Cuitláhuac no pasó un buen sabadaba. Durante el fin de semana corrió con intensidad, one more time, la versión sobre su eventual salida del gobierno estatal. Como cualquier versión política, tiene un poco de verdad y mucho de fantasía. Sin embargo, todos coinciden en que la paciencia del Presidente respecto a Veracruz se está agotando, aunque particularmente me parece que el afecto personal está intacto.

La opinión de que Cuitláhuac García dejará el cargo al día siguiente de cumplirse su segundo año de gobierno no ha cambiado. De hacerlo antes, la razón legal de que se tendrían que realizar elecciones extraordinarias detiene incluso a sus adversarios. Pero esto se da por descontado. Hoy las apuestas corren en torno a su sucesor y los movimientos que esto generaría lo mismo en el gobierno federal que en toda la estructura política del estado.

Los rumores fueron alimentados por una eventual visita de Alfonso Romo Garza a Veracruz esta misma semana. Su presencia tendría el propósito de evaluar con el Gobernador los primeros cambios de su gabinete. López Obrador no quiere que Cuitláhuac se vaya, lo que quiere es que Veracruz deje de ser un dolor de cabeza, por eso busca ayudar al mandatario estatal.

No es una visita menor. Romo  –Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República– tiene tal influencia sobre el Presidente que fue el artífice de la salida del ex Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa. Es poco dado a realizar apariciones públicas, no realiza giras de trabajo y menos aún opera en la cancha de los estados. De confirmarse, su visita sería verdaderamente excepcional

Según la especie que circuló en redes sociales y reporteros, desde el fin de semana había personal de la Presidencia en la Secretaría de Gobierno, lo que sería un tanto incómodo si, en efecto, la remoción de Eric Cisneros es uno de los primeros pasos para levantar la imagen y fortalecer al Gobernador.

Y se dice aún más. Por ejemplo, que la primera recomendación que se emitiría al mandatario es la remoción de dos funcionarios que hoy están en el ojo del huracán: Eric Patrocinio Cisneros Burgos, el secretario de Gobierno, y Hugo Gutiérrez Maldonado, Secretario de Seguridad Pública. Ambos con muchos pecados por expiar.

En el primer caso, animado por las mismas versiones de remoción de su jefe, el titular de la Segob anda en campaña desde el primer día de gobierno, relega al mandatario lo mismo en los medios que en actos públicos y no tiene empacho en fungir como tal cuando el protocolo asigna que sólo son facultades del Ejecutivo.

En el caso del Secretario de Seguridad, el tema de la eventual participación de policías estatales en la desaparición forzada de personas que fueron ejecutadas en el municipio de Maltrata –asunto por el que la Fiscalía del Estado ha iniciado una investigación y la Comisión Estatal de Derechos Humanos una queja de oficio– podría ser la gota que derrame el vaso, en un estado donde los índices de delincuencia no bajan, como señaló el Presidente hace algunos días.

Del resto de los miembros del gabinete poco se dice. Son tan anodinos e ineficaces que parece que no hacen daño a la administración. Sin embargo, los casos de corrupción y nepotismo también forman parte del expediente que se integra en la Presidencia de la República.

Para redondear la historia sin fin, otras versiones apuntan desde hace semanas a que el relevo natural en la Secretaría de Gobierno sería el exalcalde de Xalapa y actual diputado federal Rafael Hernández Villalpando. El legislador ya fue Subsecretario de Gobierno, conoce bien el estado, aunque las condiciones son radicalmente distintas a las que le tocó vivir.

Villalpando no sólo sería el hombre fuerte del gobierno sino que, en el caso de que las cosas no mejoren en año y medio, sería parte de la estrategia para preparar la llegada del actual director general de Aduanas, Ricardo Ahued, quien ya está colocado en el círculo íntimo del Presidente. El Senador con licencia es quizá el principal activo político de López Obrador en Veracruz y no piensa desaprovecharlo.

Por supuesto, la remoción de Cuitláhuac no está decidida, aunque es una posibilidad. Nadie se quita una migraña arrancándose la cabeza. El Presidente va a arropar al mandatario veracruzano para que llegue sin sobresaltos a sus primeros dos años; sin embargo, eso sí es cierto, la evaluación de Veracruz es constante. Las circunstancias políticas cambian de un momento a otro.

Pero también existe la posibilidad de que la eventual visita de Alfonso Romo no sea más que un sabadazo informativo, lo que no salvará de la hoguera a los colaboradores que han traicionado al mandatario estatal.

Las del estribo…

  1. Curioso que haya sido Morena quien propusiera en el Congreso que los gobiernos –estatal y municipales– no utilicen colores alusivos a los partidos políticos para pintar edificios públicos. Resulta que para los festejos de septiembre, el palacio de gobierno estrenará su atuendo morenista, como lo harán otros Ayuntamientos que gobierna. Sigue la borrachera de poder.
  2. El vandalismo daña al feminismo, dijo Elena Poniatowska respecto a la marcha realizada el viernes pasado en la ciudad de México. Más allá de cuestionar o defender las razones que motivaron estos hechos, el corte de caja arroja mucha polarización social –incluso entre las propias mujeres– y pocos resultados en favor de la justicia, lo que abona al caos que encubre a los agresores de estos abominables crímenes.