Bastaba con salir a la calle para corroborarlo, pero aquí va un dato que no deja lugar a dudas: hemos vivido el junio más cálido desde que existen los registros. Hace mucho, mucho calor. Si lugares como Francia alcanzaban el mes pasado su máxima histórica (unos agradables 45 ºC), el resto del hemisferio norte observaba con desaprensión el constante aumento de las temperaturas. Y eso incluye una vasta porción del planeta Tierra donde los efectos del calentamiento global son más extremos.

El Ártico

Incendios. Lo prueba la inusual temporada de incendios que pueblan las latitudes más septentrionales de Rusia, Canadá y Estados Unidos. Más de un centenar de fuegos arrasaron gigantescas porciones de territorio ártico. Algunos de ellos superaron las 100.000 hectáreas en extensión, superficie muy superior a toda la quemada en Galicia en 2017. Gran parte de ellos se concentran en Siberia, en la República de Saja, mientras que otros tantos lo hacen en Alaska, con más de 369 incendios en 2019

CO2 . El fenómeno afecta a la Tierra de diversos modos. Ninguno es alentador. Tal cantidad de incendios está liberando ingentes cantidades de CO2 a la atmósfera, lo que contribuye en poco a los esfuerzos de la humanidad por reducir sus emisiones. Según explica un geógrafo a Motherboard, los fuegos han liberado 50 megatones de CO2 en el mes de junio. Es una cantidad que supera todo el CO2 emitido por los bosques árticos entre 2010 y 2018.

Extraordinario. Parte de este proceso es normal (los incendios conforman los ciclos naturales de los bosques), pero otra parte, muy grande, es inducida. Tal cantidad de incendios es «inprecedente», muy especialmente en junio, cuando la temporada de fuegos tradicional en el Ártico transita entre julio y agosto. ¿Cuánto debemos al cambio climático? Mucho. La variación no se explica por la acción humana directa, dado que la mayoría del terreno quemado está deshabitado.

Historia. Hace un año sucedió algo similar. Rincones de Europa ajenos al calor, como el norte de Suecia o Finlandia, superaron los 30 ºC, entre 2 ºC y 8 ºC por encima de su media histórica. En países muy boscoso, el resultado fueron incendios. Las llamas consumieron masas forestales antaño vírgenes. Durante los últimos años la escala de los fuegos en Siberia o Alaska ha crecido, así como su extensión en las regiones mediterráneas (llegando a crisis en octubre o noviembre).

Condiciones. Las altas temperaturas son un conductor natural de los incendios. Y el Ártico se está calentando al doble de velocidad que el resto del hemisferio norte. Su listado de calamidades es enorme: desde la fusión de sus aguas con las del Atlántico, fruto de sus corrientes más cálidas, hasta olas de calor extraordinarias en pleno invierno. Ahora suma incendios cada vez más grandes y frecuentes. Las señales de una región particularmente estresada por el cambio climático.

Magnet/Mohorte