Contra quienes opinan que este 7 de junio, Día de la Libertad de Expresión, no hay nada que festejar, nosotros les decimos: sí. Expresar nuestras opiniones e informar con objetividad sobre lo que está sucediendo en la entidad es una forma de ejercer precisamente nuestra libertad de expresión. Que este noble oficio no da para subsistir, es otra cosa. A los gobiernos que hemos padecido desde Javier Duarte, pasando por el de Miguel Ángel Yunes y ahora el morenista, no les interesa lo que prensa informe sobre sus corruptelas, los negocios que hacen al amparo del poder, las violaciones que cometen a leyes y reglamentos, los homicidios que se han cometido contra colegas periodistas a quienes primero criminalizan y luego informan de sus decesos. Los periodistas veracruzanos hemos vivido en estos últimos dos años la peor degradación de lo que debiera ser un oficio respetable; primero, cuando Fidel Herrera Beltrán habilitó como “periodistas” a decenas de mercenarios quienes sin saber nada del oficio crearon medios que les sirvieron como parapeto para cobrar millonarios contratos de publicidad; luego, la descalificación de quienes se sintieron expertos de las redes sociales que hicieron a un lado a los comunicadores porque, según ellos, no eran útiles para la sociedad y, menos, para los fines políticos de las bandas delictivas en el poder. Tras la detención de Javier Duarte, recluido en un penal de la CDMX, y la derrota estruendosa de Miguel Ángel Yunes Márquez, los periodistas que luchamos porque esto fuera posible, que denunciamos en su  momento esas arbitrariedades a costa de nuestra seguridad, seguimos creyendo que el ejercicio de la libertad de expresión mediante el ejercicio periodístico es indispensable en el desarrollo democrático de cualquier comunidad o país. Convencidos de esto, seguiremos en la lucha contra quienes hoy confunden la filiación política con el profesionalismo, y luchando también contra los falsos redentores de la libertad de expresión que solo la han usado para amasar grandes fortunas o para viajar por el mundo con nuestra falsa representación.