Atzalan, Ver. -Cuando los policías derribaron la puerta de la casa de Bellarmino las ráfagas de balazos cayeron sobre su familia. “Yo, mi niña de 5 años y la finadita, nos tiramos al piso. Me dice abuelita ya abrieron la puerta, se levanta, pero estaban tirando de afuera, y le pegan en su cabeza”, cuenta Genoveva, esposa de Bellarmino y abuela de María Magdalena, de once años, los dos muertos durante el operativo de elementos de la policía de Seguridad Pública en la comunidad de Tepetzintla.
“Yo lo siento mucho porque mi niña de 11 años, ¿ella que debía?, le dieron como si fuera una delincuente, el tiro de gracia en su frente, le pegaron aquí”, narra Genoveva y señala un punto entre el ojo izquierdo y su ceja.
Todo empezó cerca de la 1:30 de la madrugada del jueves pasado, cuando en algunas casas se escucharon los primeros ruidos. En la casa de Bellarmino ex agente municipal, tesorero del patronato de la Iglesia y gestor de Sembrando Vida, había cuatro personas. Su esposa Genoveva, y dos niñas.
El operativo desató una movilización en las principales calles del pueblo. Los policías entraron a las casas y apuntaron sin una orden, según los testimonios de los habitantes que constan en videos.
“Me rompieron la puerta y se metieron y me desbarrancaron de la cama con los dos niños chiquitos. Me pusieron un arma en la cabeza, y me dijeron: tus armas y dinero. Yo les respondí que no tengo nada de eso (…)”, cuenta Alicia, que habita una de la primera casa a la que se metieron los uniformados.
A patadas, sin suéter, y con sus dos hijos –uno de un año de edad- la sacaron de su vivienda, y los amarraron a todos. Pero la agresión no pararía ahí.
Después de amarrar a Alicia y dos niños, los agresores arremetieron contra la vivienda de Bellarmino, Genoveva y su nieta María Magdalena, de 11 años de edad. Él, un señor de 63 años, intentó defenderse con el arma que usaba para cazar.
Genoveva cuenta que ella y sus dos nietas se tiraron al suelo mientras los disparos comenzaron a cruzar su casa de madera y los refrescos de su tienda se rompían sobre ella.
“Cuando entraron, uno de ellos dijo: “este güey ya está muerto”, se refería a mi esposo. Luego fue a donde el cuerpo de la niña, y dijo: “ella también”. Feu entonces que reconocí como policías”, dice Genoveva.
La versión de los habitantes del pueblo, sobre lo ocurrido la madrugada del jueves en Tepetzintla, Atzalan, dista mucho del informe oficial de Seguridad Pública (SSP), del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, que narró un enfrentamiento a tiros, en donde habían muerto un hombre y una “mujer”.
En el pueblo exigen justicia para la niña y su abuelo que murieron esa noche, mientras dos féretros esperan su turno para ser despedidos en el panteón de Tepetzintla en el municipio de Atzalan.
AVC
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