Honestamente no encuentro palabras para describir lo que sucede en Veracruz respecto a la violencia en contra de las mujeres. Somos el único estado del país con dos alertas de género y en vías de recibir la tercera. Alertas que se han emitido a tres gobiernos distintos, de diferentes partidos, cuya respuesta ha sido exactamente la misma, la perversa indolencia y la cínica justificación.

Hoy al igual que ayer, morir con violencia es algo común para la mujer veracruzana; el acceso a la justicia un acto excepcional.

Este martes, María Candelaria Ochoa Ávalos, titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), acusó al gobierno de Cuitláhuac García de no respaldar el trabajo que académicas realizan en la entidad con motivo de las dos Alertas de Violencia de Género que existen; incluso no descartó la emisión de una tercera, lo que sería absolutamente excepcional y vergonzoso.

No le falta razón. En su primer informe de gobierno, el mandatario no hizo una sola mención a la situación de violencia que viven las mujeres veracruzanas a pesar de que en el estado se comete un feminicidio cada dos días –en septiembre se registraron al menos 17 casos- lo que nos coloca en el primer lugar nacional con más de 150 registros. Atrás quedaron las historias de las muertas de Juárez, ahora Veracruz es el nuevo cementerio de cientos de mujeres.

Ni Duarte, ni Yunes, ni Cuitláhuac han hecho algo que revierta la fragilidad y vulnerabilidad de las mujeres en Veracruz. A la par del número de feminicidios se multiplican los casos de agresiones sexuales en municipios como el puerto de Veracruz, lo que sólo ha servido para reavivar el encono político entre los Yunes y la actual administración. A nadie le interesa la protección efectiva de la mujer.

Veracruz vive un estado de mortal contradicción. Al tiempo que no se atienden las alertas de género emitidas hace ya casi tres años, el gobierno estatal presentó en enero pasado el programa Cero Tolerancia a la Violencia contra Mujeres y Niñas, en el que se pidieron acciones coordinadas del Gobierno estatal, federal y municipal.

Sin embargo no se trató más que de una simulación. Según la titular de CONAVIM, hay preocupación porque la directora general de Cultura de Paz y Derechos Humanos del Gobierno del Estado, Mayra Ledesma Arronte, no está entregando información para hacer una revisión de lo que sucede en Veracruz. Podríamos estar por conocer aun lo peor en el caso de las desapariciones de mujeres, lo que daría lugar a una tercera alerta de género en apenas cuatro años.

Además de falta de información, Ochoa Ávalos mencionó que no hay acompañamiento de las autoridades con la Comisión a su cargo, el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), subrayando que si es necesaria una tercera alerta esta se emitirá. ¿Qué está tratando de ocultar el gobierno de Cuitláhuac García? Su silencio no sólo es sospechoso sino criminal.

La realidad que viven las mujeres veracruzanas y la que interpretan las autoridades es completamente distinta. Hacer un recuento de los daños no es abonar al fatalismo, es tratar de entender lo que pasa en Veracruz, donde la violencia de género se ha vuelto algo desproporcionado e inimaginable.

A más de dos años de haberse declarado la primera, de las dos Alertas de Violencia de Género contra las Mujeres para Veracruz, las cuales tienen el objetivo de enfrentar y erradicar la violencia feminicida y/o existencia de un Agravio Comparado en Veracruz, no se han visto de manera clara las acciones por parte de las diferentes instancias de gobierno. Acaso un lindo sitio web.

A pesar de sus implicaciones, tal vez las alertas de violencia de género no son lo más grave que sucede en Veracruz, aún si llegara una tercera como ayer se advirtió. Aunque se trata de la omisión de políticas públicas que tienden a garantizar derechos fundamentales de la mujer, el agravio, la violencia, los homicidios y la impunidad descarada son las principales amenazas.

Las investigaciones de las autoridades siguen tratando de encontrar respuesta a los brutales homicidios en los antecedentes, la personalidad o la vida personal de las víctimas, jamás de sus victimarios. Y esta violencia se reproduce en un incesante bombardeo informativo que busca inducir que el fatal desenlace en la vida de una mujer siempre tiene su origen a que ella misma motivó la conducta de su agresor.

En breve, la administración estatal también podría presumir de que por primera vez, un gobierno recibe una tercera alerta de género.

Las del estribo…

  1. Nuestro literato presidencial presentó ayer su nueva obra sobre economía moral, para describir lo que llama la etapa post neoliberal. Ahora están a la búsqueda que alguien se anime a explicarle a López Obrador lo que “él mismo escribió”. Por cierto, resultó que también tiene “otros datos” respecto de su propio libro, pero que en la segunda edición lo arregla. Exquisitamente kafkiano.
  2. Dicen el alcalde Hipólito Rodríguez y la rectora Sara Ladrón Guevara que sus recientes declaraciones fueron sacadas de contexto. Ambos pagaron cara su imprudencia, pese a que Sarita hizo una réplica muy ruda a quien publicó su entrevista. Las reacciones de hoteleros y la comunidad femenil universitaria fue el mejor testimonio de su equivocación. Ambos están levantando los platos rotos.