Lo de Badiraguato hunde más la figura presidencial. –Chopenjawer
No encuentro razones firmes para celebrar o justificar el saludo del presidente Andrés Manuel López Obrador a la señora María Consuelo Loera Pérez, madre de «El Chapo» Guzmán. Por donde se le vea, no hay cómo verle el lado amable, vaya, ni siquiera por cortesía.
Quizás AMLO es muy ingenuo (lo dudo) pero podría ser que no midió lo que se iba a desencadenar al acercarse a la señora madre de «El Chapo». La otra es que quizás un desprecio pues le hubiera salido peor en plena capital del narcotráfico.
Sus simpatizantes justifican: antes se escondían las relaciones del poder con el narcotráfico… Si es porque en abierto hace lo que en el pasado se ocultaba, ¿entonces es digno de aplaudirse? ¿Es motivo de celebrar que un gobierno muestre tener acercamiento muy íntimo con la familia del narcotraficante más poderoso que ha tenido México, y actualmente sentenciado en Estados Unidos?
Por sentido común, ningún gobernante va y se acerca a los familiares de un narcotraficante para saludarle abiertamente.
Mire lo que le ha costado, por ejemplo, a los Yunes cuando se dieron a conocer las fotografías con el Comandante «H», en una reunión que no era precisamente secreta, pero que al final de cuentas los quemó. Qué decir de aquellas fotos del entonces gobernador Fidel Herrera con Gerardo Ochoa Artesán, (a) «Lacaine», quien controlaba para el Cártel del Golfo la zona de Nautla y Costa Esmeralda.
No se duda ni tantito que el poder político siempre ha estado relacionado, de alguna u otra manera, con el crimen organizado, pues éste último necesita de la protección del primero. Eso es claro.
¿Pero eso es motivo para justificar que AMLO vaya y salude a la madre del «Chapo» Guzmán así en abierto?
Es cierto, la madre del «Chapo» no es buscada por la justicia. O al menos aquí en México no existen leyes (o las desconozco) sobre que los familiares directos de narcotraficantes sean señalados de ser parte de la delincuencia organizada, y por eso muchos familiares terminan cosechando los privilegios que sembró el capo.
La señora es la menos culpable en las decisiones que su hijo narcotraficante haya tomado, pero sería de ingenuos pensar que no sabía a lo que se dedicaba su retoño o los beneficios o privilegios que tiene por la fama de su hijo.
Me queda claro que tampoco se cometió una ilegalidad… ¿pero era necesario? ¿Esto en qué le conviene al país o ayuda al propio presidente? Si es por mantener la paz, pues ya nos había quedado claro que con los narcos no se va a meter porque «abrazos, no balazos».
Pero lo que trasciende es que la señora ha buscado al presidente no porque sea precisamente fan de López Obrador o porque le guste andar en mitotes políticos. Su primera carta, por ejemplo –que es pública– fue muy específica: que su hijo sea repatriado a México y que se le otorgaran visas humanitarias a hermanas del capo.
Es decir, Doña Consuelo no se acerca al presidente sólo como una mexicana que quiere saludar al presidente, sino que tiene el claro interés en que éste la ayude para que su hijo regrese a México. Hay más que una simple ciudadana simpatizante de la Cuarta Transformación: hay una intención, una petición de intervención oficial para ayudar a su hijo condenado en Estados Unidos.
Por cierto, ¿cómo le habrá caído la noticia a las autoridades gabachas de que al presidente de México lo vieron muy tranquilo saludando a la madre del «Chapo» Guzmán y confirmando que tiene comunicación epistolar con ella? ¿Qué mensaje manda AMLO a las tropas, a la Marina, que tienen bajas y humillaciones por parte de grupos delictivos? ¿Con qué autoridad moral podría ahora acusar a sus adversarios conservadores y fifís de estar coludidos con el crimen organizado?
La autoridad moral se desvanece en nuestro México mágico y surrealista.
¿Entonces es bueno saludar en abierto a la familia de un narco? Quizás sí, no es ilegal; de hecho, a lo mejor esas familias puedan ser honestas, decentes y sólo tienen una oveja negra descarriada. Uno como periodista, como Julio Scherer, hasta nos podríamos tomar la foto con un capo. Sí, tenemos ese privilegio de este lado, pero no el presidente, a quien pudo haberle ganado el sentimiento, el cariño a una madrecita, pero es el Presidente y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Lo anterior, sin duda va a generar reacciones y a repercutir en la imagen presidencial y del actual régimen.
Me quedo con lo que dice Ghaleb Krame, experto en temas de seguridad pública: «No es un acto ilegal que el Presidente haya ido a saludar a la mamá del Chapo, la señora no tiene ninguna orden de aprehensión y tampoco ha cometido algún delito. Lo realmente preocupante, es que todavía vaya a Badiraguato (tierra del Chapo) después de que el gobierno mexicano y nuestras fuerzas castrenses hayan sufrido la mayor humillación de su gloriosa historia al verse obligados a soltar a Ovidio, nieto de la señora a la cual el presidente saludó. Es un insulto para todos y cada uno de los soldados y marinos caídos y en pie. Además, es un ACTO AMORAL hacia los familiares de los muertos ocasionando por el narcotráfico que un presidente vaya y tenga estos tipos de deferencias con la madre de un narcotraficante. Y lo más desconcertante es que haya mexicanos que busquen justificar este acto con maromas retóricas».
Y rematamos: «Pudo más Sumama Delchapo que Susana Distancia», del monero José Hernández.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Lamentablemente ya tenemos un fallecido en la entidad en la lista de casos de Coronavirus COVID19. Es el primer caso confirmado por la Secretaría de Salud de Veracruz, aunque ya se comentaba del fallecido desde el sábado por la tarde. El paciente se reportó que murió en la clínica ISSSTE del puerto de Veracruz, procedente del municipio de Tlacotalpan.
OTRA NOTA: Una petición que se está haciendo constante no sólo en Veracruz, sino en todo el país, es que en hospitales del gobierno (ISSSTE, IMSS, Sector Salud, Pemex, etc) están haciendo falta insumos para recibir o tratar a los pacientes que podrían estar contagiados por Coronavirus COVID19… Lo peor es que quienes se agandallan el poco equipo son los del personal directivo y dejando a su suerte al personal operativo (enfermeras, camilleros, etc.). De esto puede haber más protestas en el futuro inmediato, porque el asunto es que prácticamente la primera fila de defensa contra la pandemia está indefensa sin equipos de protección.
LA ÚLTIMA PORQUE EL CHOCOLATE NO HIZO EFECTO: Alan Merrill, autor de la rolota «I Love Rock and Roll» (1982), canción que se convirtió en un éxito de la rockera Joan Jett, falleció este domingo en Nueva York debido a complicaciones por el coronavirus, compartió su hija, Laura Merrill, en redes sociales. De acuerdo con la hija del artista, Alan falleció la mañana de este domingo a los 69 años.
@pablojair