El homicidio absurdo de un ciudadano a manos de policías y militares en activo a causa de un simple accidente automovilístico es el corolario de lo que hoy es la seguridad pública en Veracruz: los ciudadanos están indefensos lo mismo ante la delincuencia que ante la propia autoridad. Nuestro estado vive la peor espiral de violencia en su historia.

La noticia corrió como pólvora. Luego de un incidente de tránsito, un automovilista fue victimado de varios disparos justo frente a las oficinas de Tránsito del Estado a donde habían sido remitidos para hacer el deslinde de responsabilidad correspondiente. ¿Pueden policías y militares matar a mansalva a una persona? Está claro que sí.

En la detención los tres hombres señalaron pertenecer a la Sedena y a la Secretaría de Seguridad Pública, y que supuestamente su labor era de “escoltar” al recién nombrado director de Operaciones de la SSP veracruzana, Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla.

Luego de varias horas en que las autoridades intentaron reservar la identidad de los responsables, la filtración de sus identificaciones obligó a que los mandos militares y del estado tuvieran que responder por sus elementos. La Sedena informó de la deserción de dos de ellos hace apenas dos meses –aunque sus acreditaciones están vigentes-, mientras que la SSP no ha desmentido que estuvieran adscritos a la protección de su funcionario.

¿Qué pudo motivar que elementos supuestamente en activo fueran capaces de disparar a un hombre indefenso por una simple discusión? ¿Las armas encontradas en su vehículo eran de cargo, tienen registro y/o permiso de portación? ¿Si fueron dados de baja del Ejército hace un par de meses, cuándo fueron incorporados a la SSP? ¿Por qué no pasaron por los exámenes de control de confianza, considerando la responsabilidad que tendrían en la corporación? Son muchas las preguntas que seguramente no tendrán respuesta.

La violencia en Veracruz tiene muchos años que es incontrolable. Desde el gobierno de Fidel Herrera, cada año las cifras de homicidios y delitos graves es peor que en el periodo anterior; sin embargo, se intenta maquillar a partir de parangones que son verdaderamente absurdas. Comparar lo malo con lo peor no ha logrado disimular la muerte de miles de personas en nuestro estado.

El 28 de junio pasado, el gobernador Cuitláhuac García aseguró que “las cosas van muy bien”, en referencia al tema de seguridad y comparó sus cifras con las de Miguel Ángel Yunes, quien en su campaña habría prometido acabar con la inseguridad en seis meses. El actual mandatario dijo que durante su administración -y sin prometerlo- ya han bajado los índices de inseguridad. Según las cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), eso es falso.

Cuitláhuac escogió el peor momento para hacer su declaración. Este fin de semana, el gobierno federal –a través del SNSP- confirmó que el pasado mes de junio ha sido el mes más violento para Veracruz en lo que va del año, con 211 homicidios, y 22 feminicidios. El anuncio sólo vino a confirmar lo que todos los días se lee en los diarios y se sufre en las calles.

La medición de mayo a junio del 2019 en homicidio doloso, muestran un aumento del 4.2 por ciento, de acuerdo con el informe oficial. Las cifras también reportan en junio, 21 secuestros, 12 casos de abuso sexual, 1 mil 715 robos, con un aumento en robos a casa habitación y robo a comercio, según dieron a conocer diversos medios de información con base al informe.

Las últimas cifras del secretariado ejecutivo dan cuenta de siete meses del gobierno estatal -de diciembre del 2018 a junio del 2019-, con un reporte total de: 1 mil 316 homicidios, 115 feminicidios, 217 secuestros, 12 mil 174 robos y 308 extorsiones.

Veracruz es el vivo ejemplo de lo que pasa en un país convulsionado. A nivel nacional, junio también fue el mes más violento del año más violento del que se tenga registro, con un nuevo récord al confirmar 3 mil homicidios dolosos y 79 víctimas de feminicidio, la cifra más alta desde que inició el mandato del presidente López Obrador. Ni la guerra contra el narco de Felipe Calderón arrojó estas cifras ni la tregua ofrecida por el Presidente las ha disminuido.

Por eso no puede decirse que todo es culpa de Cuitláhuac, pero es evidente que no ve las cifras, no las entiende o de plano pretende engañar premeditadamente. Hoy los veracruzanos estamos a merced de la delincuencia con una autoridad omisa y cómplice.

Las del estribo…

  1. Es deleznable que se utilice la imagen de su hijo -durante su campamento de verano- para atacar políticamente al Presidente. El niño no decidió su circunstancia ni es depositario de los enconos que ha sembrado su papá. Sin embargo, para desgracia de él, encarna el doble discurso de una falsa austeridad, gozando de una costosa estancia vacacional entre los niños más ricos de México.
  2. Dice Hipólito Rodríguez, alcalde de Xalapa, que ante la llegada de sargazo al Caribe, muchos turistas han decidido venir a Xalapa. La vergonzante capacidad histriónica de lo absurdo no tiene límites. A menos, claro, que haya optado por convertirse en un cínico y oscuro personaje que disfruta de hacer declaraciones provocadoras. La mentira se ha convertido en la bandera de la 4T jarocha.