Llegué a Xalapa a fines de 1979, una de las muchas herramientas de seducción que tenía la ciudad era la abundancia de cineclubes, había en el Ágora, en Humanidades, en Economía, en la Normal, por todos lados. En sus programaciones aparecían ciclos o películas aisladas de Fellini, de Bergman, de Costa Gavras, de Korosawa, de Herzog, de Wenders, de todos los grandes maestros de la cinematografía mundial. Paulatinamente fueron desapareciendo, acaso por la aparición del videocassette que nos otorgaba la facilidad de hacer una programación personal, en los horarios que más nos convinieran y sin salir de casa. Roberto Jiménez, quien dirigió el Ágora e impulsó mucho el cine, abrió Zafra, un lugar de renta de películas que tenía más títulos de los que podían ofrecer los cines de arte en todo un año.
Los cineclubes fueron siendo desplazados por los videoclubes y éstos, a su vez, fueron extinguidos con la irrupción de las plataformas digitales. En todo este proceso, hemos perdido varias cosas: la calidad y calidez insustituibles que ofrece la pantalla grande, el ritual que significa la asistencia pertinaz a una sala de proyecciones, la socialización que propician las funciones masivas y, en el caso de los cineclubes, el diálogo, el análisis, la crítica, el aprendizaje que permiten las charlas que acompañan a una proyección.
Entre las acciones de la nueva administración del Ágora de la Ciudad, está la reinstalación del cineclub, que iniciará el 7 de agosto en el marco de las celebraciones del cuadragésimo aniversario del centro cultural. Gustavo Vega, director del Ágora y coordinador de cinematografía del Ivec, nos habla del proyecto:
«Vuelve el cine club al Ágora de la Ciudad, va a haber un programa que hemos llamado Kinoclub. Iniciamos con un ciclo en homenaje a Andrei Tarkovsky para que la gente conozca la obra de este cineasta, también lo hacemos como una postura de lo que puede ser este cineclub, que no puede ser cualquiera, es el cineclub del Ágora y queremos que sea un espacio en el que podamos comunicarnos y debatir con el público.
«Yo creo que se puede comunicar mucho a partir de lo que vemos en el cine y me parece muy especial iniciar con un ciclo de Andrei Tarkovski, que es el sueño de cualquier programador. Creo que le debemos al cine soviético la concepción de un nuevo tiempo en la pantalla y me parece que la nuevas generaciones le tienen mucho miedo —y casi te puedo decir que un miedo literal— a un cine como el de Tarkovsky porque sienten que mientras hace un plano secuencia de siete minutos, ellos pueden hacer muchísimas cosas en ese tiempo: pueden dar unos quince likes, pueden ver cuatro publicaciones, pueden ver un montón de fotos o comentar o poner emoticons en el tiempo que Tarkovsky dedica para hacer una toma, entonces, enfrentar al público actual con una propuesta de este tipo es un shock y desde ahí queremos partir, desde la construcción de un nuevo tiempo en lo que vemos, una nueva manera de ver las cosas en la pantalla.
«Yo creo que los públicos se construyen, no porque la gente no tenga la capacidad de decidir qué ver o qué no ver, sino porque nuestra propuesta es construir un espacio de información, de diálogo, de discusión y de análisis del cine y de lo que comunica el cine. La construcción de un público no una imposición de temas sino la creación de un punto de encuentro a partir del cine, y creo que es fundamental porque es poner el dedo en la llaga de qué estamos viendo, qué propuestas hay, y en ese aspecto, el Ágora tiene que ser un referente.
«Creo que los Viernes de Cine de la Galería de Arte Contemporáneo se pueden considerar un cineclub porque no se pasan películas aisladas sino que hay una programación dirigida, y le está yendo muy bien, ya encontró un público, ya se está llenando la sala.
«El cineclub del Ágora va a ser los miércoles a las 19:00 horas, vamos a tener una sola función y la entrada va a ser libre. Vamos hacer ciclos por autor y ciclos temáticos, yo creo que se puede comunicar mucho a partir de lo que programemos: el análisis de un tema específico, de una estética, de una corriente, y es una oportunidad para encontrarse y hablar con los públicos. También para poner en la mesa temas relevantes en torno al cine y a la sociedad en su conjunto, esas son las ventajas de un cineclub y tenía muchos años que no se daba aquí.
«Iniciamos el miércoles 7 de agosto, a las 18:00 horas tendremos con una conferencia de presentación del ciclo en la que vamos a participar el cineasta Juan de la Torre y yo, vamos a hablar del cine de Andrei Tarkovsky para que el público conozca un poco más de quién fue, qué hizo y por qué es tan importante para la historia del cine. A las 19:00 horas inicia la proyección de Stalker: La zona, con eso abrimos el ciclo. En los siguientes miércoles de agosto vamos a proyectar Nostalgia, Solaris y La infancia de Iván, su ópera prima. Me parece que esas cuatro películas son muy especiales en la cinematografía de Tarkovsky. Esperamos que asista mucha gente y que nuevamente se vaya formando el hábito de ir al cine en un día y un horario fijos».
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