencia de lo que pasa con los trilobites (artrópodos extintos) que ya no vemos, o de los mamuts que dejaron parientes lejanos que son los elefantes, los virus en realidad no se extinguen.
¿Cuáles son las medidas para contener una pandemia?
Una de ellas es desde luego tener vacuna, pero, por ejemplo, a pesar de que tenemos una contra el sarampión hay gente que no se vacuna por cuestiones ideológicas, lo cual representa una amenaza para ellos, para sus hijos y para la población en general.
De hecho, para la Organización Mundial de la Salud (OMS) esa resistencia a las vacunas es uno de los grandes riesgos para la salud pública en estos momentos.
Luego tenemos las terapias o mezclas de medicamentos que pueden ser extraordinariamente efectivos. Hace 30 años, una persona con SIDA tenía una vida cargada de enfermedades, moría en poco tiempo, todos vimos la tragedia que significó el perder conocidos, amigos, gente de la que se sabía que no resistía la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Asimismo, está la prevención y ya nadie tiene por qué infectarse de SIDA, sabemos cómo se transmite y cómo evitarlo. De igual forma, las personas no tendrían por qué infectarse de coronavirus, sabemos cómo evitar la infección a través del distanciamiento social, la limpieza extrema y de esa manera vamos aislando al virus, no se trata de aislar a las personas, sino de aislar al virus.
¿Los virus pueden crearse como un arma biológica?
No, eso es una tontería, eso no es posible, ése es un rumor falso que ha sido promovido y hace mucho daño, porque se traduce en una paranoia que no permite el desarrollo de estrategias de investigación para controlar la epidemia.
¿Qué enseñanza deja este virus a la humanidad?
Que es necesaria una inversión en salud pública para que todos los sectores de la sociedad estén protegidos. Salud pública quiere decir hospitales de primera calidad, personal de salud más entrenado, disponibilidad de vacunas, tratamiento y medidas preventivas.
Otra de las grandes lecciones es desarrollar técnicas de vigilancia epidemiológica que funcionen de manera constante. Esto es una idea que muchos infectólogos y virólogos han propuesto desde hace mucho tiempo, se refiere a estar atentos a todos los brotes y de inmediato caracterizarlos.
Por otra parte, debemos darnos cuenta que los gobiernos y las fundaciones privadas están obligados a trabajar en conjunto.
Una lección más es la reacción extraordinaria por parte de la comunidad científica ante la pandemia, al compartir de una manera generosa, abierta y directa la información disponible para buscar curas, mejorar los mecanismos de prevención.
A eso habría que agregar la necesidad de que la clase política piense en términos de bienestar público y no nada más en términos de votos y en los niveles de aceptación en las encuestas públicas.
¿Son efectivas las medidas impuestas por el gobierno federal y cómo ha impactado la reducción al presupuesto de ciencia y tecnología?
Esto es precisamente un reflejo de los errores de los gobiernos que hemos tenido, el aparato de salud pública fue profundamente lastimado en las últimas décadas por la falta de inversión. Ahora, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, hubo centenares y miles de especialistas que perdieron su empleo en el aparato de salud pública.
También está el problema de la falta de apoyo que hubo por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que ha demostrado una insensibilidad al restarle dinero para investigación a la Red Mexicana de Virología, y luego manteniéndose a una distancia –yo diría absolutamente irresponsable– de la pandemia.
Hasta que los científicos empezamos a protestar, entonces tímidamente hubo intentos de justificación acerca de la conducta mostrada por algunas autoridades del Conacyt.
¿Cómo cree que le vaya a ir a México con esta pandemia?
Mal, creo que estamos entrando a una etapa muy dolorosa de nuestra historia, creo que las perspectivas son malas y que el número de personas que van a requerir atención médica en hospitales es enorme.
Los sueldos y apoyo que tiene el personal de salud como enfermeras y médicos no son suficientes, los recursos están concentrados en las grandes ciudades y el campo va a sufrir enormemente. Creo que una vez más se va a demostrar lo que sabemos y que es absolutamente inaceptable: que la salud es un privilegio de clase.
UV/Claudia Peralta
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