Actopan, Ver. – A las 16:20, el contingente encabezado por Blanca, esposa de Jorge Celestino Ruiz Vázquez, reportero asesinado en Actopan, salió de su casa para para darle sepultura.
Por la calle principal, de La Bocanita, escasos vecinos y amigos, hicieron un cortejo fúnebre en medio de un quemante sol, hasta la iglesia de cristo Rey donde le hicieron una misa de cuerpo presente, después fue sepultado en el panteón del pueblo alrededor de las 6 de la tarde.
La casa de celestino no es grande, en la primera pieza apenas cabe su féretro, en el patio de la casa están estacionados dos autos, con logotipos del periódico donde trabajaba, El Gráfico de Xalapa, uno de ellos está inservible desde que sufrió un atentado, aun se le pueden ver las marcas de balazos.
Al frente de su casa está la tienda La Bocanita, donde fue ultimado de varios balazos la noche del viernes.
Mientras Blanca su esposa con quien tiene dos hijos, uno de 13 y otra de 18, atiende a los vecinos y los periodistas, cuenta de los atentados que padeció, de las muchas veces que fue a Xalapa acompañando a Celestino para pedir ayuda y protección.
Afuera de la casa hay una patrulla permanente, pero eso ya no le basta a Blanca, está molesta, «Yo les digo, para que la quiero ahora, desde hacía dos semanas dejaron de pasar los rondines policiacos que eran parte de sus medidas de protección, nos dejaron desprotegidos».
Enumera las visitas oficiales que ha tenido, cuenta que la visitó el fiscal, Jorge Wínckler quien ahora si le prometió avance en dos denuncias, por los ataques de octubre y noviembre del 2018 cuando le balearon la casa y el automóvil.
«También estuvo derechos humanos, a ellos los fuimos a ver tantas veces, y nunca nos hicieron caso”.
Recuerda que apenas hace unos meses aprovecharon una visita de Cuitláhuac a Actopan, le contaron de las amenazas y las agresiones, el pidió conocer el nombre del fiscal a cargo, pidió y dijo que ordenaría dar seguimiento al caso, pero nada más.
Vuelve a recordar la carta de diciembre, donde exigió al gobierno y la fiscalía para agilizar las investigaciones y dar con los culpables.
Jorge Celestino acusó en esa carta al alcalde de Actopan, Paulino Domínguez Sánchez y al director de obras públicas, Melquiades Vázquez Carreto, de las amenazas.
“El estaba amenazado, que más les puedo decir, que más prueba quieren, ahí está su cuerpo, el no merecía morir de esa manera, tan cobardemente y traicionera, me quitaron mi apoyo principal y ahora yo también tengo miedo” dice Blanca mientras señala el féretro café de su esposo.
Blanca también defiende el trabajo de Celestino, dice que el periodismo era su pasión, entrevistar, e investigar, recuerda que el oficio lo aprendió desde joven, y lo combinada con otras actividades como la compostura de celulares y televisiones, y la venta de abarrotes » Ya saben cómo es esto de los periodistas, el suelo es poco, siempre tienen que poner, no hay seguros, nadie los protege».
AVC/Flavia Morales