Científicos de Países Bajos y Estados Unidos alcanzaron un nuevo hito en la preservación de órganos fuera del cuerpo: lograron que un hígado humano se almacene exitosamente hasta por 27 horas. Hasta ahora, un hígado podía permanecer fuera del cuerpo a 4ºC un máximo de 12 horas antes de ser trasplantado. En ese tiempo, que es poco más de una noche, las células sufrían. Los médicos, a contrarreloj, las sacaban del cuerpo a 37ºC, las sumergían a 4ºC y a pocas horas, las volvían a calentar con prisa.
Para lograr esta nueva marca, el hígado fue críopreservado y enfriado a -4 grados centígrados. Los investigadores no se atrevieron a devolver los órganos de prueba al cuerpo humano, pero después de la descongelación, los órganos recuperaron sus funciones: produjeron energía, secretaron bilis y mantuvieron el tono vascular. El trabajo con todos los detalles fue publicado en la revista Nature Biotechnology.
La donación de órganos, un problema latente
Encontrar órganos para trasplantes a menudo es difícil no solo por la escasez de donantes, sino también porque los órganos pierden rápidamente su viabilidad. Un hígado humano aislado generalmente se almacena en frío (4 grados Celsius), y en esta condición no puede soportar más de 12 horas. Durante este tiempo, no siempre es posible transferir un órgano de una clínica a otra y además, preparar al receptor para la cirugía.
A temperaturas bajo cero el órgano podría sobrevivir un poco más: sin embargo, el congelamiento causa daños muy severos, similares al daño que el congenlamiento causa en la piel o extremidades. Esto a su vez haría al órgano no trasplantable.
Reinier de Vries, junto a su equipo de colegas de los Países Bajos y los Estados Unidos, desarrolló una técnica que le permite almacenar un hígado aislado durante mucho más tiempo, hasta 27 horas. Los científicos elaboraron este protocolo en cinco órganos donantes de prueba, que por una razón u otra no eran aptos para el trasplante.
El proceso
Los investigadores antes ya habían demostrado con ratas que era posible “superenfriar” los órganos hasta -6º C son causar daño a los tejidos, extendiendo la preservación de los mismos a una cuestión de días. Esta tecnología maravilló a los médicos en su momento; sin embargo, el “superenfriamiento” no era necesariamente aplicable a órganos humanos. A mayor volumen, es más dificil prevenir la formación de hielo en temperaturas menores a cero.
Por ello, de Vriers, quiso escalar a 200 veces el tamaño de la efectividad de la técnica usando una combinación de tecnologías. Antes de “superenfriar” los órganos, los científicos acondicionaron los hígados con un cóctel suministrado a través de perfusión mecánica (procedimiento para insertar sangre u otros líquidos a un organismo a través de la vía intravenosa), otra técnica usada para los trasplantes. Esta asegura que la solución criopreservante es distribuida adecuadamente a través de todo el órgano.
En la mezcla (o cóctel) crioprotectora, insertado a través de perfusión mecánica, se incluyó glicerol, que también se usa a menudo para congelar embriones o células germinales, así como 3-O-metil-D-glucosa y trehalosa, un carbohidrato con el que las larvas de insectos sobreviven a temperaturas extremas.
Los hígados humanos pueden ser transportados a -4º C, y en el lugar de trasplante, la perfusión mecánica nuevamente es usada para calentarlos cuidadosamente y sacarlos de su estado de animación suspendida.
Usando esta técnica, los investigadores fueron capaces de incrementar el tiempo fuera del cuerpo hasta 27 horas, un tiempo lo suficientemente extenso para órganos donados para ser enviados virtualmente a cualquier parte en los Estados Unidos o incluso a otros países. La técnica podría hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso al transplantar un hígado.
Fuente de muchos beneficios
Muchas veces, cuando un órgano está disponible, el receptor que lo necesita puede no estar cerca. En términos de distancia, en consecuencia, cuando se añade tiempo a la preservación del hígado esto significa que se puede buscar a mucha mayor distancia no solo un buen partido, si no uno excelente, explica el equipo.
Esto trae una variedad de beneficios: menos órganos descartados, más órganos en receptores, y una mejor adaptación de estos órganos a sus receptores, lo que significa que el órgano va a ser mucho más saludable y durable en su receptor.