En el transcurso de este martes, el gobernador Cuitláhuac García, el Secretario de Gobierno Eric Cisneros, y el Fiscal General del Estado, Jorge Winckler protagonizaron un capítulo más de la tragicomedia jarocha, digna de los tres chiflados, sino fuera porque el precio de su insensatez es el crecimiento sostenido de la inseguridad y la impunidad que sufren los veracruzanos.
Mediante una conferencia de prensa y la celebración de la Mesa para la Construcción de la Paz –a la que el Fiscal asistió luego de meses de no hacerlo-, los personajes exhibieron su inmadurez personal y su incapacidad política, elevando nuevamente la estridencia de su animadversión institucional.
No han terminado de entender que no pueden hacer acusaciones tan graves sin que haya consecuencias contra unos y otros, en caso de que estas sean ciertas o falsas. Ganan notoriedad en los medios, pero pierden la escasa legitimidad que les queda lo mismo para gobernar que para procurar justicia. Quienes sí lo entienden es una delincuencia que se ha enraizado en Veracruz producto de la ausencia de autoridad.
La presencia del Fiscal en palacio de gobierno fue obligada, a regañadientes. En la víspera, Cuitláhuac García y Jorge Winckler habían asistido a reuniones con el Fiscal General de la República como parte de los encuentros con Gobernadores y Fiscales de todo el país. La versión de un encuentro privado entre el mandatario veracruzano y Gertz Manero para analizar la dimisión del fiscal veracruzano no fue sino otra burda filtración, considerando de que ninguno tiene facultades para ello.
Que el gobierno federal cuide las formas y reconozca la personalidad jurídica del fiscal veracruzano debe haber calado hondo en el ánimo del gobernador que este martes salió a soltar metralla en contra de Jorge Winckler, con quien dijo no tiene diferencia alguna. ¿Es posible postrarse a dar una conferencia de prensa con ese nivel de cinismo? No es la primera vez que lo hace.
Por supuesto que el motivo de la conferencia de prensa -a las que el mandatario veracruzano les tiene una singular aversión-, no fue la dimisión del fiscal, sino la instrucción de salir a dar la cara luego de la reprimenda presidencial de este lunes, en la que López Obrador reconoció que en Veracruz no han disminuido los índices delictivos a diferencia de otros estados del país.
Y vino la cascada de dislates, motivados por una serie de graves eventos de inseguridad que han azotado al estado en las últimas semanas: los cuerpos encontrados en Maltrata, el homicidio de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano y el presunto suicidio del autor material, el asesinato del periodista Celestino Ortiz y la agresión a una familia en Coatzacoalcos, entre otros.
El Gobernador y su amanuense –o viceversa– han perdido el sentido de su investidura. Cuitláhuac García acusó de oídas que la ex alcaldesa de Mixtla tenía vínculos con el presunto asesino de su sucesora, lo que “no quiere decir mucho” reconoció él mismo, según se lo informó el propio Fiscal General del Estado en una reunión previa. De acuerdo al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, no hay “tregua” con el fiscal general Jorge Winckler Ortiz porque, nunca han estado en “guerra”, señalando que la ley siempre los ha obligado a trabajar coordinadamente. El mandatario aseguró, ante el azoro de los reporteros, que “siempre ha habido coordinación”, pese a que algunas voces digan lo contrario. ¿Entonces las denuncias presentadas en su contra es una broma de “brothers”?Ya encarrilado, el gobernador también le enderezó la plana a sus funcionarios, al reconocer que se precipitaron en afirmar que los cuerpos encontrados en Maltrata no eran de veracruzanos y que la familia agredida en Coatzacoalcos estaba en calidad de víctima y no de acusada, como había inferido su Secretario de Gobierno al señalar a uno de sus integrantes de “tener antecedentes”.Para mostrar su buena voluntad y ánimo de coordinación, de inmediato soltaron a los perros. Fue el polémico titular de Segob quien reveló en sus redes sociales que el ex policía Primitivo Islas Falcón, relacionado con el asesinato de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo, así como de otras dos personas, fue trabajador de la oficina particular del ex gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, por lo que pidió la renuncia del fiscal acusado de “proteger delincuentes”. Eric Cisneros se ha convertido en una grotesca caricatura.Por su parte, el fiscal también colaboró con esta jornada de incoherencias. A la salida de su participación la Mesa para la Construcción de la Paz, Jorge Winckler dijo con sarcasmo que “fue una reunión de mucha armonía, lo vi muy receptivo, abierto, amable, la verdad lo vi contento de verme con él en la mesa”. Estaba tan contento, que en cuanto terminó salió a ofrecer la Conferencia de prensa.Es evidente que a los tres les viene grande el cargo. Acusar sin probar es casi tan grave como la comisión misma del delito. Si Winckler encubre, ¿por qué no lo procesan? Si Cisneros miente deliberadamente, ¿por qué no lo denuncian? Tuvo que ser el gobierno federal quien los obligó a sentarse en la misma mesa, pero ni así entienden
Las del estribo…
- Ayer reaparecieron los Yunes. Miguel Ángel padre asistió a las exequias del primer cardenal veracruzano, don Sergio Obeso, plantando cara a los señalamiento del gobierno de su sucesor. En Veracruz, Miguel Ángel hijo salió a expresar su apoyo a José Mancha y tratar de detener la desbandada de panistas que empiezan a abandonar su proyecto. Pecan de inocentes quienes asumen que se van a rendir.
- Cómo andarán las cosas en Coatzacoalcos que en el mismísimo palacio municipal se metieron a robar un cajero automático. El viejo Puerto México es un infierno que ninguna autoridad ha podido contener. Ahí el gobierno federal y del estado tienen una gran oportunidad de demostrar que sí es posible abatir la delincuencia o reconocer que efectivamente, no pueden.