Prefacio.

Llamó la atención, en el palacio municipal de Veracruz, observar cómo dialogaban de forma amigable el exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares y el actual dirigente estatal del PAN, Joaquín Guzmán Avilés. *** Varias son las razones para que luciera “sospechoso” dicho encuentro: En primer lugar, porque el propio “Chapito” Guzmán Avilés denunció que “su compadre” Yunes Linares estuvo apoyando abiertamente a su contrincante en el proceso interno, Pepe Mancha. *** Llamó la atención que el exgobernador del bienio hiciera acto de presencia (era el informe de labores de otro de sus hijos, Fernando, alcalde porteño) luego del anuncio de la captura, en Estados Unidos, de su amigo (¿y cómplice?) Genaro García Luna, quien está acusado de cuatro cargos, tres relacionados con conspiración para el tráfico de cocaína, y uno más, por falsedad de declaraciones. *** En todos los casos se le vincula con el Cártel de Sinaloa, el del “Chapo” Guzmán, justo aquel que se evadió de la prisión de Puente Grande poco después de que el propio Yunes Linares dejara la Subsecretaría de Prevención y Readaptación Social y “heredara” la posición a uno de sus más cercanos colaboradores, Enrique Pérez. *** De 2001 a 2012, mientras ocupaba puestos de alto rango, García Luna recibió millones de dólares en sobornos del Cartel de Sinaloa a cambio de proporcionar protección. *** De 2001 a 2005, García Luna dirigió la Agencia Federal de Investigación, y de 2006 a 2012, fue secretario de Seguridad Pública. A cambio del pago de sobornos, el Cartel de Sinaloa obtuvo un pasaje seguro para sus envíos de droga, información confidencial sobre investigaciones al Cartel e información sobre grupos rivales. *** En dos ocasiones, el Cártel entregó personalmente sobornos a García Luna en maletines que contenían entre tres y cinco millones de dólares. Según los registros financieros obtenidos por el gobierno, cuando García Luna se mudó a Estados Unidos en 2012, había acumulado una fortuna personal de millones de dólares. *** ¿A quien les recuerda esa inexplicable e incalculable fortuna, así como su especial predilección por radicar en el vecino país del norte?

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Cuitláhuac García sorprendió a propios y extraños.

Todos, sin excepción, esperaban ver a un gobernador titubeante, apocado y desinformado durante su comparecencia ante el Pleno de la Legislatura local, para hacer la glosa de su primer informe de gobierno.

Pero no fue así. Cuitláhuac García tenía claro a qué se iba a enfrentar y llegó preparado. Para todos tuvo respuestas y –siguiendo la premisa de su líder político- confrontó las fortunas de quienes lo antecedieron, con su modo de vida austero, congruente con sus ingresos.

Había, por supuesto, temas indefendibles.

No hay argumento que valga para explicar el gigantesco subejercicio en el presupuesto de este año; tampoco hay forma de justificar las numerosas -todas burdas- artimañas burocráticas con el fin de asignar de manera directa, sin licitación alguna, la mayoría de los contratos de su administración. Mucho menos hay forma de defender la criminal ineficacia de la Secretaría de Salud en su tarea de prevenir, primero y combatir, después, el dengue.

Defendió bien, por cierto, los avances en materia de seguridad, los pasos sólidos en materia de estabilidad financiera, el trato digno (como nunca antes) a los grupos de búsqueda de personas desaparecidas, el combate a la impunidad, en el que se pudo avanzar a partir de la salida del abogado de Yunes Linares, el oaxaqueño Jorge Winckler.

Dos crímenes de carácter político sacudieron a Veracruz en el último año. Uno de ellos, el homicidio de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo, ya fue resuelto y los autores intelectuales ya están tras las rejas. El otro, la ejecución del diputado Juan Carlos Molina, es más reciente y hace unos días el propio gobernador reveló que ya había importantes avances en la investigación.

