Egresados de la segunda generación de la Maestría en Ciencias Biológicas, adscrita a la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), compartieron sus experiencias en el extranjero y cómo se reflejó en sus investigaciones para el trabajo recepcional del posgrado.
Alejandro Rodríguez Ibarra realizó una estancia de investigación en la Universidad Federal de Santa Catarina, en Brasil, como parte de su colaboración con Gustavo Andrés Caponi, académico del Departamento de Filosofía y quien aborda temas de filosofía de la ciencia.
“A mí me gusta la filosofía de la biología y la filosofía de la ciencia y él aborda ambos campos; esto me aportó elementos para estructurar el trabajo que desarrollé en la maestría y pude conocer perspectivas sobre cómo se imparte la docencia y el desarrollo de la filosofía en Brasil”, explicó el universitario.
Su trabajo de titulación aborda el sentido evolutivo, detalló; “la biología de la evolución se trabaja como filosofía de la ciencia y para comprender los planos donde se puede aplicar la filosofía de la biología tenía que conocer más sobre filosofía de la ciencia, con mi trabajo abordé ambos planos”.
El trabajo lo enfocó a interpretar la radiación como un elemento evolutivo en un grupo de escarabajos y en los homínidos, a manera de casos de estudio.
“Hay pocos filósofos de la biología en América Latina y Caponi es uno de ellos, además trabaja con la biología de la evolución y la teoría evolutiva; yo manejo otra teoría y con él pude contrastar hipótesis”, comentó Rodríguez Ibarra.
Consideró que lo más significativo fue el apoyo de la UV para realizar la estancia en el extranjero porque recibieron recursos de la Dirección General de la Unidad de Estudios de Posgrado para el traslado a las instituciones con las que habían establecido contacto.
Su estancia –que abarcó de octubre a noviembre de 2019– le permitió conocer la dinámica de la ciencia, las universidades y la tendencia de la investigación en Brasil.
“Me ayudó a ampliar el panorama y establecer un diálogo con los investigadores afines; personalmente, me permitió entender la parte humana de los investigadores y cómo se desarrollan en su contexto particular”, puntualizó.
or otro lado, Víctor Rivera Meza cubrió una estancia de investigación en el Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) del País Vasco, bajo la supervisión de la investigadora Ainhoa Magrach, también codirectora de su tesis.
De octubre a noviembre del año pasado el universitario llevó los resultados de investigación para efectuar un análisis estadístico e interpretación, donde además recibió orientación por parte de otros investigadores del centro.
“Mi investigación trata de resolver cómo las aves que son polinizadoras y dispersoras de semillas cambian de lugar debido a la urbanización y el cambio climático”, dijo.
Su estudio se basó en tres muestreos efectuados en el Cerro de Macuiltépetl, en el Parque “El Haya” y en la localidad Chilacayotes, municipio de Tlalnelhuayocan, con el propósito de comparar los cambios en la comunidad de aves que hacen polinización y dispersión de semillas.
“Al principio fue un poco difícil entrar al ritmo de trabajo de un centro dedicado por completo a la investigación, pero algo que me brindó mucha apertura –y lo agradezco a mi codirectora– es haber presentado mi proyecto a investigadores del mismo que se reunieron para hacerme observaciones y darme sugerencias sobre cómo seguir este trabajo. Estoy muy contento porque a veces pensamos que no tenemos la capacidad para llegar a un nivel como Europa en cuestión de ecología, pero me doy cuenta que las perspectivas de México, América Latina y el Caribe son muy buenas”, reflexionó Víctor Rivera.
Subrayó que los resultados de su tesis se deben a esta experiencia: “Me dejó mucho en cuestión académica y mucho en el ámbito personal”.
En el mismo sentido, Alejandra Cuervo Aguirre realizó su movilidad de octubre a noviembre de 2019 en la provincia de Formosa, Argentina, colaborando en la Fundación “Ecosistemas del Chaco Oriental (ECO)”, que resguarda un sitio con una biodiversidad similar e inclusive superior a la que existe en México.
Desde 1970 estudian un grupo de monos araña y cuentan con vasta información que beneficiaría la investigación de la universitaria que busca conocer, a través del análisis de hormonas, cómo responde la ritmicidad fisiológica y conductual de estos primates ante los cambios de temperatura que pueden considerarse extremos, es decir, que son poco frecuentes.
Su interés por acudir, “como todas las experiencias fue en parte serendipia y en parte dirigido porque uno de mis asesores conoce al investigador que lleva a cabo este proyecto, Eduardo Fernández Duque, y me comentó que podía hacer una estancia de movilidad, pero resultó que los trabajos por los cuales es conocido se han enfocado en otra dirección, distinta a la línea que yo estaba siguiendo”.
Entonces, la universitaria se sumó a un proyecto completamente nuevo para ella, pero fue redituable en muchos aspectos, “conocí una especie diferente en un ambiente totalmente distinto, a personas que trabajan dinámicas muy diferentes a las que estamos acostumbrados. Fue algo realmente muy enriquecedor”, aseveró.
Alejandra Cuervo llegó a participar en el proyecto que estudia monos de la especie mirikiná (Aotus lemurinus) con hábitos muy particulares y “además de las pocas especies animales que son estrictamente monógamas”.
La joven concluyó sobre su experiencia: “Es difícil deslindar el enriquecimiento académico del personal porque corrieron de la mano; el hecho de no cerrarme a la oportunidad de trabajar en algo que no iba a aportar directamente a mi proyecto, en el sentido que no analicé mis datos. Sin embargo, fue muy enriquecedor porque uno se da cuenta que los principios sobre los que está fundado el conocimiento son pocos y dentro de éstos uno puede hilar conexiones entre uno y otro fenómeno, de esta manera mi proyecto se enriqueció, con las observaciones que hice en el sitio”.