La gente empezó a llegar de alrededor del mediodía al Palacio de Bellas Artes para recordar a Francisco Toledo, quien hizo mucho para Oaxaca: impulsó la creación de bibliotecas, de centros culturales y peleó por la preservación del patrimonio cultural y monumental.

En el vestíbulo del máximo recinto cultural se montó una pequeña exposición conformada por siete obras y una fotografía del maestro Francisco Toledo.

Mientras la gente recorría la pequeña exposición, el Coro de Madrigalistas interpretó seis canciones de origen zapoteco, entre ellas El feo, que tanto le gustaba a Toledo, y por supuesto La Martiniana, que recuperó, el poeta Andrés Henestrosa: » no me llores, no, no me llores, no, porque si lloras yo peno, en cambio si tú me cantas, yo siempre vivo, y nunca muero».

Poca gente acudió a evocar la memoria del grabador, ilustrador y pintor Francisco Toledo, pero asistió con el corazón, dejando cálidos mensajes en el libro que se puso a la entrada de Bellas Artes: «gracias maestro Toledo por el ejemplo que nos diste en vida y el legado que nos dejas en tu muerte, vivirás siempre en el corazón de los mexicanos y de tu hermoso estado de Oaxaca. Hasta siempre, Aurora, 6 de septiembre de 2019.

Milenio