Madrid, El día de hoy Google celebra el natalicio del colombiano Eduardo Ramírez Villamizar que nació el 27 de agosto de 1922 y hoy lo festeja con un doodle, lo que sería su 97 aniversario.
Sus padres fueron Jesús Ramírez Castro, oriundo de Villa del Rosario y de Adela Villamizar Cote, pamplonesa. Fue el menor de 11 hermanos.
Su padre fue artista joyero y al caer en bancarrota, la familia se trasladó a Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander. Sin embargo, Eduardo viajó a estudiar a Bogotá arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, aunque su interés gira en torno a la pintura. Al dejar la carrera de arquitectura, comenzó a pintar en términos expresionistas.
Eduardo Ramírez Villamizar se le considera uno de los escultores más notables de su país quien estudió arquitectura antes de obtener el reconocimiento mundial por sus pinturas y esculturas.
Expuesto al modernismo internacional en viajes a París y Nueva York durante la década de 1950, tuvo un éxito temprano. Una de sus piezas, “The Black and White Painting”, fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1956, y dos años después ganó un premio Guggenheim.
En parís, realizó su obra personal, que se caracterizó por la relación estrecha de formas planas presididas y las líneas rectas o curvas, diseño y color que se engranan entre sí.
La pintura abstracta de Ramírez fue el preámbulo necesario de su obra de escultor. Es tal la unidad de toda su producción, que algunos cuadros anticipan claramente sus primeros relieves e, incluso, anuncian las formas y los espacios de sus esculturas libres.
Cuando regresó a su país, se convirtió en pionero del arte abstracto. Su exposición individual de 1952 en la Biblioteca Nacional de Bogotá fue una de las primeras muestras de pintura abstracta, y su composición de 1957 en Ocres fue el primer mural no objetivo del país.
Las formas curvas de su gran relieve de “El Dorado” creado para el Banco de Bogotá estaban cubiertas de pan de oro, un guiño a las figuras precolombinas y la orfebrería latinoamericana. En obras escultóricas posteriores, tradujo las formas distintivas del arte precolombino en planos abstractos.
Villamizar representó a Colombia en la Bienal de São Paulo de 1969, ganando el segundo premio internacional. Creó la monumental obra “Sixteen Towers” de 1974 sobre las colinas de Bogotá, y el gobierno colombiano le otorgó la prestigiosa Cruz de Boyacá.
En Colombia, la crítica argentina Marta Traba fue quien mejor definió los parámetros del trabajo del artista, mediante los cuales se puede analizar aún hoy la obra de Ramírez Villamizar, de extrema coherencia y limpidez de significados.
Después, Eduardo se instaló en Suba, en una casa con amplio jardín. Allí colecciona, junto a algunas obras precolombinas y modernas, cientos de caracoles. Ese contacto tan cercano con la naturaleza se manifestó de muchas maneras en sus trabajos de fines de los setenta.
A comienzos de los ochenta Ramírez volvió a trabajar esculturas de líneas rectas y realizó algunas piezas de escasa altura, prácticamente extendidas por el piso. La arquitectura volvió a presidir muchos de los trabajos de los ochenta.
Su legado sigue vivo en el Museo de Arte Moderno Eduardo Ramírez Villamizar en su ciudad natal, donde gran parte de la obra del artista se encuentra en una gran casa colonial en la plaza central de Pamplona.
La noche del 23 de agosto, falleció el Maestro en Bogotá y desde el 22 de septiembre de 2004, las cenizas del Maestro Ramírez Villamizar reposan en una vasija de barro de la artista nortesantandereana Beatriz Daza y están depositadas al pie del magnolio centenario, en el patio central del museo como así lo quiso él.
La placa es una obra en homenaje al Maestro de la artista Edelmira Boller.
Sin Embargo/ EuropaPress