No es fácil hablar de feminismo. Lo difícil radica no sólo en la poca información que tenemos sobre el impacto social de este movimiento que recorre el mundo, sino también en la polarización y el encono que suele generar incluso entre las propias mujeres. Seguramente, habrá quien ya se haya sentido ofendida por el título de esta columna. Me disculpo, pero el contexto es importante.

En mayo pasado, el Congreso de Veracruz aprobó de manera unánime la “Ley Olimpia”, la cual reconoce como delito el divulgar, compartir, distribuir o publicar, audios, imágenes o videos de carácter erótico o sexual de una persona sin su consentimiento. Esta propuesta ya está aprobada en diez estados más, y sus promotoras esperan que muy pronto se convierta en ley general, es decir, de observancia nacional.

En nuestro estado, estas acciones se sancionarán de cuatro a ocho años de prisión y multa de mil hasta dos mil UMAS, al momento de que se cometa el delito, mismo que se perseguirá por querella; sólo en caso de que esta conducta se realice contra una persona en situación de discapacidad que no comprenda el significado del hecho, se perseguirá de oficio.

Según la reforma al Código Penal veracruzano, las penas aumentarán cuando el delito sea cometido por el cónyuge, concubinario o concubina o por la persona con la que haya estado unida la víctima en alguna relación de afectividad, aun sin convivencia.

También establece que la autoridad investigadora ordenará el retiro inmediato de la publicación que se realizó sin consentimiento de la víctima, al administrador de la plataforma digital, medio de comunicación o red social que la contenga, algo que hasta ahora representaba un verdadero viacrucis para las víctimas.

De acuerdo con el Frente Nacional para la Sororidad, en 2018 se detectó que en Veracruz operaban 45 mercados de explotación digital, particularmente en Facebook y Twitter, donde se han publicado hasta 3 mil 55 videos sexuales sin consentimiento de mujeres y menores de edad.

Estas publicaciones generan diferentes tipos de violencia digital como la ciber persecución, la extorsión y la trata virtual de personas. Ante esto, las víctimas sufren vulneraciones en el aspecto emocional y psicológico al ser sometidas a reproche social y burlas.

Pero, ¿quién es Olimpia, la mujer que sacudió la conciencia y los Congresos del país, que impuso su nombre a esta ley y que ha sido la protagonista de una historia contada desde las páginas de  la prestigiada BBC londinense?

Olimpia Coral Melo Cruz tenía 18 años cuando un video sexual acabó con su reputación de «niña promesa». Todos en su pequeña ciudad, Huauchinango, en Puebla, en el centro de México, hablaban del video en el que ella salía desnuda. Olimpia se encerró en su casa por ocho meses e intentó suicidarse en tres ocasiones.

Pero, después de un largo proceso, entendió que ella era la víctima de un tipo de violencia, aunque tardó en identificarla. Estudió sobre el tema y escribió una iniciativa de ley. Ahora, respaldada por mujeres de todo México, ha logrado que la ley de delitos contra la intimidad sexual, conocida como «Ley Olimpia», se aprobara en 11 estados del país.

Olimpia nunca escondió su rostro tras un pañuelo o un pasamontaña; no era necesario porque su cuerpo ya había sido exhibido y violentado en la redes sociales. Nunca tomó una lata de aerosol para vandalizar; tampoco se arropó en medio de cientos para gritar en el anonimato porque casi siempre lo hizo ella sola; que no se confunda: la marcha también es una expresión de sororidad que a veces se marchita por el protagonismo de las menos.

Tampoco criticó ferozmente a otras mujeres por pensar distinto –el hashtag #ellasnomerepresentan se viralizó como forma de rechazar la violencia y el vandalismo de algunas marchas-. Olimpia lucho por ella, por muchas, por todas; lo hizo con perseverancia e inteligencia.

Ella logró algo que decenas de marchas no han podido: hizo de la violencia sexual una causa, de la causa un movimiento, del movimiento una ley y de la ley, un espacio de seguridad y justicia para miles de mujeres que podrían vivir el calvario que ella sufrió a los 18 años, víctima de la confianza y el vacío de la ley para protegerla.

Olimpia Coral venció la depresión que el acoso y las burlas le provocaron y fundó el Frente Nacional para la Sororidad; elaboró la ley para enviar a la cárcel a los responsables de subir a internet imágenes, videos y audios de contenido sexual difundidos sin consentimiento de los involucrados: la Ley Olimpia.

Hoy su historia la conoce el mundo. Si Olimpia es una feminista, entonces sí, soy un feminista contumaz.

Las del estribo…

  1. Tuvieron que registrarse 6 mil casos y 15 fallecimientos para que las autoridades estatales reconocieran que el dengue se ha convertido en una emergencia fuera de control, como lo ha dicho el propio gobierno federal. Sólo para poner en contexto: el año pasado, a estas fechas, en Xalapa se habían registrado apenas 21 casos confirmados; este año llevamos más de mil. Muy tarde terminaron haciendo lo que querían ahorrarse: fumigar y contratar personal.
  2. Tras la suspensión de las sesiones programadas para el viernes pasado, el Congreso se prepara para realizarlas esta misma semana. A pesar de que se aprobará a destiempo –el plazo era este 5 de octubre-, el presupuesto del Congreso no tendrá problema. Es la designación de magistrados lo que sigue en disputa: Morena ya se envalentonó y quiere todas las canicas.