Cherán o la democracia según cinco indias rijosas es un texto ficticio basado en un hecho real que ocurrió en el 2011 en el municipio de Cherán, en la meseta purépecha del estado de Michoacán, donde un grupo de mujeres se enfrentó a una camioneta de taladores ilegales, lo que derivó en una revuelta en la que participó gran parte de los habitantes del pueblo, que concluyó en la expulsión de partidos políticos y la conformación de un régimen de autogobierno basado en el sistema de usos y costumbres.

Para el director artístico de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana, Luis Mario Moncada, la propuesta de Cherán “es muy pertinente, primero porque dos compañías estables intentaron encontrar un punto de convergencia, de qué hablar, cómo hacerlo y a partir de qué estética, y nos pareció que un tema que tuviera que ver con formas de gobierno resultaba adecuado. Además, nos parece que es un tema que no ha sido lo suficientemente abordado, y a pesar de la importancia que reviste ese suceso histórico no está en el imaginario de mucha gente”.

El director artístico de la ORTEUV considera que los tópicos de Cherán son tratados desde una perspectiva distinta a la que conocemos en la capital, pues en su propio contexto adquiere otras dimensiones y significados: “Cherán es muy sensible a estos temas de actualidad, y tiene además un abordaje muy peculiar, porque no habla de éstos a partir del conocimiento y la apropiación que hacemos desde la academia o desde la ciudad. Me parece elocuente lo que dice respecto a la situación de la mujer, porque efectivamente se reconoce que son el detonante, la chispa que enciende y que moviliza. Sin ellas no hubiera sido posible lo que hicieron, aunque al mismo tiempo se mantiene el rezago respecto a su participación directa en las decisiones. También habla sobre la democracia, que efectivamente hay un gran desencanto sobre su significado real, o por lo menos como se entiende en occidente a partir de sistemas electorales abstractos.

“A ellos la necesidad los obligó a ejercer una forma que ni siquiera era la tradicional, porque no era sujeta al régimen de los pueblos originarios. En realidad es una especie de resquicio legal al que ellos acudieron para adscribirse a esta forma de gobierno, pero nos habla de que en todo caso hay otras alternativas dentro de la noción de democracia, que no son necesariamente la concepción abstracta a la que estamos acostumbrados”, afirma.

Uno de los objetivos que perseguían con esta puesta en escena es realizar un proyecto que hablara sobre la identidad de ambas instituciones, pues “son dos compañías estatales, las únicas o por lo menos las que tienen más tradición en el país, estables, subvencionadas por el Estado, que han enfrentado críticas por parte de artistas independientes que se sienten rezagados respecto a los apoyos que ofrecen, y nos parecía una paradoja, pero también una manera de abordar el asunto, que el tema fuera el autogobierno, el cómo salir o plantarle cara al Estado, y decir que hay una forma distinta de organizarse”, señala Luis Mario