Lo bueno de la octava visita de AMLO como presidente a tierras veracruzanas, dicen los que cubrieron el evento, es que ya no le levantó el brazo a su pupilo Cuitláhuac García, ni habló de su honestidad a toda prueba. Y es que ahora sí ni cómo ayudarlo.
Hace unos días Cuitláhuac acusó sin tener pruebas, al Fiscal Jorge Winckler, de haberse quedado con parte del botín que le incautaron a Javier Duarte y su banda. Winckler ya no se aguantó y le contestó por primera vez: “Ojalá probara sus dichos y se dejara de habladas, se la ha pasado lo que va de su gobierno en puras habladas en lugar de trabajar; si tiene pruebas sobre un bien inmueble a mi nombre que lo haga público y se deje de habladas”.
Este sábado Cuitláhuac contestó que a diferencia de la Fiscalía General del Estado (donde no trabajan) él si lo hace: “Ahí le va, ¿cuántos delincuentes hemos agarrado? Más de 2 mil, ahora que él dé su reporte a ver si está trabajando”. Y aclaró “No me está mandando a trabajar, yo estoy trabajando. No me interesa lo que diga, yo sí estoy trabajando”.
¿De dónde sacó los 2 mil detenidos? De su imaginación, sin aportar ninguna prueba y al puro impulso de su lengua. Pero se siguió de frente al pedirle a Winckler que corra al encargado de la Unidad Especializada de Combate al Secuestro, ya que no está dando resultados y como consecuencia ese delito “se ha disparado”.
Winckler le reviró con pruebas y le dio el primer arrimón: “Es totalmente falso que (la Secretaría de Seguridad Pública) haya detenido a más de 2 mil personas; es una mentira, sólo se han detenido en el estado de Veracruz por delitos de fuero común a 712 personas, de acuerdo al informe oficial. Lo más relevante es que 25 personas han sido detenidas por delitos de alto impacto como homicidio doloso, feminicidio o secuestro: Si esos números no indican quién trabaja y quién no entonces estamos muy mal”, indicó.
Y vino el segundo arrimón: “Y aquí le estamos dando respuesta” sobre las detenciones que ha realizado la FGE del 1 de diciembre anterior al 21 de julio de este año: 327 fueron por delitos de alto impacto; 141 por secuestro, 23 por feminicidio, 155 por homicidio doloso, 6 por desaparición forzada, 2 por desaparición cometida por particulares, 17 por homicidios culposos, 250 por delitos sexuales, 82 por robos a vehículos, 4 por tráfico de personas y 776 por otros ilícitos.
Total 1,783 detenciones realizadas por la Fiscalía en siete meses y medio.
Y vino el tercer arrimón: “Se lo he dicho al gobernador (Cuitláhuac García) de frente y mirándolo a los ojos; a mí no me va a ir bien sino a su Gobierno y a la ciudadanía que exige que se ponga a trabajar, señor gobernador”, dijo Jorge Winckler.
Para justificar que sí trabaja Cuitláhuac García dijo el sábado: “Llevamos más de nueve centros de Salud y más de 30 obras carreteras. Y él (el Fiscal General) no ha hecho todavía su labor”.
Winckler ya demostró que sí está trabajando, pero Cuitláhuac no. Más de nueve centros de Salud son eso, más de nueve; ¿cuántos están construidos y entregados en realidad? ¿Dónde se han hecho las obras carreteras? ¿Los bacheos que realiza personal de la SIOP entran en esas 30 obras carreteras?
Por donde se le mire el Fiscal ridiculizó a su oponente.
Quizá por esa acumulación de lamentables desatinos y porque ya sabe que el subsecretario de la Sefiplan Eleazar Guerrero, sí es primo hermano de Cuitláhuac García, fue que este domingo en Chicontepec, el presidente López Obrador ya no le levantó el brazo a su pupilo ni alabó su acrisolada honradez como lo hizo en las siete ocasiones anteriores.
Mala, pésima señal para el gobernador veracruzano.