Fumigaron más al secre de Salud que al mosco del dengue –Chopenjawer ft. @eldoogie
El caso de la joven Karen Espíndola debe ser un ejemplo en el que ni todos son villanos, ni todos son inocentes.
En alguna ocasión (seríamos hipócritas quienes no lo admitamos) hemos tenido esos deslices: nos embriagamos, apagamos el celular y nos perdemos por ahí… Regresamos al día siguiente como si nada. A unos se les celebra como muestra de independencia y arrojo, otros recibimos el regaño consabido de la familia porque los preocupamos, los hicimos mover cielo mar y tierra para saber de nuestro paradero. Los más conscientes ofrecen disculpas; otros siguen la vida como si nada… y hasta lo siguen haciendo.
El asunto de Karen escaló porque su familia tuvo la fortuna y capacidad para mover su «desaparición» como algo alarmante, a niveles de un secuestro por parte de un maldito taxista que lleva al imaginario colectivo de un final sangriento. Las redes sociales se activaron con el poder de su virulencia y llamaron tanto la atención de prensa y autoridades, que escogieron el caso porque así convenía a su rating/audiencia (caso prensa) y para tomar un caso viral que les ayudara a capitalizar bonos políticos (caso gobierno). Su error es que escogieron mal y le dieron prioridad a algo que no era real.
En sí no todos son villanos: en todo caso somos humanos que cometemos errores. Hay quienes están conscientes de ello y en el otro extremo están los que les vale madre todo.
Tampoco todos son inocentes: duele decirlo, pero en la experiencia de cualquier reportero policiaco, muchos le podrán decir que la mayoría de los casos de desapariciones lamentablemente tienen que ver con situaciones familiares o pasionales (ahora también se incluye el factor delincuencia organizada); o que alguien se aprovecha de la situación para victimizarse y sacar provecho. De todo hay en la viña del señor.
Sí, los que más duelen son los casos reales desatendidos donde fueron asesinados mujeres y hombres que no merecieron la atención de autoridades, la prensa o redes sociales. Esos que también son muchos, pero no alcanzaron el eco del caso Karen. De esos hay diario, por todos lados, pero se perdieron en el inmenso mar de la negligencia, de la falta de voluntad, la indiferencia, la desidia, ignorados por asuntos que los rebasaron en la agenda pública.
Tampoco creo que la prensa o las redes tengan el poder absoluto para detener la violencia. Lamentablemente, ocurre, y al homicida, al asesino, le valen dos kilos de longaniza porque tiene amplias posibilidades de que no se le castigue. El problema, creo, es eso: la impunidad; la falta de aplicación de las leyes o la lentitud de la justicia que permite escapar a los que quitan o arruinan la vida a otros, otras, «etres».
Por lo pronto –y hay que reconocerla– Karen ya dio la cara en el noticiero de ForoTV de las 9 de la noche y ofreció disculpas; admitió que se equivocó y narró que tuvo reprimendas de su familia. Lo dicho: errar es de humanos y una disculpa pública es algo que merecían aquellos que se preocuparon por ella y creyeron que su caso de desaparición era real.
Aclaró que no tiene Twitter, por lo tanto rechazó que haya hecho alguna declaración en redes posterior al escándalo. Pero lo que más subrayó es que pide que ya se le deje en paz a su familia, los que actuaron por amor a su hija y hermana; que ella aceptaba las consecuencias de sus actos, pero que su familia ya no merecía ser juzgada por hacer lo que cualquiera habría hecho.
Karen lo admite: la regó y ojalá con esto se aprenda la lección de que en tiempos de redes sociales estamos expuestos a que podamos ser villanos o héroes de acuerdo al juicio de esos, esas, «eses», con quienes convivimos en esa vida virtual del «Feis», el «Chuirer», el «Güatsap» o el «Insta» donde tiende a prevalecer la agenda de lo políticamente correcto.
Lo que sí me parece criticable es la grave intolerancia y la peligrosa censura que se quiere hacer ante la parodia y la sátira. Aunque ésta raye en el mal gusto, creo que es preferente esa libertad a dar pie al control de contenidos o prohibir las expresiones que nos les parecen y no están en la agenda, digamos, de grupos radicales; por ejemplo, podrán no gustarnos las burlas a conocida rola feminista (en lo personal, algunos videos o memes me parecen divertidos), pero tampoco es para satanizar a quienes los realizan o comparten.
El monero Paco Calderón lo subraya en Twitter: «La mofa puede ser imprudente y/o de mal gusto. Pero NO es ningún delito, y por lo mismo no merece ‘castigo ejemplar’. A lo mucho una sanción moral (abucheo). Primero castiguen asesinos, secuestradores, asaltantes y vándalos».
Y así las benditas redes sociales. Me quedo con los textos de destacados tuiteros de mi TL sobre el caso para finalizar:
«Está tan polarizado México que hay gente obtusa y básica que no entiende que, criticar la chacalada que hizo la doñita Karen, no necesariamente significa descalificar o dejar de ser empáticos con casos reales de mujeres en situación de vulnerabilidad. No todo es blanco o negro», de @TheBunkerman.
«El punto es, si ‘apareció’ es pq nunca desapareció, de las que realmente desaparecen, nunca más se sabe de ellas, pq no hay voluntad de encontrarlas, estamos en la total indefensión», de @Grace_ros.
«Están haciendo uso político inmoral del caso Karen, y en verdad ahí no hay ya nada que ver ni que decir. Ella y su familia regresan a sus vidas y ya. CONCENTREMOS nuestra atención en las DECENAS DE MILES de CHICAS y CHICOS que siguen DESAPARECIDOS. URGE que los encontremos», del colectivo @SolecitodeVer.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: El analista financiero David Páramo, conocido como «El Padre del Análisis Superior», anoche dio como dato en el noticiero estelar de Imagen Televisión que el turismo en Veracruz ha bajado un 5%… ¿Será que aquí tengan otros datos?
OTRA NOTA: Según los criterios de medición del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Veracruz no figura en la lista de estados con las tasas de homicidio doloso más alta, lo cual se traduce en una baja significativa en los niveles de violencia, particularmente en la incidencia de crímenes violentos. De acuerdo con dichos datos: Colima, Baja California, Chihuahua, Morelos, Guanajuato, Guerrero, Quintana Roo, Sonora, Michoacán y Zacatecas, son las 10 entidades federativas con las cifras más altas en homicidio doloso, registradas durante enero-octubre de 2019
OTRA NOTA EXTRA: Que este jueves se dio a conocer que al exgobernador Javier Duarte de Ochoa, preso en el Reclusorio Norte de la CDMX, un tribunal federal le otorgó un amparo que ordena dar trámite al recurso de apelación que interpuso y con el cual pretende echar abajo la sentencia de nueve años de prisión dictada en su contra en 2018… ¡Ay weeeey!
LA ÚLTIMA PORQUE LA CULPA NO ES MÍA: Precisamente hablando de Duarte, la prestigiosa cadena informativa de deportes ESPN reveló que el exgobernador estaría vinculado al pago de nómina de los futbolistas de los desafiliados Tiburones Rojos de Veracruz, a través de empresas fantasma. Algunas son «Santy Desarrolladora y Acabados SA de CV», «JDRP LOGISTICS SA DE CV» y «Constructora Kamik, SA de CV».
@pablojair