El golpe del cuitlahuismo en el Congreso local fue tan sorpresivo y contundente que el fiscal Jorge Winckler, los diputados locales del PAN y, sobre todo, el jefe político de ese grupo que ansía recuperar el poder para su primogénito en el 2024 –el mismo que semanas antes, en una reunión de panistas afines en la residencia familiar de El Estero, de Boca del Río, había fanfarroneado con que “le vamos a romper la madre a MORENA” – quedaron literalmente en estado de shock, pues su reacción fue bastante lenta y torpe para impedir el desalojo del abogado yunista del único reducto de poder que les quedaba y el que pretendían seguir usando hasta finales del sexenio del gobernador Cuitláhuac García como palanca de fuerza para blindar a sus cómplices y potenciales aliados rumbo a la siguiente sucesión gubernamental, para la cual será determinante también la elección interna de este domingo 8, ya que se decidirá si la facción del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares retiene el control del Comité Directivo Estatal del partido blanquiazul o si lo arrebata la corriente que encabeza el ex diputado y ex alcalde de Tantoyuca, Joaquín Guzmán Avilés.
A diferencia de 2016, cuando siendo aún gobernador electo alentó la toma violenta del Palacio de Gobierno liderada por su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, a la sazón alcalde de Boca del Río, y a la que se sumó hasta el entonces dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya –quien inclusive hizo la pantomima de dormir en uno de los pasillos palaciegos, acompañado también de Pepe Mancha Alarcón, quien busca reelegirse como dirigente estatal–, ahora Yunes Linares no ha contado con el respaldo del CEN para defender a su fiscal carnal, pues el líder partidista Marko Cortés está concentrado en la batalla que actualmente libra contra el lopezobradorismo en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión por la presidencia de la mesa directiva.
Por otra parte, al día siguiente del golpe de la Diputación Permanente, el coordinador de los diputados locales de Acción Nacional, Sergio Hernández, hizo el ridículo con un grupo de legisladores que fueron a Palacio de Gobierno a solicitarle audiencia al gobernador Cuitláhuac García, el cual presidía en esos momentos la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz en las instalaciones del Astillero de la Secretaría de Marina en Coatzacoalcos. Como obviamente el mandatario estatal de MORENA no los recibió, le dejaron pegado en uno de los accesos un oficio para que legalmente les diera respuesta, pero el documento estaba fechado el ¡12 de diciembre de 2018!
Todavía peor: el diputado panista Omar Miranda exigió a sus homólogos de MORENA que dijeran cómo se enteraron que Winckler no estaba certificado, pues afirmó que supuestamente esa información es confidencial, dejando en entredicho al propio fiscal yunista que hasta las 22.30 horas del martes salió a declarar en conferencia de prensa que “yo estoy evaluado y aprobado en control de confianza.”
“Yo no soy un delincuente, estoy avalado no solo a nivel nacional sino también a nivel internacional por agencias norteamericanas con las cuales gozo de total confianza como funcionario público”, presumió Winckler, quien legalmente lo debe comprobar para retomar su cargo, como bien lo puntualizó el diputado José Manuel Pozos Castro, presidente de la mesa directiva de la LXV Legislatura local.