A lo largo de este miércoles corrió con fuerza la versión de que Miguel Ángel Yunes Linares y su familia habrían salido al extranjero –hubo quien incluso señaló a Nueva York como destino- ante la amenaza, también sin confirmar, de que se habrían girado órdenes de aprehensión contra él y algunos de sus colaboradores.
De confirmarse, sería el colofón momentáneo de un largo enfrentamiento político del clan Yunes con el Presidente López Obrador que hoy los ha llevado al exilio. No será difícil de comprobar, ya que el propio ex mandatario estatal acostumbra salir a la calle en medio de la tormenta.
Al mismo tiempo, se estaría cerrando un capítulo de persecución y venganza en contra del ex gobernador Javier Duarte y un número muy importante de ex colaboradores que pisaron la cárcel y que hoy se encuentran en libertad. En todos los casos, los jueces no llegaron a deliberar sobre su responsabilidad o inocencia, simple y llanamente obtuvieron su libertad por el desaseado proceso penal al que fueron sometidos.
Durante dos años, los carniceros de entonces utilizaron toda la fuerza del Estado para borrar del escenario a los adversarios que jugaban el papel de reses en el matadero. La Fiscalía, el ORFIS, el Congreso, los jueces y hasta la Secretaría de Seguridad Pública fueron puestas al servicio del mandatario para hacerles la vida un infierno. Hoy, convertidos en reses, estas instituciones se han vuelto contra ellos.
El tsunami morenista los arrastró y los roles se intercambiaron. A la Presidencia llegó el peor de sus enemigos, Andrés Manuel López Obrador, quien ha decidido degustar en frío el plato de la venganza. Acaso durante estos meses, paradójicamente, la inexperiencia y falta de capacidad política del Gobernador Cuitláhuac García y sus operadores actuaron en favor de Miguel Ángel Yunes, quien sostuvo contra viento y marea a un fiscal que servía de blindaje para él y los suyos.
Pero llegó un septiembre de pesadilla. De manera sorpresiva removieron al Fiscal –aunque todavía pelean en tribunales su restitución-, perdieron la elección de la dirigencia estatal frente al grupo opositor y se empezaron a desempolvar los expedientes en contra de Miguel Ángel Yunes y sus principales colaboradores. El asedio ha sido absoluto, casi de la misma forma que él mismo lo hizo en contra de los duartistas.
Ayer mismo, como trofeo personal, el presidente de la Junta de Coordinación Política presentó una iniciativa ante el Congreso local para establecer que el delito de pederastia sea imprescriptible en el Estado de Veracruz, advirtiendo que se castigará a los delincuentes “por muy poderosos que se digan”, en clara alusión al ex gobernador Yunes. El fantasma de la pederastia lo perseguirá hasta la tumba así nunca haya sido enjuiciado por ello.
Según Gómez Cazarín, con esta medida se manda un mensaje a quien atente contra la integridad física de un menor “será perseguido el resto de su vida”. Sin averiguación vigente y sin la posibilidad de retroactividad, no es algo que preocupe al ex mandatario. Aunque tiene otras cosas en qué ocuparse, le corrieron la cortesía; la persecución apenas empieza.
Sin embargo, peleador callejero, con las cicatrices de mil batallas, Miguel Ángel Yunes no ha capitulado. Sus apariciones públicas han sido frecuentes. Asistió a la mesa de votación en la elección interna del PAN y apenas el domingo pasado acompañó a su hijo Fernando, Presidente municipal de Veracruz, durante la ceremonia del grito de Independencia. Hasta ahora, su exilio es sólo un rumor.
Eso explica también el súbito activismo de los senadores del PAN para promover la desaparición de poderes en Veracruz y llevar a juicio político al Gobernador. Como ayer se comentó en este mismo espacio, ninguna de estas intenciones prosperará ante la falta de causales fundamentales. El PAN tiene argumentos políticos pero carece de pruebas que acrediten sus dichos; son tiros de saliva.
En todo caso, la cortina de humo azul desplegada esta semana sirve también para desviar la atención sobre las investigaciones que pesan sobre los senadores Julen Rementería e Indira Rosales durante su paso por el gabinete yunista. En breve, saldrán a decir que las denuncias en su contra son consecuencia de la intentona de derrocar al gobierno veracruzano.
Veracruz se ha convertido en la historia sinfín de reses y carniceros, de venganzas eternas que sólo han traído violencia y han detenido el desarrollo del estado. Otra vez seremos testigo del desfile de exfuncionarios por los juzgados y la cárcel.
Ni antes ni ahora ha habido justicia, sólo venganza. ¿Quiénes serán los próximos carniceros? ¿Quiénes serán las próximas reses?
Las del estribo…
- Hasta anoche, la Cámara de Diputados seguía discutiendo casi de manera clandestina las leyes secundarias de la reforma educativa. La CNTE ya logró recuperar el control de las plazas docentes y ahora va por los contenidos de los libros de textos. El gobierno de la 4T sucumbió ante un movimiento más beligerante, más autoritario y más anárquico. El bravucón siempre teme al más violento.
- Del ex Fiscal Jorge Winckler ya pocos se acuerdan, si acaso el Gobernador del Estado. Cuestionado sobre el homicidio de una maestra en el municipio de Coatepec, molesto, respondió que durante la administración de Winckler sucedían cosas peores. Seguramente así fue, pero lo que pasa ahora es responsabilidad de una fiscal a quien todos tratan como una empleada.