Para Josefina López Hernández, la discapacidad visual no impide cumplir sueños, lo cual se aprecia en su día a día, moviéndose hábilmente en el autobús que la traslada desde su natal San Andrés Tlalnelhuayocan a la capital veracruzana. La joven de 24 años no sólo demostró que estudiar la Licenciatura en Lengua Inglesa en la Facultad de Idiomas de la Universidad Veracruzana (UV) era posible, sino que obtuvo Mención Honorífica en la defensa de su tesis.

Josefina es la hija mayor de cinco hijos de Catalina y Esteban (recién fallecido); la mamá combina sus labores en casa con la venta de tortillas y tlacoyos en Xalapa, mientras su papá fue albañil.

A los siete años, cuando cursaba el segundo grado de primaria en su natal San Andrés Tlalnelhuayocan, contrajo conjuntivitis que no fue atendida de manera adecuada y el suministro de un medicamento –del que sin saber era alérgica– le condujo a que perdiera la vista.

La reintegración a la escuela primaria como invidente, con la guía del Centro de Atención Múltiple (CAM) Número 8, le tomó un año e implicó el aprendizaje del braille, la utilización de la computadora, orientación y movilidad, entre otros aspectos.

“La reintegración fui difícil. El maestro no tenía conocimiento de cómo llevar la clase con una alumna ciega, afortunadamente había una Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y fue de gran ayuda.”

La secundaria también la cursó en su pueblo natal –donde igualmente sus maestros fueron asesorados por personal de un CAM; mientras la preparatoria en el “Artículo 3° Constitucional” de Xalapa.

Cabe citar que para su desplazamiento en la ciudad recibió la capacitación en términos de orientación y movilidad, uso adecuado del bastón, entre otros aspectos, en el CAM Número 29.

Del juego y el gusto a la realidad

“De niña jugaba con mis hermanos y primos a que éramos maestros. Después, cuando estaba en secundaria y prepa me empezaron a llamar mucho la atención las materias de biología, pero en el bachillerato tuve un buen maestro de inglés y me empezó a gustar el idioma”, evocó la entrevistada.

Sus convicciones le llevaron a convencer a sus papás para presentar el examen de ingreso a la UV. “Fui la primera persona ciega en presentar el examen, pero no de manera accesible”, dijo; “yo tenía las ganas de seguir aprendiendo, de seguir estudiando”.

En agosto de 2014 Josefina caminó por primera ocasión los pasillos de la Unidad de Humanidades, tras la noticia de que había logrado ser aceptada en el programa de Lengua Inglesa de la Facultad de Idiomas.

“Llegué a la escuela. La sentía muy grande, me perdía. Mi primer día de clases fue bonito, siempre tuve apoyo por parte de mis compañeras y compañeros. Nunca se me va a olvidar que en la clase de inglés la maestra llegó hablando el idioma; para mí fue muy impactante porque yo sólo llevaba los conocimientos básicos de la secundaria y prepa, entonces casi no entendía nada de lo que decía.

“Fue muy feo e impresionante porque algunos de mis compañeros ya tenían un nivel más avanzado y eso me hizo pensar si era o no la licenciatura correcta”, recordó. Sumado a ello, el material didáctico no era accesible para una persona con discapacidad visual y optó por consultar a la maestra al final de las clases, sobre sus dudas –principalmente de gramática y vocabulario.

En aquellos momentos de frustración porque no entendía nada de lo que en inglés hablaba la maestra, ella pensaba para sí que debía seguir. Era esa fluidez de la maestra su meta a alcanzar. Además, de vez en cuando, compañeros de niveles más avanzados iban al salón y desarrollaban una desenvuelta conversación con la académica, Josefina los escuchaba y fortalecía la esperanza de algún día alcanzar el nivel de ellos, eso era lo que la motivaba.

Pese al adverso panorama, Josefina no desistió y paulatinamente se concretaron intervenciones del Programa Universitario para la Inclusión de Integración de Personas con Discapacidad (PIIP). Uno de los logros que mencionó es que cuando cursaba el cuarto semestre la Facultad logró adquirir una impresora braille, lo cual fijó una marcada diferencia, pues facilitó que se allegara de material de estudio en este sistema.

