Fanáticos del catastrofismo y agoreros del apocalipsis, los mexicanos solemos prestar mucha atención cuando se trata de anunciar el fin del mundo pero mostramos una inexplicable indolencia para evitar que eso suceda. Pareciera que en el fondo quisiéramos ser testigos de nuestra propia extinción.

Es normal que las películas en las que se relata la futura desaparición de la humanidad tengan mucho más audiencia que la insípida búsqueda de soluciones a través de acuerdos como la agenda 20/30 que ha impulsado la Organización de las Naciones Unidas.

Este lunes, la diputada Andrea Yunes Yunes presentó un diagnóstico sobre la crisis ambiental que vive Veracruz y las consecuencias que tendremos en el mediano plazo, aunque algunas de ellas ya empezaron a impactar en nuestra vida cotidiana.

Sin embargo, seguimos pensando que el tema del calentamiento global y el cambio climático es un problema que se está presentando en el Ártico, en la selva del Amazonas o en el desierto del Sahara, cuando en realidad, sus efectos ya tienen consecuencias en el nivel del mar en Boca del Río, en la selva de la región de los Tuxtlas o en el bosque del Cofre de Perote.

En Veracruz, cada vez tenemos más calor y menos agua apta para consumo. La contaminación es cada vez más grave. No tenemos políticas públicas eficaces, ni cultura que favorezca el cuidado del medio ambiente.

Según la diputada Yunes, refiriendo un estudio titulado «Perspectivas del medio ambiente mundial» que fue presentado durante la IV Asamblea del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se calcula que para el año 2050 –es decir, en tres décadas más- se habrá extinguido la capa de hielo del Ártico, los desiertos se harán más extensos y la muerte de millones de personas será inevitable por causa de la mala calidad del agua y el aire.

El informe asegura que en los próximos 30 años, más del 80% de la tierra estará destruida como consecuencia del cambio de ecosistemas, la desaparición del hielo en los polos, la desertificación de selvas y la sobrepoblación. La población mundial pasará de 7 mil 500 millones a más de 10 mil millones de personas. Los recursos naturales y los alimentos serán insuficientes. Es el planeta que le dejaremos a la siguiente generación.

No es la primera vez que se habla de este diagnóstico, sin embargo, se sigue pregonando en el desierto. Ni los gobiernos, ni las empresas, ni los ciudadanos están muy ocupados en detener el colapso ambiental que vivimos. Acaso lo más relevante que hemos hecho es prohibir el uso de las bolsas de plástico, algo verdaderamente absurdo frente a la cantidad de productos que utilizan este material.

En su exposición, la legisladora explicó que si el mar aumentara tan sólo 10 metros como resultado del deshielo de los glaciares, en una proyección conservadora, Yucatán, Campeche, Tabasco y Veracruz prácticamente desaparecerían y poblaciones enteras quedarían bajo el agua. En el estado de Veracruz se perderían todas las playas. Desaparecerían municipios como Tlacotalpan, Amatitlán, Cosamaloapan, parte de Boca del Río, Alvarado y muchas colonias de Veracruz. Así de grave es el riesgo que enfrentamos.

Y dio un dato que hasta ahora no ha hecho mella en el gobierno estatal y su ineficaz Secretaría del Medio Ambiente: De acuerdo con informes de la Semarnat, Veracruz es el estado con mayor presencia de sitios contaminados y pasivos ambientales del país. Hasta ahora, nada se ha hecho para remediarlo.

Según la propia Secretaría federal, Veracruz es la entidad con mayor presencia de sitios contaminados en modalidad de pasivos ambientales, de los cuales 42 tienen prioridad alta, 25 prioridad media y 6 prioridad baja, sumando un total de 73 sitios contaminados y potencialmente contaminados.

La diputada del partido verde propuso que los temas sobre cambio climático se incorporen a los planes y programas de estudio en todos sus niveles; así también la elaboración de un mapa de riesgos respecto a las consecuencias del cambio climático e identifique las regiones de mayor vulnerabilidad en la entidad. Hasta ahora, sólo universidades como la UNAM o el Tecnológico de Monterrey han llevado el tema a sus aulas de manera oficial. La propuesta recibió la adhesión de todos los grupos parlamentarios, algo común en un Congreso tan polarizado.

Es difícil pensar que un gobierno indolente e inexperto construya las bases de una nueva cultura ambiental en el estado. La curva de aprendizaje nos hará perder otro sexenio, cuando el cataclismo ya toca nuestra puerta.

Las del estribo…

  1. Pues a pesar de que el anuncio lo hizo la propia Presidenta del TSJE, resulta que el Congreso no dio entrada a ninguna iniciativa que tuviera que ver con la edad de permanencia de los magistrados. Tal vez decidieron dejarlo para el periodo de receso, donde el tema pasaría por la Comisión Permanente en el absoluto anonimato.
  2. No hay diputado que coma lumbre. Acostumbrado a ser el centro de la atención y dueño de un humor desafiante, ayer el diputado local Erik Aguilar López transitaba nervioso entre las curules luego de que el Fiscal Anticorrupción, Alfredo Corona Lizarraga, solicitara al Congreso un juicio de procedencia en su contra. Sabe que hay cosas con las que se juega y con las que no.