El próximo mes de septiembre el Banco de México (Banxico) pondrá en circulación el segundo billete de la nueva familia, ahora será el de 200 pesos, con el objetivo de ofrecer mayor seguridad en este medio de pago y representar de mejor manera la historia y riqueza natural que nos identifica como nación; no obstante, el instituto central hizo un llamado a revisar las piezas, para evitar ser objeto de falsificación.
Por mandato constitucional, el Banxico es el encargado de proveer billetes y monedas a la economía, la decisión de poner en circulación un nuevo billete está a cargo de la Junta de Gobierno, formada por el gobernador y cuatro subgobernadores.
En entrevista con MILENIO, el director general de Emisión del Banxico, Alejandro Alegre, explicó que los billetes se cambian por tres razones básicas: por seguridad, para dotarlos cada vez más de mayores elementos que permitan inhibir la falsificación; por cuestiones de durabilidad, encontrar mejores materiales para que el tiempo de vida sea mayor, y para incorporar distintas marca y elementos para ser utilizados por personas ciegas o débiles visuales o por los equipos aceptadores (máquinas que reciben dinero) para que sean más fáciles las transacciones.
Señaló que un billete sale de circulación cuando está deteriorado y ya no es fácil identificar características de seguridad o cuando los usuarios sugieren que la denominación ya no es útil para utilizarlo en sus transacciones cotidianas, esto tiene que ver con el poder adquisitivo que se va perdiendo por la inflación, pero también con las preferencias del público.
Asimismo, una nueva denominación tiene que ver con la composición de los precios y las preferencias de los usuarios y es algo que también decide el banco central, con base en esto.
En el caso específico del billete de 20 pesos, prevén que salga de circulación y en su lugar imprimir una moneda, pero la decisión depende de temas de costo-beneficio, al ser la denominación más usada.
“El billete de 20 pesos cuesta menos fabricarlo, pero dura 40 meses en circulación, en cambio la moneda cuesta más que imprimir un billete, pero dura en circulación más de 30 años, entonces es hacer una mejor utilización de los recursos públicos”, señaló Alegre.
Al preguntarle cuál es el costo de fabricación de un billete, detalló que, en promedio, poco menos de un peso, aunque por el material, que es plástico, es más elevada la fabricación de las denominaciones de 20 y 50, pero duran más que el resto, que está hecho de algodón. El año pasado, la cifra de billetes falsificados se redujo a 67 por cada millón.
Distintos tamaños
Al observar billetes de otros países donde todos miden lo mismo, sin importar la denominación, llama la atención que los mexicanos tienen diferentes tamaños. En este sentido, el directivo afirmó que tiene que ver con la intención de facilitarle a las personas invidentes o débiles visuales su identificación, el tamaño más pequeño es para los de 20 pesos y va aumentando en la medida que la denominación es más alta.
Abundó en que la emisión de billetes no está sujeta a algún estándar internacional, por lo que esencialmente lo que se busca es que sean más seguros y funcionales para toda la población y, recientemente han querido incorporar en su diseño con mayor rigor el proceso histórico de la nación, desde el México antiguo, la colonia, independencia, reforma y restauración de la República y el México moderno, así como la riqueza natural y cultural que nos identifica como nación.
Hace varios años la Junta de Gobierno del Banxico aprobó una metodología de análisis de elementos de seguridad, que se relaciona con lo que distintos proveedores ofrecen en cuanto a papeles, plásticos, tintas, barnices y las ventanas de hologramas, se revisa cada una de esas tecnologías para ver cuál es la más robusta y tiene el mejor balance costo-beneficio.
“El Banco de México participa en un centro que se llama en inglés el Reproduction Research Center, que es un centro de reproducción para analizar los elementos de seguridad, está basado en Europa y probamos qué tan fácil de imitar son los nuevos elementos de seguridad que se están poniendo a disposición del mercado y ahí hacemos análisis de adversarios para ver si efectivamente podrán resistir los intentos de falsificadores para reproducir estos elementos de seguridad o para reproducir los billetes”, dijo Alejandro Alegre.
Puntualizó que el billete más falsificado es el de 500 pesos, el segundo está entre los de 100 y 200 y los que menos se falsifican son los de 20 y 50. Si bien esos dos últimos por el material del que están hechos, es una realidad que las personas no revisan sus billetes, por lo que hizo un llamado a hacerlo, ya que de hacer una transacción con uno falso pueden ser tratados como delincuentes y obtener sanciones penales.
El Banxico invitó a no romper los billetes sino a entregarlos en una sucursal bancaria y dar seguimiento al uso de ese billete, puesto que es analizado por peritos para tener información relacionada con esta práctica delictiva.
Milenio/ Silvia Rodríguez