Catemaco, Ver.- Creyentes de la magia negra o blanca aseguran que el primer viernes de marzo el lago de Catemaco, en Veracruz, se convierte en una importante fuente de energía que hace realidad los deseos del mas incrédulo.
Es así como los habitantes de la región y visitantes nacionales y hasta extranjeros llegan a esta ciudad para cargarse de suerte, a fin de que el presente año les vaya bien con la pareja, en el trabajo o en la salud.
Como un imán, los días previos al primer viernes de marzo cientos de personas se hacen presentes para participar de las misas blanca o negra, según sea el caso, o simplemente para hacerse una limpia y quitarse la mala vibra.
La derrama económica para los prestadores de servicios es importante, pues hoteles y restaurantes se ven rebasados, además de brujos y chamanes son altamente solicitados.
A la media noche del viernes seis de marzo de este 2020, como es tradición, brujos y chamanes conducirán a los interesados a una misa negra en medio de la selva, donde se rendirá culto a las fuerzas oscuras, se les adora y se les pide fe y poder.
Misa negra
Al llegar las cero horas, en medio de la oscuridad y el silencio, se realizará el ritual prohibido, el de la brujería negra.
Como dicta la tradición, uno a uno de los adoradores llegan con un sólo pensamiento: poder cambiar su suerte, y para ello llevan como ofrenda su fe.
La misa negra comienza con los brujos vestidos con el color de la noche, encerrados en una estrella de seis picos pintada con cal blanca sobre la tierra.
Varias personas renuncian a sus creencias a Dios y se inician en la creencia del lado opuesto. El ambiente es misterioso, los sonidos encienden sus sentidos.
Los tambores y los caracoles suenan y rompen aún más el silencio en medio de la selva. Animales son ofrecidos en ofrenda y después la gente se dirige hacia la estrella que los brujos encendieron.
Hay quienes juran que en ese momento sienten la presencia de algo inexplicable que flota sobre sus cabezas, para darles a conocer su satisfacción por la ofrenda ofrecida.
El ritual finaliza y la gente regresa al pueblo, a su vida cotidiana, con la esperanza de hacer realidad sus deseos.
AVC
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