Alfonso García Huerta, alumno de primer semestre de la Maestría en Gestión Ambiental para la Sustentabilidad de la Universidad Veracruzana (UV), busca generar un sistema estatal de Áreas Naturales Protegidas (ANP) ante las serias amenazas que éstas enfrentan como la expansión humana, contaminación, cambio climático y extracción ilegal de flora y fauna.
En el marco del XV Coloquio de este posgrado, realizado el 1 de julio con el fin de dar a conocer los avances de sus proyectos recepcionales, el ingeniero ambiental expuso su trabajo titulado “Criterios y lineamientos para la creación del sistema estatal de ANP”, con el que busca que dicha estrategia funja como herramienta para el análisis y solución de problemas, dadas las amenazas mencionadas anteriormente.
“Se espera que gobierno, sociedad y organizaciones de la sociedad civil participen en conjunto en el desarrollo de estrategias que promuevan la conservación de las ANP.”
Para lograrlo, se plantea repensar el paradigma de conservación de las ANP y desarrollar estudios de caso en dos áreas de este tipo: La Martinica y Arroyo Moreno, situados en los municipios de Banderilla y Boca del Río, respectivamente.
Alfonso García comentó que el estado de Veracruz tiene 26 ANP que dependen de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), aunque también se clasifican con base en el gobierno que las administre, pues las hay federales, estatales, municipales, privadas y sitios Ramsar.
De ese total, sólo 12 cuentan con un programa de manejo y de éstas sólo siete han sido publicadas en la Gaceta Oficial del Estado de Veracruz.
Sin embargo, generalmente se dice que hay un sistema de ANP sólo porque reúnen información de los espacios, pero carecen de atributos funcionales, es decir, que sirvan para la solución de problemas y propongan estrategias acerca de la mejora en la gestión de los espacios protegidos. Dicho programa de manejo establece ciertas medidas de cómo gestionar el área, qué se puede hacer y qué no. “Es fundamental que cada ANP cuente con un programa de manejo porque la ley así lo establece, aunque no hay información suficiente”.
Es por esa razón que la problemática se plantea analizarla a través de los siguientes casos: La Martinica y la Reserva Ecológica Arroyo Moreno.
El primero corresponde a un bosque mesófilo de montaña que brinda múltiples servicios ambientales y es regulador del microclima; el segundo, es un ecosistema de manglar donde se han reportado tiraderos a cielo abierto, extracción ilegal de flora y fauna, además de contaminación por descarga de aguas negras y residuales.
Por ello, es importante analizar estos fenómenos e identificar los factores que los ocasionan por medio de una metodología llamada “Herramienta de seguimiento de la efectividad de la gestión”, la cual es reconocida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Fondo Mundial para la Naturaleza.
Se trata de una evaluación rápida que permitirá pasar de una etapa de gestión a una de acción, aunado a entrevistas con autoridades, investigadores, organizaciones civiles y población aledaña a las ANP.
“Las entrevistas generarán una visión de cada uno de estos actores y de esa manera se podrán contrastar puntos de opinión y desarrollar oportunidades de mejora.”
A partir de la gestión adaptativa también se tomarán en cuenta medidas establecidas anteriormente para ofrecer mejores resultados en un futuro.
UV/Claudia Peralta Vázquez