A ello dedicó precisamente su tema de tesis, cuyo director fue el académico Jorge Martínez Cortés: a la creación de material adaptado para el aprendizaje de inglés por parte de personas con discapacidad visual. “Es una guía que he desarrollado. Está enfocada al aprendizaje de la gramática, pero del nivel básico, porque sólo es una muestra de lo que se puede hacer”.

La presentación y defensa de sus tesis fue totalmente en inglés y los resultados le valieron Mención Honorífica. Pero eso sólo es el principio, pues Josefina está interesada en adquirir un buen nivel de ese idioma, “mejorar un poco más”; no descarta postularse para una maestría y continuar con el aprendizaje de otros idiomas, pues en su lista están el francés, alemán e italiano.

“Durante la licenciatura también tomé un curso de italiano y me gustó mucho (risas). Sí, me llaman mucho la atención los idiomas”, expresó a manera de justificar sus intereses.

Cuando se le preguntó si sobre este tema le gustaría agregar algo más, emocionada dijo que sí. Citó el primer día que decidió viajar sola en el autobús desde su pueblo a la Unidad de Humanidades de la UV, donde se ubica la Facultad de Idiomas, porque “ése era mi miedo, andar sola”.

La capacitación que al respecto recibió en el CAM 29 fue atinada, pues adquirió más seguridad en sí misma y poco a poco los miedos e inseguridades se esfumaron. Hoy en día se desplaza sin problema. “Y aunque no conozca el lugar, confío en mí o pido ayuda”, aclaró.

 Las manos que salvan vidas

Además de los idiomas, hay algo que recientemente se incorporó a la vida de Josefina: a invitación de una amiga también ciega, en 2018 ingresó al proyecto de innovación social Manos que Salvan Vidas México. Ella es una de las siete mujeres con discapacidad visual del país que recibió capacitación para ser Auxiliar Examinadora Táctil, al utilizar su alta habilidad sensorial para la detección temprana de cáncer de seno, propuesta de origen alemán.

Actualmente realiza sus prácticas en el hospital Civil de Xalapa “Dr. Luis F. Nachón”. “Los resultados de estas examinaciones formarán parte de un estudio clínico que servirá para confirmar la validez médica del modelo de discovering hands, en línea con otros estudios realizados en Alemania”, precisa en su página oficial la propia empresa social.

La capacitación fue de casi un año y Josefina se involucró a grado tal que dejó por un semestre la Universidad para estar completamente abocada en una nueva enseñanza. “Me absorbió mucho tiempo, nos dieron clases de medicina, aprendí la técnica exactamente bien”, dijo emocionada.

Abrir brecha y alcanzar las metas

Josefina expresó que, tanto en la UV, como en el estado y el país, son muchos los retos y desafíos para las personas con discapacidad. “Como lo mencioné en mi trabajo recepcional, en lo que se refiere al aprendizaje de idiomas se basan mucho en la parte visual y para nosotros eso no funciona tanto”.

Y más aún, en México “hace falta mucho por mejorar en la parte de trabajar en la accesibilidad al conocimiento, en el caso de los idiomas. Adaptar el material que ya existe para las personas ciegas y poco a poco adentrar a la sociedad en lo que es la discapacidad”.

Pero más allá de las deficiencias en el ámbito académico, señaló el aspecto social, donde es muy marcada la ausencia de una educación que sensibilice ante estos temas.

“Por ejemplo, que las personas cuando vayamos en la calle puedan acercarse a nosotros y ofrecernos apoyo para cruzar. Eso es en lo que principalmente pedimos apoyo; siempre debemos cruzar acompañados de alguien. Creo que todavía hace mucha falta abrir puertas en esto.”

Al preguntarle si le gustaría cerrar la entrevista con un tema en especial, aprovechó la ocasión para enviar un mensaje a las personas con algún tipo de discapacidad: “No dejen de luchar por sus sueños, si tienen una meta, siempre síganla y busquen alcanzarla. Tomen en cuenta las opiniones de las personas de su alrededor, pero que esto no les impida alcanzar las metas que tienen, porque si se esfuerzan sí se pueden lograr”.

UV/Karina de la Paz Reyes Díaz