En la víspera de concluir su periodo como Presidente del Tribunal Superior de Justicia –el término vence el próximo 30 de noviembre–, Edel Álvarez Peña tuvo el viernes pasado uno de los mejores días de su gestión, tanto en lo político como en lo jurídico, lo que le allana el camino hacia la reelección en el cargo.

Presentó su tercer informe de actividades con un Tribunal bajo control, gozó de la asistencia y consideración del gobernador del estado Cuitláhuac García, pero sin duda lo más importante, fue la resolución de la Suprema Corte que declaró válido el nombramiento de jueces para cubrir la falta de magistrados. Mejor imposible.

Esta decisión habría eclipsado su eventual reelección ante la posibilidad de que se decretara inválida, y por tanto, se tuvieran que reponer todos los juicios llevados a cabo por jueces en calidad de magistrados. Si bien nunca existió el riesgo de que decenas de delincuentes salieran en tropel a las calles, la decisión habría puesto en serios aprietos al Poder Judicial por la falta de recursos y tiempo para reponer los procesos. Hoy que la Corte ha fallado a su favor, no sólo convalidó una decisión delicada, sino que echó por tierra la bandera judicial de sus principales opositores.

Así, al tiempo que reunía a buena parte de la nueva clase política local -magistradas y magistrados, jueces, barras de abogados, legisladores, alcaldes y servidores públicos de los tres poderes del Estado–, el Segundo Tribunal Colegiado en materia civil del séptimo circuito, emitió la tesis que confirmó la validez y correcta integración de las ponencias que permanecían vacantes en el Tribunal Superior de Justicia del Estado, las cuales durante el periodo de ausencia de los magistrados que pasaron a retiro por edad –y ante la ausencia de nuevas propuestas por parte del mandatario estatal–, fueron atendidas por jueces.

La sentencia calmó las aguas al interior del Tribunal respecto del futuro de los jueces que habrían asumido esta función, mientras que a otro cayó como un balde de agua fría, porque en esta estaban puestas las expectativas de una nueva Presidencia en el Tribunal. Con el nombramiento de los nuevos magistrados, el tema ha quedado zanjado por completo.

En su edición del viernes, el Semanario Judicial de la Federación confirmó que “el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz, ante la falta de un magistrado que integre una de sus salas, el presidente, en uso de la atribución que le otorga el artículo 19, fracción XIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Veracruz abrogada, podrá designar a una persona para integrarla, más no nombrarla con aquel carácter”, que fue lo sucedió en realidad.

Explica además que dicho artículo establece que “corresponde al presidente del Tribunal Superior de Justicia, adoptar, en los casos urgentes, las medidas necesarias para la correcta impartición de justicia.

En tales condiciones, se lee en la tesis emitida, “ante la falta de un Magistrado que integre una Sala de ese tribunal, su presidente ejerce dicha atribución, en atención al derecho de impartición de justicia, tutelado por el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por ende, sólo designa a una persona para que integre la Sala respectiva, pero no nombra a un Magistrado, pues ello sólo compete a los órganos que establece la Constitución Política del Estado de Veracruz”.

Según los oficios que se emitían a los jueces semana con semana, en efecto sólo se hizo la designación o encomienda de una persona para integrar debidamente la Sala que corresponde, a efecto de dar celeridad a la resolución de los asuntos y, por tanto, no obstaculizar el funcionamiento de la misma. “Sin que ello implique que la persona designada se le confiera el cargo de Magistrado”, como señala la sentencia.

No pudo caer en mejor momento para Edel Alvarez, justo el día de su tercer informe de gobierno. Ahí reconoció al gobernador haber creado “el ambiente propicio para que el Poder Ejecutivo y Judicial, trabajaran en conjunto por Veracruz; quien siempre brindó una mano amiga al Poder Judicial y a quien le estaré agradecido, a título personal, por todo su apoyo”. Cuitláhuac respondió con un aplauso el trato que a veces no recibe ni de los propios miembros de su gabinete.

“Hoy Veracruz vive tiempos de cambio y el Poder Judicial no es la excepción; somos testigos activos de una verdadera transformación social; por ello, apostamos a la ampliación de la red de justicia, y ésta debe estar de lado de las personas, en especial de los más vulnerables y deseosos de justicia”. Reconoció también que “existe una deuda histórica que hace merecedores de un trato especial a mujeres, niñas, niños e indígenas en procesos de juicio; por eso, se instauró el Plan de Trabajo Institucional Cero Tolerancia a la violencia contra las mujeres y las niñas en Veracruz, para coadyuvar a la protección de los derechos que les asisten”.

A lo largo de muchos años, Edel ha sembrado lo mismo aliados incondicionales que adversarios políticos. Su carácter no es fácil, sin embargo, nadie le regatea el oficio político. Pedir perdón a las víctimas y personas en proceso fue algo que le valió el aplauso; no exponer públicamente su aspiración en el cargo también dejó abierta para la negociación.  La suerte está echada.

Las del estribo…

  1. Hace algunos años, en su faceta de opositor, López Obrador criticó que el PRI que gobernaba el país había dejado de cometer fraudes mediante el robo de urnas y falsificación de actas y ahora lo hacía mediante el uso del presupuesto en programas sociales para ganar clientela electoral. La idea le pareció tan buena que como presidente la ha llevado a la excelencia. ¡Cómo se extraña a un lúcido López Obrador en la oposición!
  2. La elección interna de Morena está confirmando lo que siempre han sido: políticos pragmáticos que sólo buscan mantener privilegios. Habrá fraude, habrá recursos de impugnación y podrían seguir el camino de la anulación, por eso quieren las encuestas y no la elección directa. Los días de López Obrador en Morena estarían contados para evitar que lo salpiquen.