Contra lo que pudiera suponerse Javier Duarte no es ningún atolondrado, es un tipo frío y calculador. Aguantó el embate mediático relacionado con su huida, detención, proceso y encarcelamiento. Ya en prisión esperó pacientemente a que barrieran al PRI en las elecciones del año anterior y cuando lo vio en el hoyo, ofreció al nuevo gobierno decir lo que sabe con tal de darle en la torre a quienes lo tienen en la cárcel.
En lo que va de este mes ha ofrecido entrevistas a tres periodistas veracruzanos: Alejandro Aguirre, Víctor Murguía y Filiberto Vargas, en ese orden.
A Alejandro le dijo: “Me entregué en Guatemala a cambio de que dejaran en paz a mi familia; a mi no me detuvieron, yo decidí entregarme… Una vez privado de mi libertad, negocié y me ofrecieron quitarme el delito de Delincuencia Organizada, a cambio de que les diera dinero y aceptara los cargos que fabricaron en mi contra…. Ese dinero me lo dio el ex Presidente Peña Nieto por el cargo de conciencia que tenía, por lo que me había hecho, y se lo entregamos al entonces encargado de despacho de la PGR (Alberto Elías Beltrán)”.
A Víctor Murguía le comentó: “Nada de lo que se me acusa es cierto. Yo estoy orgulloso y no me arrepiento de nada de lo que como gobernador desarrollé e hice por mi pueblo. Yo di mi máximo para mantener la gobernabilidad, la estabilidad social y el equilibrio de una sociedad tan compleja como es la veracruzana”.
Salvo tu mejor opinión lector, ese máximo no ha de haber sido mucho que digamos porque en su administración la delincuencia y la violencia se soltaron el pelo y se resquebrajó algo más que la estabilidad social.
A Víctor también le hizo un comentario que de resultar cierto desilusionará a aquellos que creyeron en la justicia: Nada que ver con las empresas fantasma. “Todo eso acaba de ser decretado por un juez federal y luego por un magistrado de un Tribunal Unitario, como pruebas ilícitas. O sea, se cayeron, ya no existen en mi expediente, no hay pruebas en mi contra”.
Y aprovechó para darle un buen recargón a Miguel Ángel Osorio Chong y a su tocayo Yunes Linares: “Nunca tuve una buena relación con Osorio Chong pues era amigo de Miguel Ángel Yunes, quien me grillaba con Osorio todo el tiempo. Luego, el secretario de Gobernación me intrigó con Peña Nieto y terminé siendo un chivo expiatorio. Yo fui el pagador”.
En su conversación con Filiberto Vargas le dio otro carambazo a la dupla Osorio-Yunes cuando el columnista le dijo que Osorio Chong lo niega todo y exige pruebas. “Es lógico. Por supuesto que no hay documentos firmados, pero su confabulación con Miguel Ángel Yunes fue más que evidente”, contestó Duarte. Y agregó que la vinculación entre ambos existe desde antes de que Osorio Chong fuera gobernador de Hidalgo y que los dos, junto con Humberto Castillejos, el consejero jurídico del presidente Enrique Peña, provocaron su caída.
Conclusión: Duarte tiene permiso (y todas las facilidades) de allá arriba, para borrar del mapa político a Osorio Chong que quiere la candidatura del PRI a la Presidencia de la República en 2024, a Miguel Ángel Yunes Linares que quiere la gubernatura para su hijo. Y de paso a Héctor Yunes.
Como bien sabes lector, Héctor y Miguel Ángel, ambos primos hermanos, compitieron en 2016 por la gubernatura para suceder a Duarte; la contienda la ganó Yunes Linares, pero los primos terminaron envueltos en un pleito al parecer irreconciliable.
Después de la elección Héctor quiso justificar su derrota arguyendo que Duarte le dio dinero hasta en dos ocasiones al candidato de Morena, Cuitláhuac García, para apoyarlo en su campaña. Esto lo ha negado una y otra vez el ex gobernador y lo negó también a Filiberto Vargas.
Por aquel entonces escribí que el único que podría tener esas evidencias, si existían, era el propio Javier Duarte.
Este lunes en el prefacio de su columna Filiberto comenta: “Dicen que lo que hemos escuchado hasta ahora, es apenas el preludio. Cuentan quienes de esto saben que en cuestión de horas (quizá este mismo lunes) estaría circulando un video, que forma parte del material informativo que posee Javier Duarte de Ochoa y que ha prometido dar a la luz. Esto sería apenas ‘una probadita’ de lo que tiene y que le podría interesar al actual gobierno federal. No creían que se atreviera a abrir la boca… ahora no saben cómo callarlo”.
Por supuesto que no aparecerán los millones que le dio a Cuitláhuac (si es que los hubo), pero quizá pudiera salir a relucir la “ayuda” que le dio Héctor Yunes y de ser así el diputado federal le estaría diciendo adiós a su carrera política.
Duarte dijo a Filiberto que seguirá trabajando con sus abogados hasta conseguir su libertad y lanzó la amenaza: “Hay muchos que temen ese momento, saben que saldré como toro de lidia”.
No es verdad, saldrá hecho un condenado huracán de esos que no dejan títere con cabeza a su paso.