Después de tres años de búsqueda, la fosa clandestina de Colinas de Santa Fe, donde se hallaron 298 cráneos y 22 mil 500 restos, fue clausurada.

Con una misa en medio de la fosa considerada una de las más grandes del país, las madres de desaparecidos hicieron el recuento, en total apenas 22 personas identificadas, cinco aún no son entregados a sus familiares.

Lucía Díaz Genao, integrante del Colectivo Solecito, consideró que dieron luz a un lugar que estaba lleno de oscuridad y muerte.

Recordó que en él camino se enfrentaron a la hostilidad, las amenazas, la falta de recursos y la batalla para que las autoridades dieran acompañamiento.

«Tuvimos que abrir las entrañas de la tierra para regresar a esas personas con sus familias, la labor de las madres en búsqueda es loable, la sociedad civil resiste, no nos vamos a acostumbrar».

Comentó que aproximadamente 50 cráneos de los encontrados en Colinas de Santa Fe no podrán ser identificados.

Explicó que algunos de los restos tienen un deterioro muy alto y fue imposible extraerles muestras de ADN para realizar la confronta con la base de datos.

«Hay 50 cráneos que no dieron ADN, porque en algunos casos estaban muy degradados, por eso no se pueden dejar ahí, porque se degradan», indicó.

Detalló que algunos de los restos fueron degradados con ácido o alguna otra sustancia, además de que fueron sometidos a otro tipo de daños.

Nos arrancaron la paz y robaron la identidad de las víctimas

Dos carpas en medio de un terreno arenoso, rodeados de fosas clandestinas, dan cuenta el horror que ahí se vivió. Las madres de desaparecidos presenciaron la misa entre llantos y rezos.

Lucía recuerda que la primera vez que estuvieron ahí, el gobierno federal les negó hallazgos de fosas, les dijo que solo había encontrado huesos de animales.

Pero las madres insistieron, y al volver a la búsqueda, luego de que en una marcha del 10 de mayo les dieran un mapa ubicando el lugar, al regresar en agosto del 2016, hallaron más de 130 fosas clandestinas con cientos de cráneos y miles de huesos.

«El colectivo Solecito demostró que un grupo de madres con voluntad, con valentía, con garra, hizo de este lugar que había sido un cementerio clandestino donde se cometieron las peores atrocidades, aquí dejaron su huella. De esas tierras nosotros extrajimos los restos y los regresamos a su casa», señala.

Advierte que las fosas clandestinas arrebatan a las víctimas y las familias la identidad: «Lo único que dice que esa persona estuvo en el planeta, que fue amada y que amó, eso se lo arrebataron».

Genao añade que Colinas de Santa Fe es un triunfo para los colectivos de búsqueda, pero también para la esperanza.

A la entrada del predio, las colocaron un monumento con un mensaje para los cientos de desaparecidos.

La búsqueda sigue para Solecito

Rosalía Castro Toss dijo que la búsqueda continuará y entre agosto y septiembre tienen planeado intervenir al menos dos puntos donde ubicaron fosas clandestinas.  Además de la que ya iniciaron en el kilómetro 13.5 a un costado del recinto portuario.

«Estamos en diferentes puntos haciendo prospección, cuando demos con hallazgo vamos a publicarlo, mientras tanto no podemos revelar la ubicación, pero hay al menos tres puntos».

Para Rosalía, el cierre de Santa Fe es hacer recuento de sentimientos encontrados: «Me deja experiencias dolorosas, pero también de alegría, poder dar identidad a desaparecidos y entregarlos a sus familiares».

En el lugar estuvieron madres de desaparecidos, integrantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, organizaciones como Serapaz, así como acompañantes y buscadores.

El lugar que nadie vio

Colinas de Santa Fe está ubicado a unos metros de la autopista Xalapa-Veracruz, en la entrada al puerto de Veracruz, frente al recinto portuario, para llegar ahí basta atravesar el fraccionamiento del mismo nombre.

La entrada al lugar está rodeada de casas de intereses social, comercios y tiendas de autoservicio, era imposible no ver el movimiento de este lugar.

En un trabajo de investigación realizado por la reportera Ana Alicia Osorio para AVC Noticias, se reveló que, en 2011, mientras a Veracruz entraba el operativo Veracruz Seguro, con elementos de las fuerzas federales, se cavaba una fosa enorme.  Ver: https://formato7.com/colinas-de-santa-fe-el-cementerio-que-nadie-vio/

La temporalidad de las inhumaciones clandestinas en Colinas se dio entre 2010 y 2015, en esa fecha se cavaron cerca de 130 fosas en medio de los operativos de seguridad.  Varios mandos navales y militares estuvieron a cargo de la seguridad, todos ellos ahora tienen otros cargos de seguridad.

A la fecha la Fiscalía General del Estado (FGE) tiene dos carpetas de investigación vinculadas a los hechos de los hallazgos en Colinas de Santa Fe. A la fecha la Fiscalía General de la República no tienen abierta ninguna carpeta de investigación por estos hechos.

Dar identidad a los cadáveres, casi imposible

Del predio Colinas de Santa Fe, donde se han extraído casi 300 cráneos, apenas 22 están identificados, la cifra es aterradora, advierte Lucia Díaz Genao.

Es el ejemplo más claro de que la mayor parte de las carpetas de investigación de personas desaparecidas no tienen perfil genético, no están integradas a una base de datos, por lo que la posibilidad de identidad se agota.

«Lo que dice ese conteo atroz, es que los perfiles son el gran pendiente, por eso estamos peleando con fiscalía, no se cotejan con hallazgos, y a eso sumamos que la mayoría de personas no tienen una denuncia formal, es brutal», señala.

El procesamiento de perfiles genéticos de Santa Fe estuvo en manos de la división científica de la Policía Federal.

Apenas 35 kilómetros separan a Cardel de las fosas de Santa Fe, pero ahí fue donde desaparecieron parte de las víctimas hasta ahora identificadas en Santa Fe.

El Ministerio Público adscrito al programa Veracruz Seguro, Pedro Huesca Barradas, y su secretario, Gerardo Montiel, desaparecieron el 15 de abril de 2013, tras ser secuestrados en Cardel.

Testigos de los hechos indicaron que a Huesca Barradas se lo llevó una patrulla de las fuerzas de élite de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), entonces al mando de Arturo Bermúdez Zurita.

Su cuerpo y el de Montiel, fueron los primeros identificados en Santa Fe en enero del 2017. Entre sus ropas, hallaron sus credenciales, lo que facilitó su identificación.

Otro de los identificados fue Arturo Figueroa Bonastre, desaparecido en diciembre del 2012 en Cardel, su cráneo fue hallado en una fosa con otros siete cuerpos, de jóvenes desaparecidos en Cardel y Veracruz.

En diciembre del 2018, fue identificado el cuerpo de Gerson Quevedo Orozco, el joven deportista de las fuerzas básicas del Club Tiburones Rojos, secuestrado el 15 de marzo del 2014.

AVC/Flavia Morales