Llamó la atención en el salón del Pleno del Congreso local, del dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, quien en las semanas previas había realizado conferencias de prensa para dar su versión del primer informe de gobierno, al que bautizó como “informe de mentiras”.

Cuestionado sobre este primer año de gestión de Cuitláhuac García, el dirigente priista llamó la atención por los casos de subejercicio en dependencias como la SIOP o Desarrollo Social; calificó de “escandaloso” el caso de la Secretaría de Salud, pues su titular reconoció que utilizaron entre 40 y 50 millones para el tema del dengue: “Si lo dividimos entre los municipios, congregaciones y comunidades, pues es la razón por la que el dengue se fue por las nubes”.

Dijo que acudió a este ejercicio de transparencia “porque el PRI es una oposición civilizada; desde el inicio se ha hablado de que lo que le hace falta a Veracruz es acuerdo y diálogo”, y sugirió que colaboradores del gobernador, como Roberto Ramos Alor (Salud) o Elio Hernández (SIOP) deberían renunciar.

Hizo un sorpresivo reconocimiento, a la “primera muestra de apertura del Congreso del Estado”, por parte de su coordinador, Juan Javier Gómez Cazarín, “porque la política se trata de hablar, dialogar y contrastarnos, y en el PRI somos un partido que pretende contrastar los hechos y decir lo que es verdad y lo que es mentira; lo que es bueno y que es malo; que haya esta apertura es bueno”.

Y al final quedó la percepción de que el gobernador de Veracruz calló cosas durante el año, con la intención de mencionarlas en un foro tan importante como lo era el Pleno de la Legislatura local.

Ese fue el caso de los compromisos financieros con los municipios que recibió “de herencia” su gobierno, por la falta de pago desde la administración de Javier Duarte.

“A medio año de nuestro gobierno, empezaron a caer extrañas sentencias, (extrañas por el momento en que se dieron) sentencias que tuvieron su origen en el reclamo de pagos para municipios por alcaldes de hace 2 ó 3 trienios”, narró.

Eso es algo que trascendió durante el bienio yunista. Más de un alcalde reveló a gente de su confianza que habían recibido un “consejo” de parte de quien en ese entonces era gobernador (Miguel Ángel Yunes Linares): “Si quieren recuperar algo de lo que se les debe, lleven su reclamo ante la Suprema Corte, que sea el Poder Judicial de la Federación el que sentencie al gobierno estatal a cumplir con esos compromisos”.

Estos “consejos” se los dio justo después de que se conociera la derrota de su hijo, Miguel Ángel, en la campaña por la gubernatura. El cálculo ya estaba hecho: Cualquier decisión de la Corte se daría cuando ya estuviera en funciones Cuitláhuac García.

Eso es a lo que se le llama “dejar minado el territorio justo antes de abandonarlo”.

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Epílogo.

El secretario de Educación en Veracruz, Zenyazen Escobar García es, sin duda, uno de los personajes con más “empaque político” del gabinete de Cuiitláhuac García. La jugada que armó en las últimas semanas pareciera tener el sello de aquellas que fueron bautizadas como las “fideliñas”. *** De manera concisa, se trataba de crear una crisis de papel, esto es, en los medios, para después llegar en plan de “salvador” y solucionarlo todo. *** Ese fue el caso con la famosa “concesión” que la dependencia a su cargo habría estado negociando con la empresa Pepsi Cola, para ofrecerles la venta exclusiva de sus productos en todas las tiendas escolares, a cambio de 4 millones de pesos. *** La noticia, filtrada de manera anónima hace varias semanas, provocó reacciones de protesta de padres de familia, de grupos civiles y de legisladores de oposición, pues aseguraban que se estaban violando ordenamientos jurídicos que prohibían la venta de productos “chatarra” en las escuelas de educación básica. *** Este martes el propio secretario de Educación salió a anunciar que “a petición del gobernador Cuitláhuac García”, no se venderá ningún refresco en las escuelas públicas “para proteger la salud de los niños veracruzanos”. *** Se le podría bautizar como “la zenyaziña”.

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