José del Val Blanco, del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó en la Universidad Veracruzana (UV) que las comunidades y pueblos indígenas hablan de otra manera de estar en el mundo, mientras la idea de desarrollo que se tiene en las grandes ciudades es la generadora de la desigualdad que priva en el país.
Con su conferencia “Pueblos indígenas y extractivismo, obstáculos para la equidad en el buen vivir”, concluyeron las actividades de la Cátedra de Excelencia “Aureliano Hernández Palacios” 2019, que se desarrolló del 15 de octubre al 13 de noviembre en la Facultad de Derecho.
Destacó que Canadá es el principal extractor minero en el país, valiéndose de técnicas altamente dañinas para el ambiente como el fracking, mismas que, dadas sus características perjudiciales, están prohibidas en aquella nación norteamericana. “Vienen a México porque aquí es tolerable”.
Es más, el académico de la UNAM precisó que de las 290 mineras registradas en 2015 en territorio mexicano, 211 provienen del país de la hoja de maple.
Sin embargo, dijo, a la fecha el actual gobierno de la República no ha emitido un pronunciamiento respecto al cambio en la lógica de la industria minera y dejó en claro que cuando se habla del Fondo Minero, se trata de “cacahuates” a cambio de llevarse el oro y la plata de México.
Un problema más es la idea de desarrollo que generalmente se tiene: “Nosotros decimos ‘el sur no se ha desarrollado’, pero qué queremos, que el sur sea como la Ciudad de México, ¿ése es el desarrollo?: los hábitos de vida imposibles, multitudes sometidas, la destrucción del clima y de la naturaleza, los vehículos, el tráfico. De lo que los pueblos indígenas hablan es de otra idea de estar en el mundo”.
Para él, la idea de desarrollo que mantiene este gobierno, autodenominado Cuarta Transformación, con proyectos como la nueva refinería para Petróleos Mexicanos y el Tren Maya –en aras de detonar la economía de la región sur-sureste del país–, “es el mismo desarrollo que ha generado la desigualdad en México, y no es el verdadero, en el sentido de mejorar las condiciones de vida”.
En ese tenor, el académico de la UNAM en más de una ocasión comentó que México debería cambiar la lógica de la extracción minera, como sucedió en Bolivia. Al tiempo que dejó en claro que no está siendo “criticón” al actual gobierno mexicano, sino crítico en el mejor sentido de la expresión.
“Una de las cosas que hizo bien Evo (Morales) fue cuando cambió la lógica, recuperó los bienes de la nación para la nación; pero el problema que nosotros tenemos es que a nuestro presidente ya se los concesionaron a 50 años (por decir algo), entonces parar una concesión implica un problema político. Lo que (Andrés Manuel López Obrador) no quiere es confrontarse y entiendo que sea así, pero si no te confrontas… Ahora hay que espera el tercer año (de gobierno), que será el de la verdad.”
manera de contextualizar la actividad minera en el país, el académico destacó que México se mantiene como el principal exportador de plata en el mundo, desde la época de la Colonia a la fecha.
Asimismo, precisó que actualmente la explotación minera se desarrolla en 24 de 31 entidades, por ejemplo: Sonora (oro), Zacatecas (plata), Chihuahua (plomo), Coahuila (hierro y carbón), San Luis Potosí (fluorita), Durango (bentonita y perlita), Hidalgo y Veracruz (manganeso), Colima y Michoacán (hierro).
Éstos son “algunos de los estados productores más relevantes de este extractivismo que se ha vuelto rapaz y de despojo, por el daño que está causando en el medio ambiente en general, y en la mayoría de territorios y comunidades indígenas y campesinas”.
Abundó en lo citado líneas arriba, en el sentido de que hasta 2017 la Secretaría de Economía otorgó 32 mil concesiones en un área de 36 millones de hectáreas, que equivalen al 20 por ciento del territorio nacional.
Al mismo tiempo, remarcó que el porcentaje que gana el país es “ridículo”, en las concesiones mineras otorgadas en los últimos años, para la salida del oro y plata, entre otros minerales, del territorio mexicano. A manera de ilustrar, por cada kilogramo de oro que se llevan del país, dejan aquí un seis o siete por ciento.
“Esto es un despojo y el problema es que está legalizado por el gobierno mexicano. De este tema no hay todavía una discusión, la Cuarta (Transformación) no ha establecido ningún criterio de que se deba modificar absolutamente la estructura de las concesiones.”
Curiosamente, insistió, en la parte inicial del gobierno de Evo Morales en Bolivia, y que contribuyó a que en 10 años ese país cambiara sus condiciones de vida y educación, hubo un cambio de lógica con las mineras.
“Les dijo ‘tú te llevas el 80 por ciento y yo el 20, pues ahora cambiaremos las cosas (a la inversa)’. Aun así no se fueron las mineras del país, porque todavía es negocio, evidentemente. En nuestro caso, una decisión de esa naturaleza nos implicaría un volumen de recursos extraordinario.”
La conferencia fue moderada por el director de la Facultad de Derecho de la UV, Alejandro de la Fuente Alonso; le acompañaron en el presídium el coordinador y la secretaria técnica de la Cátedra de Excelencia “Aureliano Hernández Palacios”, Fernando Santiago Vásquez y Bertha Alicia Ramírez Arce.
AVC/Karina de la Paz Reyes