Un par de académicos de la Universidad Veracruzana (UV), que por obvias razones pidieron omitir sus nombres, nos afirmaron que pese a las críticas que ha recibido la rectora Sara Ladrón de Guevara, la antropóloga ha puesto freno a los saqueos y excesos que se dieron durante los dos rectorados que le antecedieron en la era autónoma de la máxima casa de estudios –Víctor Arredondo Álvarez (1997-2004) y Raúl Arias Lovillo (2004-2013)–, por lo que argumentan que sí tiene calidad moral para sumarse a la demanda de las universidades públicas del país que están solicitando al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador una ampliación de 17 mil millones de pesos del presupuesto federal para la educación superior.
No obstante, coinciden en que a AMLO le asiste la razón al pedirle a las autoridades universitarias que se aprieten el cinturón tal como él y su gobierno lo vienen haciendo para que puedan ampliar su matrícula escolar, pues refirieron que según datos de la OCDE, sólo dos de cada 10 jóvenes mexicanos tienen acceso a la universidad.
Esta penosa situación, remarcaron, ha hecho que el Presidente haya tenido que echar a andar el Programa de Universidades para el Bienestar “Benito Juárez” para enfrentar el desafío de brindar acceso universitario a las decenas de miles de bachilleres que anualmente quedan fuera de los centros de educación superior al desaprobar los exámenes de admisión.
El pasado 1 de septiembre, al rendir su primer informe de gobierno, López Obrador dio a conocer que ya están en operación los 100 planteles, donde estudian 39 mil 170 jóvenes y trabajan 815 maestros.
Pero varios medios de comunicación han reportado que éstas carecen de instalaciones propias, equipamiento y, en algunos casos, hasta del mínimo de alumnos.
Inclusive, el ejercicio de recursos que se les han destinado a estas 100 Universidades para el Bienestar son un misterio, pues a menos de dos meses que se termine el año, se desconoce cómo se han ejercido los mil millones de pesos que se destinaron para ese concepto a la Secretaría de Educación Pública (SEP).
La revista Expansión Política, por ejemplo, mediante una solicitud de información (folio 0001100461219), descubrió que la SEP no gastó ningún peso destinado para esta tarea y que los recursos fueron transferidos al nuevo Organismo Coordinador de las Universidades Benito Juárez, el cual fue creado el pasado 30 de julio y aún no está disponible en la Plataforma Nacional de Transparencia como sujeto obligado. Por ello, aún se desconoce cómo se han gastado esos recursos.
Diario de Xalapa publicó este martes que, “en Veracruz, ni la Unidad de Transparencia de la Secretaría del Bienestar, ni la Oficina Representante de la Coordinación Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez, a cargo de Gustavo Moreno Ramos, tienen los datos de funcionamiento, instalaciones, maestros o estudiantes de los ocho planteles que se planearon abrir en el estado, aunque se afirma que ya se construye el de Poza Rica.”
Las niñerías de Indira
Vaya niñería –por decirlo con suavidad– con la que salió este martes la senadora veracruzana del PAN, Indira de Jesús Rosales, al regalarle un muñeco de Pinocho al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, durante la comparecencia del sonorense ante la Cámara alta del Congreso de la Unión.
Y es que si bien es cierto que Durazo Montaño debe ser cuestionado por la serie de pifias y contradicciones en que incurrió sobre el fallido operativo encabezado por la Guardia Nacional en Culiacán para detener a Ovidio, el hijo del “Chapo” Guzmán, tampoco debe perderse de vista que en el Senado de la República no caben ese tipo de infantiladas ni frivolidades, sino que se esperan posturas serias, sensatas, reflexivas y maduras de los legisladores para ver cómo se puede enfrentar y resolver la grave inseguridad que atraviesa el país, que es lo que realmente preocupa a todos los mexicanos.
Para este tipo de ridículos y vergonzosos numeritos, la ex secretaria yunista de Desarrollo Social mejor debería venir a competir con los payasitos que los fines de semana divierten más en el zócalo de Boca del Río o del puerto de Veracruz.
Por cierto, el Pinocho que puso sobre la tribuna fue tomado por la senadora Lucía Trasviña, de MORENA, quien como presidenta de la Comisión de Seguridad dirigió la comparecencia de Durazo.
“Me gustó Pinocho para mi nieto, yo pensé que era para mí, ya se lo guardé, ya se lo guardé”, dicen que expresó Trasviña antes de ocultar el popular muñeco.