Cuando el pasado jueves 27 el presidente de la mesa directiva del Congreso local, José Manuel Pozos Castro, dio a entender que la iniciativa para aprobar los matrimonios igualitarios debería formarse una vez más en la cola porque “hay otras prioridades”, quedó claro que se habían enturbiado las aguas para los diputados de Morena y que no la iban a aprobar.
La iniciativa formaba parte de la orden del día, pero fue retirada de último momento. La víspera, grupos defensores de la familia manifestaron su rechazo lo mismo que las Iglesias católica y evangélica. “La presión se dejó sentir y de arriba ordenaron que se bajara cuando ya estaba para leerse y por eso se bajó” me comentó un diputado de Morena.
“¿Entonces hubo coerción de la Iglesia?”, pregunté. “Para qué te digo que no si sí”, fue la contestación.
La también morenista Mónica Robles Barajas, autora del proyecto, se comunicó con la activista Jazziel Bustamante (promotora y defensora de los matrimonios entre personas del mismo sexo), para decirle que el documento no sería leído ese jueves sino hasta el siguiente. Pero ya está, es un hecho.
Jazziel se quedó vestida y alborotada porque –dijo a los reporteros-, había preparado hasta matracas para festejar el acontecimiento. Y quizá temiendo que los diputados se fueran a arrepentir, los invitó a votar dejando de lado sus creencias religiosas “Porque esto no es de creencias; estamos hablando de derechos humanos”.
Pero de seguro la mentada iniciativa ha de ser algo así como un crucigrama chino o un problema de trigonometría algebraica, porque llegó el “jueves siguiente” y nada. La volvieron a echar pa fuera.
El presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Javier Gómez Cazarín, dijo que sigue “en análisis”. ¿Qué cosa? ¿todavía en análisis? ¿Acaso no han terminado de deletrearla?
Como era de esperarse hubo protestas, Jazziel acusó al diputado de haberse reunido y pactado con el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo. Gómez Cazarín le reviró con un: “No conozco a esa señora, o señorita u lo que sea que hizo ese posicionamiento… o señor”, pero nunca dijo si se había reunido con Suazo.
Jazziel agregó que es lamentable que los propios legisladores de Morena estén “partidos”, y obstaculicen la aprobación de la iniciativa de una diputada (Mónica Robes) que es de su misma bancada.
“No vamos a ceder en nada a nuestros derechos ya ganados, y si Pozos y Cazarín son los que están manteniendo ahí la balanza para que eso no pase, vamos a proceder para que los saquen de Morena” advirtió.
Dijo que las organizaciones LBGT tienen por sabido que tanto José Manuel Pozos como Javier Gómez Cazarín, son quienes se oponen a someter la iniciativa al Pleno. “Queremos que la basura de Morena se saque y si es Cazarín y si es Pozos, quienes están poniendo el dedo, vamos a proceder legalmente”.
Recordó que en Nuevo León y Campeche, los legisladores de Morena que se opusieron al matrimonio igualitario, fueron expulsados del partido por medio de procesos jurídicos, y eso es lo que buscarán repetir en Veracruz. “No existe razón de índole constitucional para no reconocer el matrimonio igualitario, eso dice la Suprema Corte de Justicia desde el 2015. Los diputados no pueden votar en contra de los derechos humanos. Esperemos que las comisiones hagan pronunciamientos”.
En efecto, no existe razón para darle la espalda a los matrimonios igualitarios, lo que existe en el Congreso local es una supina cerrazón legislativa.
Los matrimonios igualitarios ya ni siquiera deberían estar a discusión, porque más temprano que tarde se permitirán en Veracruz. Pero no ahora y quizá tampoco en esta Legislatura donde la mayoría de los diputados de Morena tienen de izquierdistas y liberales, lo que el sacerdote Marcial Maciel tenía de casto y santo.