Orizaba, Ver.- Ricardo Serna Lagunes, investigador y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (FCBA) de la Universidad Veracruzana (UV), campus Peñuela, y Roberto Carlos Montiel Martínez, estudiante de la Licenciatura en Biología, desarrollan un trabajo de investigación acerca de la forma y tamaño del cráneo de lagartijas de la región de las Altas Montañas del estado de Veracruz.
En un resumen de este trabajo, Roberto Carlos detalló que las lagartijas son un modelo biológico que permite poner a prueba hipótesis sobre la evolución de sus rasgos morfológicos. El hocico y el cráneo han evolucionado debido al tipo de alimentación, la cual está determinada por la calidad del hábitat.
Ahora estudia a la lagartija de panza rosada, Sceloporus variabilis, una especie adaptable a ambientes perturbados, pues tiene interés en conocer la evolución de la forma y el tamaño del cráneo de 10 poblaciones de estas lagartijas en 10 distintos tipos de hábitat en la región de las Altas Montañas de Veracruz.
Explicó que, para evidenciar la evolución en el tamaño y la forma del cráneo de las lagartijas, se utilizan fotografías estandarizadas, las cuales se analizan en un software especializado en morfometría geométrica.
Con ello se establecen puntos homólogos sobrepuestos de distintos caracteres craneales de las lagartijas capturadas, y se aplican métodos estadísticos que ayudan a determinar o no diferencias en la morfología del cráneo.
El profesor Serna Lagunes señaló que si el resultado es positivo indica un cambio en la morfometría de la población como respuesta de la calidad del hábitat; con el paso del tiempo evolutivo la población podría desarrollar características diferenciables de la especie original, a tal grado de considerarla como una subespecie, es decir, ecotipos asociados a un ambiente particular.
“Los alcances del proyecto pueden ayudarnos a entender los procesos microevolutivos de las especies de lagartijas, lo cual es importante en la formación del biólogo, ya que se puede conocer cómo la evolución moldea la forma y tamaño de la biodiversidad”, comentó el académico.
Las lagartijas están en todas partes, reptan con movimientos nerviosos sobre todo tipo de superficies, son inofensivas y huidizas, se esconden en grietas, piedras o matorrales, tienen 10 años de vida en promedio y miden hasta 10 centímetros sin contar la cola, su piel está cubierta de escamas diminutas, se alimentan con todo tipo de insectos pequeños o medianos.
Esta clase de reptil es bien recibida a donde vaya por su capacidad de estabilizar ecosistemas, al integrar un eslabón clave de la cadena alimenticia.
UV/Francisco Javier Chaín