La individualidad ha ocupado el lugar de la fe, todo esclavo, lo es, únicamente por consentimiento.
La razón, se va extraviando, la política, como máxima expresión del hombre, se va precipitando,
convertida en torre de Babel, en donde no se entienden los unos con los otros, la sinrazón es la
antibiblia de la razón, el pueblo, que soporta el consentimiento de su esclavitud, se dirige al cielo,
en oración permanente, en la miseria de su infierno.
Coriolano ( cognomen 493 a. C.) forma parte de las cinco mejores tragedias del dramaturgo
William Shakespeare. La obra gira alrededor de Cayo Marcio Coriolano, el brillante general y
político romano de la República del siglo V a.C. En ella, Shakespeare, manifiesta el abismo de lo
humano, que lleva a la consagración a los pueblos y a los hombres, que se revelan ante lo
monstruoso de las acciones de quienes gobiernan, manipulando a los individuos, que con temor,
pocos se atreven a manifestarse o disolver el daño que le hacen a la colectividad.
En la escena primera, de Coriolano, un ciudadano pregunta al pueblo: ¿Están decididos a dar la
vida o prefieren morir de hambre?
El pueblo responde: Decididos, absolutamente decididos.
El ciudadano continúa: Nos tienen en la pobreza. Tienen todo. Lo que las autoridades guardan de
más y no sueltan aliviaría nuestra situación. Si nos dejaran tomar siquiera lo que ya se derrama de
las bodegas repletas, diríamos que son humanos. Pero no, piensan que sería caro y prefieren que
se pudra. El sometimiento que nos afrenta, causa de nuestra miseria, es el inventario donde
registran renglón a renglón su abundancia. Nuestro sufrimiento es igual a su ganancia. Esto lo
vamos a vengar con los filos de nuestras lanzas o seremos despreciables. Y los dioses saben que
digo esto por el hambre que tengo, no por sed de venganza.
Coriolano, obra escrita por Shakespeare alrededor de 1608, sigue siendo uno de los retos colosales
para nuestros días. La escena en que se encierra nuestra sociedad, está reflejada en ella. La
discusión pública más allá de la horda en que se ha convertido, demanda certeza, eficiencia,
eficacia, honestidad, honestidad, honestidad, rendición de cuentas, gobernanza y gobernabilidad,
porque se han roto los vínculos sociales y espirituales que unen a una sociedad. Hay
incertidumbre, en escenarios que parecen de otros mundos, que tienen un insondable sentido de
lo inimaginable, una mentalidad que va construyendo los cimientos profundos de la insurrección.
Un drama sociopolítico que desentraña el divorcio entre la esperanza y la masa, ante la insolencia
de quienes por azar arribaron al poder.
Es, precisamente, ese contrapunto de insolencia de quienes se sienten poderosos, en un Estado
absolutista, entre una sociedad que clama por la atención política como un bien común, y un
sector “privilegiado” que decide todo “para el pueblo pero sin el pueblo”, lo que permite pensar
en temas del presente, en sociedades como la nuestra: ¿Qué tanto puede resistir una democracia
incipiente los embates de un pueblo hambriento, sin dinero, sin esperanza ya?, ante la gestación de un clima de manipulación política, que deteriora el tejido social y las instituciones, en una
democracia frágil, recién parida, recién esperanzada.
El entorno de obsolescencia, rodeado de infortunios, parece invencible. La soberbia tiene un
enemigo mayor: la realpolitik de un pueblo con hambre, pobreza y miseria social, en un Estado
que se rompe y se dispersa ante la noción de: El Estado “soy yo”.
Drama de un sistema, en el que orbita la decepción, porque se ha cambiado de rostro pero no de
identidad, de forma, pero no de fondo, en un pueblo que anda en la búsqueda de solventar las
necesidades primigenias, este se ha aliado al partido Hartazgo, para deshacerse de la corrosión y
de las cadenas de complicidades que tanto daño le han causado en el pasado reciente, he hizo
triunfar a MoReNa.
Pero los morenistas, los de los cargos públicos, los de elección popular, están construyendo un
nuevo e inquietante aliado en el pueblo, el partido de la Decepción, en alianza con la
Desesperación. De no corregir de inmediato esto, de no integrar las experiencias a la gobernanza
para la gobernabilidad, de no atender los aspectos científicos y técnicos para soportar la
economía, que sostiene el tejido social, de no escuchar las razones de la razón para construir
proyectos para el desarrollo, la estrella del destino, incandescente como es, consume ya, el
palabrerío de los discursos y las pírricas acciones. El pueblo asume una nueva postura salomónica,
volver por los mismos, porque, más vale malo por conocido, que bueno por conocer.
Ludwing van Beethoven inspirado en la grandeza de Cayo Marcio Coriolano, quien con valentía,
arrojo y fuerza de voluntad dirige el asalto a la ciudad volsca de Corioli, salvando al ejército
romano de la derrota, consagra este hecho en la Obertura Coriolano, Op. 62, opus que dedica al
drama Coriolano (1804) del dramaturgo, poeta y jurista alemán Heinrich Joseph von Collin.
Coriolano, gozó en Roma de una popularidad sin límites, pero por su ideología conservadora en
exceso y, por intentar ganar el favor del senado romano, Coriolano se enfrentó a las inclinaciones
democráticas del pueblo, acusándolo de la hambruna que azotaba a la ciudad, por instigar a la
plebe a no trabajar la tierra. De esta forma se ganó enemigos que le dificultaron ganar la
subsecuente elección para ser cónsul. Por su forma de vida se le culpó de malversación de fondos
públicos y sedición, fue encarcelado y desterrado de Roma.
Al intentar regresar a Roma, Coriolano alista un ejército con los volscos, para invadir la ciudad, en
alianza con Tullius Aufidios, adinerado noble volsco, junto con la Liga latina y otros pueblos
montañeses. Pero la empresa fracasa ya en el asedio, cediendo Cayo Marcio Coriolano ante la
intervención de las matronas de la ciudad de Roma, encabezadas por su madre, su hermana y la
esposa de éste, para que no la invadiera. Luego de este episodio, Coriolano es repudiado por toda
la Liga latina y Aufidius, el rico comerciante. Lo llevan a juicio. Temiendo Aufidius que Coriolano
sea absuelto, ordena su inmediata lapidación antes de conocer la sentencia.
El populismo patriótico, el discurso fácil se dedica a demonizar el pasado, como si se tratara del
apocalipsis, con argumentos que, sirven cuando mucho, para explicar o explicarse porqué
surgieron otras opciones constituidas en partidos de reciente creación, que enmascaran su éxito o
fracaso actual, señalando insistentemente a un pasado ominoso, por lo cual se les puso a cargo
para solucionar. A un año del triunfo electoral del lopezobradorismo, México espera aún en estas
condiciones, las reformas estructurales serias, como una alternativa que permita ir superando los profundos contrastes de la desigualdad social, la inseguridad y el deterioro económico que tiene
en vilo a este país, a no ser que esto, sea también una tragedia.
Sintácticas
Bíblico:
De el discurso en el monte de los Olivos:
4 Jesús les dijo: Mirad que nadie os engañe.
24 Se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal
manera que engañaran, si fuere posible, aun a los escogidos.
Del profeta Moramlo:
No mentir, no robar…..y no abuelear.
Honesto, honesto, honesto, siete veces, es sospechoso.
De Cagancho en Almagro, el torero español gitano:
No la caganches manito.
Filarmónica de Viena. Ludwing van Beethoven. Obertura Coriolano Op. 62. Director: Christhian
Thielemann: