Al considerar la trayectoria en el exilio de tres mujeres mexicanas, Laura Jayme Barrientos, egresada de la Licenciatura en Teatro por la Universidad Veracruzana (UV) y directora de Actividades Artísticas en la Secretaría de Educación de Veracruz, comentó en torno de la movilidad forzada de estas artistas y el atraso en que visibiliza la presencia femenina en el contexto cultural nacional.
Jayme Barrientos analizó los casos de Rosario Castellanos, Elena Garro y la hija de ésta, Elena Paz Garro. Comentó que se les identifica como pioneras en distintos ámbitos de la literatura mexicana. Lo anterior se dio en la Galería AP de la Unidad de Artes de la UV, el miércoles 20 de noviembre y como parte de su charla “Exilio de mujeres mexicanas y artistas”.
“La movilidad es un derecho fundamental desde el contexto antropológico, misma que mediante las migraciones ha permitido al ser humano su alimentación, la creación de su cultural, su lenguaje, sus tradiciones y sus mitos. Uno de estos mitos es el que nos hace suponer que los migrantes siempre han sido varones, como lo muestran las pinturas rupestres, lo que marca la pauta para el proceso de invisibilización”, indicó al inicio de su conferencia.
“Garro, Paz Garro y Castellanos vivieron y sufrieron movilidad forzada, las condiciones de su exilio no se han reconstruido con seriedad, lo que visibiliza el atraso de las mujeres en las comunidades artísticas de México. El testimonio de cada una de ellas es palpable, visible para todos, porque es literario y entregado desde la movilidad forzada que es el exilio.”
Añadió que “la movilidad más terrible es cuando los sistemas patriarcales juegan en contra. En 1969 Carlos A. Madrazo, político tabasqueño con quien Elena había enfrentado los grandes intereses de la oligarquía, murió en un sospechoso accidente aéreo. Comprendió entonces que le esperaba un fin similar”.
Más adelante procedió a la lectura de algunos textos de Rosario Castellanos contenidos en su libro Trayectoria del polvo, escrito en el exilio luego que, en 1971, se le adjudicó el nombramiento como embajadora de México en Israel, lo que se considera una expulsión simulada. Recordó también las sospechosas circunstancias en torno de su muerte, en 1974, cuando una descarga eléctrica procedente de una lámpara acabó con su vida. “Hay tres versiones de ello: la descarga de la lámpara, el asesinato o el suicidio”.
La conferencista indicó que a Castellanos se le considera la primera feminista mexicana, como desafiante de la lógica machista imperante “porque los contextos desde los que ella se expresa son ilógicos en el contexto tradicional. Hace también un análisis metódico de los discursos de Simone de Beauvoir y de Gabriela Mistral, a quienes admiraba”.
Sugirió un ejercicio a ojos cerrados al escuchar un fragmento de Andamos huyendo Lola, de Garro, y terminó instando a la lectura de estas literatas nacionales que tuvieron la desgracia de vivir fuera de su país de manera obligada.
UV/Jorge Vázquez Pacheco