La Universidad Veracruzana (UV) entregó el Doctorado Honoris Causa a José Ramón Cossío Díaz, ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por su trayectoria como científico social, operador jurídico e impulsor de una defensa impecable del respeto y efectividad de los derechos humanos.
La ceremonia de la entrega de la medalla y pergamino se realizó el 11 de septiembre, en el marco de la Sesión Solemne del Consejo Universitario General que tuvo lugar en Tlaqná, Centro Cultural, encabezada por la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara.
José Ramón Cossío dijo que estos actos hacen recordar a quienes trabajan en la producción del pensamiento crítico, que es una oportunidad para encontrarnos y tener la posibilidad de hablar, de unirnos y de no perder los valores que nos llevaron a tener la academia como una opción de vida.
“Un acto como el del hoy nos refrenda que formamos parte (más allá de la especialidad) de una comunidad que ha elegido una forma de vida, pensando, escribiendo, reflexionando, educando.
”No escapa para ninguno de nosotros que el mundo pasa por un proceso complejo y las comunidades que formamos, los resultados que producimos, las formas en que tratamos de conformar el mundo, están siendo cuestionadas por una especie de irracionalismo bastante dicotómico, bastante simple, que nos trata de encasillar a partir del ejercicio de la política en categorías muy simples.”
Agradeció a la Rectora de la UV y los miembros de la comunidad universitaria, por recordarnos que somos parte de una comunidad de pensamiento, por lo tanto no podemos arrear las banderas en estas condiciones mundiales que sabemos y padecemos.
José Ramón Cossío no se dejó seducir por el poder político
Marisol Luna Leal, catedrática de la Licenciatura en Derecho del Sistema de Enseñanza Abierta (SEA), región Veracruz, leyó la semblanza del ministro en retiro. Expresó que Cossío Díaz trasciende como profesor, investigador, juez, servidor público, líder de opinión e intelectual.
Mencionó que lo primero a destacar es su desempeño docente, que durante 35 años –parafraseando a Martín Calva– no ha sido de los profesores que hacen sentir que el universo es del tamaño del pizarrón, sino de aquellos que en cada curso o clase hacen parecer que el universo entero puede caber en el pizarrón.
Subrayó que ha hecho de la enseñanza del Derecho, de la construcción, entendimiento, aplicación e interrelación de la norma, un mundo en tercera dimensión.
“Así con rigor académico, honestidad intelectual, sencillez, empatía y cercanía con sus alumnos, ha forjado una escuela, sin la cual no se podría explicar el derecho contemporáneo. Ha escrito 28 libros, coordinado 12, compilado ocho y dirigido uno.”
Desde el aula y la investigación expuso la necesidad de cambiar el modelo positivista, que impulsa la comprensión del derecho única y exclusivamente desde la perspectiva normativista, aspecto que como juez buscó modificar al introducir el uso de la evidencia científica y opinión experta en las decisiones de la SCJN.
Desde la academia y la investigación, en 1994 fue artífice de la más amplia reforma constitucional en materia judicial, no sólo cambió el entendimiento e interpretación de la Constitución hasta entonces favorecedor de un régimen de partido hegemónico, sino que dio paso al diseño e implementación de la justicia constitucional en México.
“Como dijo Jesús Silva Herzog Flores: ‘su aporte debe ser aquilatado porque encarna la otra transición, la discreta transición que da asiento al pluralismo a través de la afirmación del arbitraje supremo’.”
Mencionó que a sus 42 años de edad se convirtió en ministro de la SCJN; como juez, las inquietudes del investigador y profesor tomaron cauce. Entre la audacia y prudencia, sentencia a sentencia, con votos en contra y votos particulares, buscó maximizar las posibilidades normativas de la Constitución con una visión democrática, social, garantista y liberal, al tiempo de construir una nueva teoría constitucional de la corte.
“Sentó precedentes y marco rutas en temas de transcendencia nacional, con casos que marcaron un antes y un después en la historia de la Corte, en justiciabilidad de los derechos humanos y en la teoría constitucional de este país.”
Luna Leal subrayó que como juez fue vanguardista, no le tuvo miedo a la transparencia, al argumentar de frente a la sociedad, por ello impulsó la transmisión en vivo del pleno de la SCJN a través de un canal de televisión abierta; defendió la independencia judicial, en especial sus convicciones morales; hubo imparcialidad e integridad en cada renglón de sus sentencias, de sus votos particulares, de sus votos disidentes. No se dejó seducir por el poder político.
“Fue un servidor público que no se subió a los peldaños de la arrogancia y prepotencia, consciente del fin último de su encomienda, de la transitoriedad de su encargo y de la vida misma, siempre sin distinción alguna, de un trato afable y empático, pero siempre firme y claro cuando era necesario.”
UV/Paola Cortés Pérez