Durante el operativo del sábado en Chiapas contra la caravana de africanos, caribeños y centroamericanos, agentes del INM arrestaron a peticionarios de asilo que niegan estar presentes en la marcha.
“Yo iba con los papeles legales. Se lo dije. Ellos vieron los documentos y nos metieron en la perrera”. Víctor Edgardo Ruiz Orellana, hondureño, del departamento de Olancho, de 31 años, protesta al abandonar la estación migratoria Siglo XXI, en Tapachula, Chiapas. Pasan algunos minutos de las 17:00 horas y el hombre, junto a su esposa y sus dos hijos, acaba de ser puesto en libertad. Con ellos caminan otros tres jóvenes de Honduras y otro más de El Salvador.
Todos ellos estuvieron encerrados más de 24 horas, desde las 9 de la mañana del sábado, a pesar de ser solicitantes de refugio en México.
Ruiz Orellana explica que huyó de Honduras a finales de mayo por problemas con un grupo criminal. Muestra su petición de asilo formulada ante la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar). Va por la segunda constancia, pero todavía no han transcurrido los 90 días que, según la ley, dispone la administración para responder.
El caso de Ruiz Orellana no es único. Según relata, otros muchos solicitantes de asilo, centroamericanos en su mayoría, fueron detenidos en la mañana del sábado. Ese mismo día, una caravana de unas 2,000 personas salió de Tapachula. Eran africanos, caribeños y centroamericanos con la intención de llegar a la frontera con Estados Unidos, pero un amplio despliegue de la Guardia Nacional, la Policía Federal y el Instituto Nacional de Migración (INM) les impidió el paso. Muchos de ellos fueron arrestados y encerrados en estaciones migratorias, tanto en Siglo XXI como en otras dependencias de Tuxtla-Gutiérrez.
Ruiz Orellana niega que él fuese en la caravana. “Estaba tomando un autobús con mi esposa porque iba a Huixtla a buscar trabajo, porque aquí no hay trabajo. Pasaron ellos y sin ninguna pregunta más, solo nos agarraron y nos metieron a la perrera”, se queja.
Su arresto fue a las 9 de la mañana a altura de Viva México, en la salida de Tapachula. El operativo contra la caravana tuvo lugar sobre las 16:30 de la tarde en el municipio de Tuzantán, a más de 30 kilómetros.
Asegura que la detención fue tranquila, más allá de que “a mi esposa le jalaron del brazo”. Asegura que en el interior de Siglo XXI hay migrantes con golpes y heridas causadas durante el arresto.
El joven hondureño dice que su objetivo no es llegar a Estados Unidos. Que quizás podría intentarlo si tuviese garantías, pero que él lo que desea es un trabajo y seguridad. “Con tal yo esté bien aquí, tenga mi trabajo, trabaje seis días a la semana para mantener mi familia, pueda estar seguro de que no me va a pasar nada, con eso me conformaría. Si se pudiera ir para allá, mejor”, dice.
Animal Político/ Alberto Pradilla