Abusando siempre de la buena fe del gobernante veracruzano Cuitláhuac García Jiménez, el diputado José Manuel Pozos Castro, quien entró al grupo de Morena gracias al apoyo que compró en el PT para que lo incluyeran como candidato por el distrito de Tuxpan, donde ha vividos los últimos años administrando un rancho de Raúl Salinas de Gortari, el ladino personaje que inició su vida laboral como trabajador de cuadrilla de la CFE en Xalapa, y jamás ha sido dirigente de los trabajadores de esa paraestatal, se coló hasta la cocina convirtiéndose en una especie de consejero del mandatario veracruzano, quien llegó a la gubernatura con pocos colaboradores de confianza pero todos respetuosos de su investidura, lo que Pozos aprovechó para hablarle al oído y recomendarle, según él, estrategias políticas que solo empinaron al titular del Ejecutivo en vez de ayudarlo. En el Congreso intentó convertirse en presidente de la Junta de Coordinación Política, lo que estuvo a punto de lograr, para poder manejar los millonarios recursos que ahí llegan para la administración de la estructura del poder Legislativo; no lo consiguió pero se hizo de la Presidencia del Congreso. Él fue quien recibió, de manos de su jefe Miguel Ángel Yunes Linares su segundo y último informe de gobierno, los videos del momento muestran a un nervioso y tembloroso Pozos Castro frente a un agresivo Yunes Linares, a quien le tiene pavor pues lo considera un “asesino”. Y en estos meses que le permitieron permanecer al frente de la presidencia del Congreso, Pozos se dedicó a convocar a sus oficinas a todos los grupos sociales que pudo con tal de demostrar más poder que el presidente de la Jucopo, el morenista de hueso colorado Juan Javier Gómez Cazarín, a quien de su empleado Pozos nunca bajó. Hoy dice que irá al gabinete del gobernante a una importante posición, y ojala no sea cierto porque el señor solo tiene una habilidad, es muy bueno para los billetes pero como funcionario es un completo asno, su paso por la titularidad del C4 en tiempos de Miguel Alemán Velasco hablan por sí solos de lo que es este rufián metido a político. ¡Cuidado, señor Gobernador!