Un 4 de agosto, pero del año 1944, Ana Frank y su familia, quienes habían estado escondidos en la Holanda ocupada por los alemanes, fueron encontrados por la Gestapo y transportados a varios campos de concentración.
El diario de la joven de su tiempo en la clandestinidad fue encontrado y publicado después de su muerte, convirtiéndose uno de los testimonios más conmovedores de la fortaleza del espíritu humano frente a la crueldad inhumana.
La familia Frank se había mudado a Holanda a comienzos del régimen de Hitler. Después de la invasión y ocupación de los Países Bajos, los Frank fueron amenazados con la deportación a un campo de trabajos forzados y así pasaron a la clandestinidad.
Pasaron dos años, a partir del 9 de julio de 1942 hasta el 4 de agosto de 1944, escondidos en la parte posterior de un almacén, junto con otros cuatro judíos, viviendo gracias a los alimentos que les suministraban vecinos y amigos.
El 4 de agosto la Gestapo (la policía secreta nazi), descubrió a los Frank y los arrestó. Luego los transportó a los campos de concentración de Auschwitz.
Ana y su hermana, Margot, fueron trasladadas al campo de concentración de Bergen-Belsen, en el norte de Alemania, un mes más tarde.
Ana murió de tifus en marzo de 1945, no mucho antes de que el campo fuera liberado por los Aliados.
Otto Frank, su padre, fue encontrado con vida en Auschwitz por las tropas rusas que liberaron los campos.
De vuelta en Holanda, revisando el antiguo escondite familiar, encontró el diario de Ana. Otto decidió publicarlo en 1947 como El diario de una chica joven.
Desde entonces ha sido traducido a más de 50 idiomas y adaptado para teatro y cine.
El escondite de los Frank, en el canal de Prinsengracht en Amsterdam, se ha convertido en un museo.
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