Hasta antes del sismo del 19 de septiembre de 1985 en México no existía la cultura de la prevención, lo cual quedó demostrado con los muchos edificios que se desplomaron como consecuencia de este evento natural, producto también de la carencia que se tenía de una ley de construcción adecuada; a partir de esa experiencia comenzó a cobrar vida esta cultura que, de manera paulatina, pero constante, se va fortaleciendo en nuestro país.
La anterior afirmación la hizo Ernesto Franco Vargas, jefe del Departamento de Estudios Económicos y Sociales de la Dirección de Análisis y Gestión de Riesgos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), quien participó el miércoles 18 de septiembre en la 3ª Semana de Universidad Segura 2019, con la conferencia “Trascendencia de la gestión integral del riesgo ante los desastres”.
Ante los integrantes de las unidades internas del Sistema Universitario de Gestión Integral del Riesgo (SUGIR) de la Universidad Veracruzana (UV), Franco Vargas habló de diversos aspectos contenidos en esquemas de gestión integral del riesgo, “pero muchas veces no están del todo claros”, por lo que buscó describirlos tanto en el marco de la Ley General de Protección Civil, como en el marco de la lógica y del sentido común “para que la gente conozca qué es, cómo se identifica, de qué se trata y cómo se prevé un riesgo”.
Precisó que con su exposición no buscaba mostrar una nueva visión de la gestión integral del riesgo, aunque, aclaró, “sí existe una nueva visión, ésta no discrepa mucho de la actual, sólo se hace mayor énfasis en la prevención y la previsión para saber cómo actuar antes de que suceda un evento que pueda generar algún desastre”.
Ernesto Franco lamentó que la mayoría de la gente desconozca la existencia de un Atlas Nacional de Riesgos, en donde se describen los riesgos hidrometeorológicos, geológicos, socio-organizativos y químicos, así como las zonas con mayor probabilidad de acontecimientos de desastres en esas cuatro categorías.
Como ejemplo, expuso que cuando un individuo va a comprar un predio o una casa no toma la precaución de conocer si está asentada en un lugar categorizado como de alto riesgo, lo que debería ser un primer paso para la precisión de riesgo; lo mismo sucede con poblaciones vulnerables asentadas en lugares de alto riesgo como son laderas o cuencas de ríos.
“Como no hay una adecuada previsión de riesgo, no conciben que algo puede pasar hasta que sucede y por eso hay poblaciones que padecen inundaciones; eso sólo está en la memoria de quienes han vivido 30, 40 o 50 años atrás.”
Refirió que existen dos tipos de eventos: los previsibles como los hidrometeorológicos, de los que se pueden hacer escenarios de riesgo, probabilidad y punto de impacto, hasta cuántos puede haber; y los no previsibles como los sismos, aunque su probabilidad de ocurrencia es muy alta, pero no se puede saber exactamente cuándo va a suceder.
Para concluir, el funcionario del Cenapred reconoció que poco a poco se va fortaleciendo la cultura de la prevención, que hay más gente interesada en la gestión del riesgo, por lo que se acercan a organismos de investigación y de educación, así como al sistema Infomex para preguntar qué se debe hacer ante determinadas emergencias.
“Ahí, en un par de párrafos se les capacita para calmar sus inquietudes y que tengan una idea de cómo proceder, eso es previsión.”
UV/José Luis Couttolenc Soto