Juan Carlos López Acosta, adscrito al Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), dijo que la gran parte de las áreas naturales conservadas del país –y quizá del mundo– es vegetación secundaria que ha sido alterada.

El investigador dijo que las áreas conservadas de vegetación secundaria pueden tener muchas funciones ecosistémicas y brindan la oportunidad de ser sitios que resguardan la gran parte de la biodiversidad existente.

“Son zonas ricas por estudiar, tenemos grandes oportunidades de investigación, por ello debemos ser más positivos”, destacó López Acosta, quien se dedica al análisis del actual uso de suelos en México, bajo el contexto denominado “ecología del Antropoceno”.

Señaló que el hombre ha cambiado tanto la configuración espacial de nuestros bosques y áreas naturales, que emergen nuevas maneras de usarlas, a las que muchas veces no se les da el suficiente valor, “queremos bosques bien conservados, pero también necesitamos de otros recursos.

”Lo que estudio es el aprovechamiento que se hace de estos nuevos sistemas, un manejo comunitario con nuevos usos y virtudes del sistema, así como conocer el impacto del hombre sobre la naturaleza y la respuesta ante ello, para aprenderlo y replicarlo en otros sistemas a fin de hacer restauración ecológica.”

Un ejemplo de esto, mencionó Juan Carlos López, es el trabajo realizado por la comunidad Rancho Nuevo, donde hace años han desarrollado el cultivo de palma camedor en convivio con cafetales y bosques jóvenes.

Esta área, dijo, anteriormente había sido de pastizales que se convirtieron en bosques jóvenes en donde la población introdujo la palma, la cual necesita características ambientales especiales.

“La comunidad empezó la producción del café asociado con la palma, ambos necesitan sombra, así que aprovecharon los árboles que crecieron de manera natural con el proceso de sucesión y los aumentaron con las especies que consideraron más útiles y de rápido crecimiento.”

La palma camedor es totalmente de ornato, las personas las usan junto con las flores, así que tiene un mercado comercial a nivel nacional e internacional. Al ser un recurso forestal que puede importarse, requiere tener características específicas como el tamaño de las hojas, no estar dañada por patógenos o herbívoros, entre otras.

Cuando observaron que se había recuperado el área forestal a partir del cultivo de la palma, decidieron hacer un análisis de la cobertura de 1973 a 2017 y encontraron que aumentó la cobertura vegetal asociada a la producción de esta planta, así que iniciaron un estudio de la zona a partir del método de percepción remota y de la firma espectral MDI (índice de verdor), al mismo tiempo que hicieron un censo sobre la diversidad y el tipo de plantas.

Los datos arrojados, apuntó López Acosta, fueron medidas muy bajas de MDI, y aunque hay plantas que proporcionan una cobertura vegetal importante, se trata de árboles pequeños que se usan para dar sombra a la palma.

“Al parecer sí hay una mejora en la cobertura vegetal, pero existe una reducción en la diversidad del estrato arbóreo, registramos algunas plantas pequeñas en términos del diámetro natural a techo (DNAT), que es lo que indica la altura de un árbol.”

Este caso, destacó el investigador de la UV, demuestra que “no todo lo tradicional es bueno ni todo lo nuevo es malo”; esto es, el hombre ha reconfigurado al mundo, ahora se habla de antromos (sistemas bilógicos modificados por el hombre) que pueden proveer servicios ecosistémicos, captura de carbono, sitios de refugio animal y vegetal, la cuestión es cómo optimizarlos y precisamente este estudio va dirigido a optimizar un antroma (ambiente natural humanizado).

“Se optimiza con el aumento de la diversidad de especies; búsqueda de estrategias que procuren el refugio de vertebrados, aves y otros animales; buscar maneras que mediante la diversificación disminuyan procesos de patógenos y herbívoros en las plantas; utilizar sistemas de fertilización vía orgánica.

”Todo este tipo de espectro que pueda ayudar a optimizar un área que no tenemos la esperanza de devolverla a como era originalmente, pero que cumpla con las funciones ambientales y ayudar a aumentar el bienestar social.”

UV/Paola Cortés Pérez